06:00 hrs. Mayo 21 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-380

Ciudad Universitaria

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EL RATING DE LOS MEDIOS NO CONLLEVA ÉTICA NI RESPONSABILIDAD, COINCIDEN EXPERTOS

 

·        Si  no hay show de por medio, no hay rating, y la noticia ya no es información, sino espectáculo: Florence Toussaint, de la FCPyS

·        Mayté Noriega expuso que en los medios electrónicos, las violaciones a la ley dejaron de ser una audacia de conductores o actores

·        Los contenidos de los programas han participado en un cambio cultural retrógrado, consideró el catedrático universitario Carlos Ramos Padilla

·        Concluyó el Seminario Ética, responsabilidad y medios electrónicos en la Casa Universitaria del Libro

 

El rating no tiene ética, ni responsabilidad, y los medios que se escudan en éste para violar las normas que nos rigen como sociedad, hacen que el tejido social de México, de por sí lastimado, acabe de romperse, y nos convierten a todos en espectadores de nuestra propia debacle, afirmó Florence Toussaint profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

 

Al participar en la última mesa del Seminario Ética, responsabilidad y medios electrónicos, la especialista apuntó que en el país se ha dejado avanzar el proceso de espectacularidad, que ha arrasado con todo, y no se han puesto límites legales ni éticos.

 

Toussaint afirmó que “si  no hay show de por medio, no hay rating y la noticia ya no es información, sino  espectáculo, elaborado a costa de políticos corruptos, muertos, decapitados y hasta de pleitos de comadres”.

Así, abundó, los lineamientos morales que rigen la difusión de programas tienen que ver, en primer lugar, que éstos sean aceptados por el público y por los anunciantes, según la medición de la audiencia. “No importan los principios, sino los resultados, y a partir de esto se  conforman conductas que constituyen los patrones éticos y de responsabilidad de los medios”.

 

En mesa El rating… ¿cueste lo que cueste?, moderada por Gustavo Rentería, de Radio Fórmula, la especialista opinó que en México, aunque existen leyes que determinan el comportamiento de los medios, éstos las ignoran con frecuencia, y si se les llama  la atención contestan con un llamado a la defensa de la libertad de expresión para responder a sus críticos.

 

Explicó que el rating es una muestra que no representa a toda la sociedad mexicana, pues es el resultado de una medición de aparatos encendidos en un tiempo y durante un programa, cuyo puntaje refiere cientos o miles de personas que se convierten en espectadores.

 

Sin embargo, continuó, pasó a ser un elemento fundamental de decisión. Así, se volvió importante como justificación ante los críticos y las autoridades de la puesta al aire de ciertos programas. Además, indicó que los concesionarios justifican las transmisiones con la frase “la audiencia lo pide” para enfrentar la censura.

 

En tanto, Mayté Noriega, conductora productora de PCTV, dijo que en los medios electrónicos, las violaciones a la ley dejaron de ser una audacia de conductores o actores porque no se vigila su observancia y cumplimiento. “Ya nadie sanciona. Se puede decir todo y de la peor manera porque el rating así lo exige”.

 

Los analistas de las televisoras han detectado que el empleo reiterado de “malas palabras” y de albures aumenta la audiencia, por ello, hasta en los noticiarios se alienta el uso del doble sentido o las ofensas. “La ‘frescura’, la espontaneidad que da la falta de pudor y la ignorancia, tienen receptores”.

 

 

 

 

Noriega expuso que la “desnudez” intelectual, ingenuidad, oportunismo y falta de oficio han hecho que la popularidad de los personajes de la política más “notorios” acaparen las pantallas de los noticiarios. “Asistimos a la desintegración del país, al desprecio de la cultura y sus manifestaciones”.

 

En los medios, sentenció, hace falta responsabilidad, o sea, responder ante alguien. Sin embargo, ellos no lo hacen sino ante sus propios intereses y se han convertido en fines, sobre todo, para detentar dinero.

 

Nicolás Alvarado, director general de la revista El Huevo y conductor del programa “Suave es la noche”, de Canal 22, expuso que no es posible producir radio ni televisión a contracorriente del mercado. Si no hay anuncios ni quien subvencione los costos operativos de canales privados no hay contenidos, ni buenos ni malos. Por ello se impone una solución de compromiso: adecuar los programas a la lógica mercantil.

 

El público, por lo general, busca diversión gratuita e instantánea. Pero tal hecho no se contrapone con la buena televisión y al buen radio. Conservando las formas de “seducción”, de espectacularidad, es tiempo de devolver a las transmisiones el papel que les corresponde en las transformaciones culturales y psicológicas de nuestros tiempos. Deben ser inteligentes, formativos, atractivos, exitosos y rentables, refirió.

