12:00 hrs. Mayo 10 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-344

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final de boletín

 

TRABAJAN ESPECIALISTAS DE LA UNAM EN EL DESARROLLO DE NUEVO TRATAMIENTO PARA LA CIRROSIS HEPÁTICA

 

·        Son del Instituto de Fisiología Celular, informó Victoria Chagoya, responsable del proyecto

·        Sus causas más frecuentes son la hepatitis crónica y el alcoholismo

·        El padecimiento provoca que la estructura del hígado se modifique al ser cubierta por fibras, hasta el grado de deteriorar las funciones propias del órgano

·         Con su aplicación el paciente mejora su calidad de vida y los sangrados, encefalopatías y acumulación de líquido en el abdomen aminoran

 

Para enfrentar la cirrosis hepática y otros trastornos crónicos y degenerativos del hígado, que en el mediano o largo plazo conducen a la muerte, científicos del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM desarrollan un nuevo medicamento basado en el derivado de un compuesto fisiológico.

 

Hasta ahora se tiene la certeza de que este trabajo científico evita el progreso de la enfermedad y aunque determinar la desaparición de ésta es prematuro, la sustancia está abierta a la investigación.

 

La doctora Victoria Chagoya, quien encabeza la investigación, señaló que esta dolencia es de evolución lenta y progresiva, pues tarda hasta 20 o 30 años en manifestarse en sus fases más avanzadas y, hasta el momento, no había forma de detenerla o revertirla.

 

La destacada científica, que investiga el metabolismo hepático desde hace 40 años, junto con sus colaboradores centra su atención en esta etapa en una sustancia capaz de modificar, de manera clara y evidente, los flujos metabólicos, y que aumenta los niveles de energía en las células y los tejidos del hígado.

 

Este hallazgo fue parteaguas en nuestra investigación –adelantó–, porque se sabe que en la mayor parte de las enfermedades degenerativas un factor común es la disminución energética.

 

Las pruebas experimentales se realizaron en ratas con intoxicación aguda y crónica, en las cuales se notó, primero, la desaparición de efectos nocivos, un incremento energético y el impedimento y reversión de la cirrosis. El hígado recuperó en alto porcentaje sus funciones al quedar eliminadas las fibras que lo dañaban.

 

Victoria Chagoya informó que ya se han hecho pruebas en humanos y se han obtenido buenos resultados. El paciente mejora su calidad de vida y los sangrados, encefalopatías y acumulación de líquido en el abdomen aminoran; además, recupera fuerzas.

 

Este órgano es el “laboratorio” del organismo, donde se fabrican y sintetizan compuestos útiles para otros tejidos. De allí que la cirrosis produzca efectos negativos en otros órganos, como los riñones, el páncreas e, incluso, el sistema nervioso a causa de las encefalopatías.

 

Esta dolencia ocupa, junto con otros padecimientos crónicos de este órgano, el tercer lugar en decesos de personas entre los 30 y 64 años, según cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática en el 2001.

 

La investigadora emérita explicó que la “arquitectura” del hígado, su estructura, se modifica al ser cubierta por fibras, al grado de que se deterioran sus funciones: “Se considera una complicación silenciosa, porque se manifiesta cuando su grado de avance es alto, de hasta el 95 por ciento, cuando su mecánica está gravemente disminuida”.

 

Por ello, algunos pacientes recurren al transplante, con los problemas y riesgos que implica, como la disponibilidad de donadores, el costo de la cirugía y la compatibilidad inmunológica, entre otros.

 

Las causas más frecuentes para desarrollar este mal son la hepatitis crónica y el alcoholismo. De hecho, refirió la especialista, ambos factores son equiparables porcentualmente.

 

Antes de 1990, recordó, no se podía detectar el virus en la sangre, por lo que muchas personas se infectaron vía transfusiones. Debido a su evolución lenta, en la actualidad se registra un gran número de sujetos que fueron transfundidos hace años y que sin saberlo la adquirieron.

 

Chagoya aclaró que no todos los casos de hepatitis C degeneran en cirrosis. Lo hace 40 por ciento de las personas infectadas y otro 10 por ciento deriva en cáncer. El resto son “portadores”. Ello se debe, al parecer, a factores inmunológicos, ambientales y nutricionales. Lo mismo ocurre entre los alcohólicos.

 

Cuando está en grado avanzado, abundó, se manifiesta en el torrente sanguíneo del paciente una elevación de transaminasas y de otras enzimas, que son marcadores de daño hepático.

 

A pesar de que se prescribe al enfermo cuidar su alimentación y actividades, el deterioro avanza. Eso causa innumerables gastos en las instituciones de salud, porque sus manifestaciones, como los sangrados y la encefalopatía, requieren de internamiento.

 

Los enfermos pueden sentirse cansados y presentar tinte amarillo en la piel (ictericia). No tienen deseos de trabajar, caminar y no pueden siquiera subir escaleras. Se trata de un agotamiento general.

 

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Victoria Chagoya, científica de la UNAM, informó que en el Instituto de Fisiología Celular se desarrolla un nuevo medicamento para la cirrosis hepática, basado en el derivado de un compuesto fisiológico.

 

 

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Desde su laboratorio, la investigadora universitaria Victoria Chagoya detalló el progreso de los científicos universitarios para desarrollar un fármaco que enfrente la cirrosis hepática.