Boletín UNAM-DGCS-389
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
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Fueron encontrados a más de tres mil metros
de profundidad en el Golfo de México
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Comunidades biológicas viven en condiciones
extraordinarias con sustancias tóxicas, por debajo del subsuelo marino
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La corresponsable del proyecto es Elva
Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología
Por primera vez en el ámbito
mundial, científicos de las universidades Nacional Autónoma de México, de
Bremen–GEOMAR de Alemania y de Texas A&M, Estados Unidos, descubrieron en
las aguas oceánicas del Golfo de México –a más de tres mil metros de
profundidad– una nueva formación geológica, volcanes de asfalto con petróleo y
metano naturales, donde vive un ecosistema diferente.
En él, preponderan comunidades
biológicas como bacterias que viven de esos materiales, e invertebrados como
cangrejos, gusanos de tubo y mejillones que siguen la cadena alimenticia.
El hallazgo de compuestos y
recursos energéticos, muestran que aún en condiciones extraordinarias hay vida,
incluso por debajo del subsuelo marino, aseguró Elva Escobar Briones,
corresponsable del proyecto Estudio de las comunidades asociadas a los fondos
marinos en el mar profundo del Golfo de México, del Instituto de Ciencias del
Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
En conferencia de prensa, el
director del Instituto de Geofísica (IGf), Jaime Urrutia Fucugauchi; la
secretaría Académica del ICML, María Luisa Machain; el investigador del IGf,
Carlos Mortera Gutiérrez, y Escobar Briones, informaron sobre este
descubrimiento, único en el mundo.
La especialista en biología
marina y quien fue la creadora del proyecto que inició en 1997, Elva Escobar,
explicó que como resultado de las exploraciones se encontraron nuevos ambientes
que permiten ubicar otra geología, como el vulcanismo de asfalto, antes
desconocido en el orbe y, menos, en otro planeta o asteroide, lo cual se
convierte en una importante contribución a la ciencia.
También, destacó, se localizó
un tipo de ecosistema biológico diferente que con anterioridad sólo ser
encontraba en aguas bajas, con menos profundidad, pero ahora se haya estable y
puede subsistir en medio de compuestos tóxicos, originados por el flujo de
chapopote que conforman los volcanes, metano cristalizado –hidratos de metano
naturales– y gaseoso, petróleo y carbonatos.
Informó que la expedición se
llevó a cabo del 15 de octubre al 11 de noviembre de 2003, siendo el primero de
éste último mes cuando hicieron el descubrimiento. El 14 de mayo de este año
fue dado a conocer internacionalmente al publicarse en la revista Science.
Son corresponsables en la
investigación: Ian Rosman Mac Donald y Gerhard Bohrmann, quienes participaron
con su equipo de trabajo. México fue representado por la UNAM, con la
colaboración del geólogo de la Unidad Académica Puerto Morelos del ICML, Paul
Blanchon, y del vulcanólogo del Instituto de Geofísica, Carlos Mortera.
En el estudio
interdisciplinario de las muestras, todas traídas a México, en forma específica
a la Universidad, participan especialistas de diversas entidades, como los
institutos de Ecología y de Ciencias Nucleares.
Elva Escobar y Carlos Mortera
subrayaron que de éstos recursos el metano gaseoso y el petróleo se liberan en
el mar y de él hasta la atmósfera, de manera que participan en el cambio
gradual de las condiciones del clima.
La expedición, expusieron,
tuvo como objetivo realizar estudios de ciencia básica, que han abierto una
gran ventana a investigaciones de recursos naturales, tanto biológicos como
energéticos, y permiten un nuevo conocimiento de lo que México tiene como
potencial de beneficio económico.
Además, detallaron, con las
muestras recolectadas, entre rocas, petróleo y organismos, y los resultados que
se obtengan de su análisis se podrá caracterizar la naturaleza de ese petróleo
y metano cristalizado, así como entender los procesos ecológicos que determinan
la vida en la Tierra bajo condiciones extremas y la forma en que contribuyen al
calentamiento global.
En materia social y económica,
los investigadores universitarios consideraron que el hallazgo es de relevancia
nacional, porque se encontraron sitios susceptibles de usufructo energético
localizados en la planicie abisal del Golfo de México, en la bahía de Campeche,
a más de tres mil metros de profundidad, siendo menos de 500 metros las máximas exploradas en nuestras aguas y a
menos de 100 metros las explotadas en la actualidad. La zona abarca un grado
latitud y uno longitud.
Argumentaron que durante la
primera etapa realizaron trabajos de batimetría, es decir, se conoció la
topografía del fondo marino, uno de los aspectos que nuestro país no efectuaba
en forma sistemática pero es requerido para estudios oceanográficos.
Así, se identificó el fondo,
su rugosidad, elevación y estructuras de naturaleza geológica como montes,
infiltraciones frías o hidrotermales, taludes, planicies, arrecifes fósiles,
que albergan gran cantidad de fauna, mucha de ella endémica. Esto es, gran
cantidad de recursos biológicos y energéticos con los que contamos.