 

El rating “cueste lo que cueste” es el camino para hacer la peor televisión; pero tampoco se trata de hacer “arte y cultura hasta la sepultura”. Lo mejor, dijo, es pagar el precio justo: el de la creatividad, basada en la innovación y el compromiso, con ayuda de profesionales, quienes, empero, no existen sino a cuentagotas.

 

Antes, en la mesa Medios electrónicos ¿informan o deforman?, Carlos Ramos Padilla, catedrático universitario, columnista y conductor de "En la noticia" de ABC Radio, afirmó que los contenidos de los programas de los medios electrónicos han participado, y de forma grave, en la deformación y en un cambio cultural retrógrado, con estímulos a la agresión y ámbitos nocivos que empañan al civismo y deterioran el lenguaje. Además, han permitido una deformación de la realidad, la cual no sólo transmiten, sino que, en ocasiones, producen.

Señaló que en México, "alguien" nos hizo creer que la alternancia y la democracia nos permitirían superarnos como nación y se nos ofreció más y mejor libertad de expresión.

 

No obstante, entre una política entrampada en pleitos y una sociedad confundida, estancada, irritada y apática se hallan los medios electrónicos, donde se litigan los asuntos más graves y controvertidos del país.

 

Abundó que en la actualidad se permite que se violenten los más elementales articulados que rigen a aquellos en la Ley Federal de Radio y TV. Así sucede cuando los comunicadores son sujetos a sanción, y los medios a condicionantes comerciales o de concesión.

 

Los medios electrónicos, finalizó, "estamos para servir, informar, orientar, entretener y divulgar. Sin embargo, la propia realidad lleva a reflexionar si, en especial, los espacios noticiosos informan o deforman".

 

En tanto, Tere Vale, conductora en Radio Fórmula y catedrática, opinó que el avance de los medios de comunicación y su influencia en la sociedad mexicana ha representado un retroceso democrático para nuestro país.

 

Ellos y los líderes de opinión, de cierta manera, "pensamos que tenemos la ley en la mano. Determinamos los índices de popularidad y jerarquizamos los temas. Por eso habría que reflexionar si tales 'decididores' de la realidad nacional hacen un trabajo responsable y serio", indicó.

 

Para el político, sostuvo la experta, la comunicación y la imagen son dos elementos fundamentales de estrategia, más aún que tomar buenas decisiones. En ese sentido, lo más importante es cómo se comunica lo que se hace, aunque lo realizado no tenga la suficiente sustancia.

 

Eso ha generado una enorme indiferencia cívica. "Estamos saturados de información tratada de manera escandalosa o superficial. Todo se decide en el ágora electrónico, ya no existe la plaza pública y está desvirtuado cualquier espacio de convivencia para la reflexión", aseguró.

 

En ese sentido, agregó, los medios son generadores de alienación y el único poder sin contrapoder o contrapeso. Pueden despolitizar e inmovilizar, lo cual debe hacer pensar, sobre todo a los profesionales del área, acerca del tipo de periodismo que desean desarrollar. La aspiración es que sea cívico, crítico y responsable, inteligente, reflexivo, comprometido y despertador de conciencias.

 

Jorge Lumbreras, catedrático de la FCPyS y comentarista político refirió que las sociedades de la información han construido una segunda naturaleza para percibir lo que ocurre en el entorno. Eso lleva a pensar que en el siglo XXI asistimos a una nueva invención de la política, que pasa por los medios de comunicación, donde se define la agenda de discusión pública. Ellos son la mediación entre realidad y percepción.

 

Se ha construido una política mediática, del marketing y la ficción. Pero esa no sirve para resolver los problemas, sobre todo en sociedades como la nuestra, donde la mitad de la población vive en condiciones de pobreza y las contradicciones sociales y estructurales se aceleran de forma expansiva y profunda. Por ello, los medios y políticos se equivocan al comprometer su trayectoria y capacidades en la farsa de la imagen, argumentó.

 

Sin la construcción de una radio y televisión públicas, sin una democratización profunda en México, los riesgos exponenciales son, no sólo para procesar el conflicto social, sino para tener patrones mínimos de estabilidad y desarrollo, concluyó.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

Gustavo Rentería, Mayté Noriega, Florence Toussaint  y Nicolás Alvarado, durante su participación en el Seminario Ética, responsabilidad y medios electrónicos.

 

FOTO 2

Aspecto de la mesa “Medios electrónicos... ¿informan o deforman?”, en donde intervinieron Irene Moreno, Jorge Lumbreras, Tere Vale y Carlos Ramos Padilla.