· En esta modalidad los agentes políticos y económicos hacen uso de datos al amparo del poder en turno

· Sólo quien posee libertad en el movimiento de capitales, puede manejar grandes cantidades de dinero

· Los códigos penales no han tipificado esta actividad. De ahí la importancia de adecuar la legislación

Hacer uso de información privilegiada para enriquecerse de los procesos de reforma y liberalización económica es parte de la nueva corrupción, vigente en los países desarrollados que manejan el gran capital, señaló Oscar Ugarteche, de la Universidad Católica del Perú.

Al dictar la conferencia La corrupción. Una visión del sur. El caso Perú, en el Auditorio del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM, consideró como “viejo” aquel fenómeno donde a cambio de un pago se “aceitaba” a la burocracia para que funcionase dentro de un Estado rígido.

Para entender este fenómeno debe considerarse que los datos son armas económicas, y utilizados con antelación colocan al resto de agentes políticos y comerciales en situaciones de desigualdad.

Por ejemplo, cierto funcionario le dice a un amigo que privatizará una empresa. Le informa que el precio base es de mil 500 millones de dólares. Al enterarse antes que sus competidores, apuesta dos mil millones y gana la venta. Quien le da los créditos para ello es el Estado.

Lo anterior, asegura el especialista, no es un delito penal, porque los códigos en la materia no lo han tipificado. Ese es el primer problema. De ahí la importancia de adecuar la legislación. Ello denota una debilidad institucional; es un conflicto que hay que resolver.

Recalcó que para hacerse corrupto también se necesita un proceso de aprendizaje, similar al de robar. Es decir, “la persona se une con gente que realiza actos de la misma naturaleza, y cuestiona, escucha y al estar enterado de cómo se lleva a cabo, actúa”.

Indicó que en este negocio el operador no actúa solo, debido a que los volúmenes monetarios son enormes; además, utiliza estrategias complejas para lograr los fines que se propone. Sus participantes, dijo, funcionan en red. Sólo quien posee libertad en el movimiento de capitales, puede manejar grandes cifras. Si se tuviera control o supervisión de ellas, esto no sucedería.

Por lo general se presenta donde fluye el dinero, como Enron, MCI, Adelphia, Parmalat, donde se maquillaron los balances con ayuda de auditores internacionales para beneficio del presidente del Directorio y del gerente de Finanzas, que usaron informes privilegiados para vender su posición accionaria en la empresa antes de que quebrara.

Oscar Ugarteche señaló que los ejemplos anteriores son algunos de los 34 casos analizados por el especialista. Éstos habían sido denunciados durante la década de los noventa como grandes casos de corrupción, pero no habían sido estudiados.

Otro tipo son los empresarios que rescatan su inversión a costa del Estado, lo que demuestra que el desarrollo del capitalismo en América Latina no depende del manejo del riesgo, sino de la relación con el poder de turno. Si no se exige corrección se vulnerará a las sociedades, porque no hay ley, justicia ni futuro.

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La nueva corrupción, que proviene de los procesos de reforma y liberalización económica, está vigente en los países desarrollados que manejan el gran capital, consideró en la UNAM Óscar Ugarteche, de la Universidad Católica del Perú.

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En el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, el académico peruano Óscar Ugarteche habló sobre “La corrupción. Una visión del sur. El caso de Perú”.