El segundo paso fue el
reconocimiento, a través de videos e imágenes. El equipo utilizado permitió ver
en tiempo real el fondo marino. Aquí se encontraron los volcanes de asfalto,
antes desconocidos, asociados a domos salinos subsuperficiales.
Por lo regular estos domos se
forman en gran abundancia en cuencas como la del norte del Golfo de México,
sobre el talud continental, comúnmente entre los 200 y los mil metros. Asociado
a ellos hay petróleo, metano cristalizado y gaseoso y otros elementos. Ahora
los volcanes de asfalto fueron encontrados a más de tres mil metros de
profundidad, lo que significaría 300 atmósferas.
A esa distancia la presión es
grande, la temperatura de hasta cuatro grados centígrados, y la vida marina
depende, en su mayoría, sólo de lo que en forma directa aporta la columna de
agua al fondo. Esto es, producción primaria en la superficie y de manera
eventual se deposita abajo, lo que capturan los organismos.
Los volcanes tienen una altura
de 100 a 800 metros de altura y tienen un diámetro desde 200 metros hasta un
kilómetro de amplitud. De las fracturas, producto de las bajas temperaturas, ha
habido varias emanaciones de asfalto y en forma asociada crecen bacterias y
organismos que se alimentan de ellas, como los gusanos de tubo y almejas, así
como equinodermos, crustáceos y peces.
Una pregunta que se deberá
responder en los próximos años, planteó Elva Escobar, es entender cómo
sustancias tóxicas como asfaltos y asfaltenos, derivados de la descomposición
del petróleo, pueden ser degradados por organismos vivos, que en este caso son
bacterias y arqueas, los cuales constituyen una cadena alimenticia compleja y
todo un oasis.
De las muestras recolectadas
por equipos denominados dragas y nucleadores, se encontraron carbonatos, de los
que escurre petróleo líquido, metano gaseoso y cristalizado, así como el
sedimento conocido como mousse.
La especialista manifestó la
necesidad de que instancias como la Secretaría de Energía, Petróleos Mexicanos
y el Instituto Mexicano del Petróleo colaboren con recursos económicos,
técnicos y humanos en estas investigaciones. Así sabrán con qué recursos cuenta
el país, cómo utilizarlos y explotarlos en forma sustentable.
Por ello, se analizarán cuáles
son reservas de petróleo, la calidad a grandes profundidades y su potencial,
para ser explotado a fin de determinar el posible beneficio económico para la
nación.
Para los años siguientes,
previó, en el marco biológico buscarán explorar y entender cómo subsiste esta
vida en los sitios mencionados y cómo se generan estos oasis y permiten la alta
diversidad de vida.
En el aspecto geológico y
geosísmico, explorarán y esperan sea en
forma conjunta con Pemex y la Secretaría de Energía, cómo se distribuyen estos
recursos, si son homogéneos o pequeños parches.
En el marco internacional,
agregó, se espera continuar con estas exploraciones conjuntas con el propósito
de generar nueva tecnología para realizar estas investigaciones con mayor
precisión.
En lo referente a la formación
de especialistas, sostuvo que la investigación es de relevancia, porque en los
próximos años permitirá incorporar a un grupo de estudiantes que colaboren en
forma conjunta con los científicos en temas novedosos y de importancia para la
generación de fuentes de trabajo.
Luego, comentó que en otras
partes del mundo se ha encontrado metano en aguas más someras, por ejemplo
frente al África, en el norte del Golfo de México, en las costas mexicanas del
Pacífico, y en Japón. El petróleo de
profundidad se conoce perfectamente en los océanos Pacífico y Atlántico.
A su vez, Jaime Urrutia
sostuvo que en México hay una importante tradición de estudios de ciencias de
la tierra, además de ser una nación petrolera y minera.
Resaltó que en su mayoría se
refieren a las zonas someras y hay muy pocos sobre las profundidades del mar,
por lo que esta labor universitaria será de suma relevancia.
En tanto, María Luisa Machain recalcó el desarrollo de
proyectos inter y multidisciplinarios, en busca de mejores resultados. Este
estudio de gran envergadura, dijo, tiene una línea de investigación de
vanguardia en el ámbito académico.
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FOTO 1
Elva Escobar Briones, del Instituto
de Ciencias del Mar y Limnología, presenta las muestras de roca de los volcanes
de asfalto con petróleo y metano naturales, descubiertos en el mar, a más de
tres mil metros de profundidad por investigadores de la UNAM, Bremen–Geomar de
Alemania y de la Texas A&M, Estados Unidos.
FOTO 2
María Luisa Machain, secretaria
Académica del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología; Jaime Urrutia
Fucugauchi, director del Instituto de Geofísica, y Elva Escobar Briones, del
ICML y corresponsable de la investigación que permitió el descubrimiento de
volcanes de asfalto con petróleo y metano naturales en las aguas oceánicas del
Golfo de México, a más de tres mil metros de profundidad.
FOTO 3
Carlos Mortera y Elva Escobar, de los institutos de Geofísica y de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, respectivamente, al dar a conocer en México el hallazgo de volcanes de asfalto con petróleo y metano naturales, cuya existencia se desconocía.