06:00 hrs. Mayo 08 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-339

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final de boletín

 

LAS LEYES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA DEBEN PROMOVER EL AVANCE DEL CONOCIMIENTO

 

·        Tiene que colocar en segundo término el fomento de las relaciones con las empresas y las administraciones públicas, señaló Pablo Ruiz Nápoles, del IIEC

·        Martín Puchet, de la FE, informó que en los últimos tres años el número de investigadores nacionales incorporados al SNI creció 35 por ciento, lo mismo que en la década anterior

 

 

Las nuevas leyes de ciencia y tecnología deberían centrarse en hacer avanzar el conocimiento y dejar en segundo término el fomento de las relaciones con las empresas y las administraciones públicas, advirtió Pablo Ruiz Nápoles, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

 

El experto afirmó que las normas aprobadas por el Congreso de la Unión en abril del 2002, que introducen cambios graduales en las instituciones dedicadas a la investigación científica, buscan solucionar problemas para el desarrollo tecnológico, instrumentar políticas y mejorar la calidad de las organizaciones.

 

En la conferencia Efectos de las nuevas leyes de ciencia y tecnología, dijo que la principal repercusión de esta legislación es la coordinación de las instancias de la administración pública federal que cumple funciones en la materia.

 

Para ello, se creó el Consejo General de Ciencia y Tecnología, se modificó la Junta Directiva del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y se le concedieron atribuciones adicionales a su director general.

 

Mencionó que las nuevas disposiciones esperan fomentar de manera efectiva la investigación en México y contribuir a cumplir las metas de corto y largo plazo (2006 y 2025, respectivamente), establecidas en el programa respectivo.

 

Tales iniciativas y el resultado final apuntan a una reforma del sistema con efectos netos imprevisibles y el refuerzo gubernamental en las decisiones sobre ciencia y tecnología.

 

Las cifras propuestas y su composición reflejan los incrementos de la inversión pública en ambas actividades y no los movimientos de carácter contable que se deberán hacer para conformar el ramo respectivo.

 

Apuntó que la centralización de responsabilidades y atribuciones en el Consejo General, presidido por el titular del Ejecutivo, busca que las tareas de innovación tengan mayor jerarquía en la administración, e imponer una coordinación presidencial de las labores que desarrollan dependencias federales y entidades paraestatales.

 

El Consejo General será el principal órgano rector de la política y de la coordinación de las funciones en la materia dentro de la administración pública y hacia otras instituciones.

 

Recordó que la configuración de las instancias gubernamentales se caracterizaba por una estructura que tenía en su vértice a la Secretaría de Educación Pública (SEP).

 

En el nuevo ordenamiento la directiva aparece en el nivel más alto y luego de dos ramas administrativas, una para la ciencia y la tecnología y otra para la educación superior. La articulación entre ambas se da por el Comité Intersectorial y de Vinculación de la Educación Superior.

 

Dicha separación tiene tres características: las orientaciones y las decisiones relativas a la generación del conocimiento quedan fuera del ámbito de la SEP, aunque quizá retenga la presidencia de la Junta de Gobierno.

 

 

 

Segunda, alrededor del 70 por ciento de los científicos nacionales dependerán, en lo administrativo, de la rama educativa.

 

Tercera, la constitución de la red nacional de grupos y centros de investigación hará que los grupos de expertos o dependencias que aspiren a recibir recursos del Conacyt, deberán acogerse a los criterios y estándares de esa estructura.

 

Al respecto, Martín Puchet, coordinador del Programa de Economía del Posgrado de la Facultad de Economía, refirió que en los últimos tres años el número de investigadores nacionales incorporados al Sistema Nacional de Investigadores alcanzó el 35 por ciento, porcentaje similar al de los diez años anteriores.

 

“Cuando se presenten estas cifras a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos se dirá que el número de científicos creció 35 por ciento en tres años. Empero, la cifra de académicos dedicados a hacer aportaciones originales no aumentó a esa velocidad en México, porque la cantidad de doctores que produce el sistema y de quienes ingresan al país no es tan elevada”, reconoció.

 

Además, el fondo tradicional de fomento a los proyectos de investigación científica del Conacyt estaría en unos mil millones de dólares. Al sumar los fondos mixtos y sectoriales creados, el monto llegaría a dos mil 300 millones de dólares. Sin embargo, muchos protocolos financiados con esos recursos no se abocan a ese esfuerzo, sino a solucionar problemas de diversa índole.

 

“Quizá haya mayor financiamiento que antes, pero no con empuje. Además, una parte importante de esos fondos se destinan a servicios de consultoría”, finalizó.

 

 

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PIES DE FOTO

 

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Martín Puchet, del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, refirió que en los últimos tres años el número de científicos nacionales en el Sistema Nacional de Investigadores alcanzó el 35 por ciento.

 

 

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Las nuevas leyes de ciencia y tecnología debían centrarse en hacer avanzar el conocimiento, y no en fortalecer a las empresas, advirtió Pablo Ruiz Nápoles, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.