Boletín UNAM-DGCS-318
Ciudad Universitaria
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final del boletín
SUICIDIO, CUARTA CAUSA DE MUERTE EN LOS ADOLESCENTES
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Investigadoras de la UNAM dijeron que los
motivos principales son la depresión, estrés, pobreza, desempleo y falta de
comunicación con los padres
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En los niños, la desesperanza y el maltrato
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El Centro de Servicios Psicológicos de la
Facultad del ramo, lleva a cabo programas tanto para los menores como para los
progenitores, a fin de evitar o corregir este tipo de problemas
En México el suicidio
representa la cuarta causa de muerte en los adolescentes de 15 a 19 años de
edad, aunque también incide en los niños mayores de ocho años. Los motivos
principales son la depresión estrés, pobreza,
desempleo y falta de comunicación con los padres, en el primer caso, mientras
que en el segundo sobresalen desesperanza y maltrato.
Las investigadoras de la
Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Emilia Lucio Gómez Maqueo y Silvia
Morales Chainé, precisaron que uno de los riesgos que más se han incrementado
en los últimos diez años es la conducta suicida en la adolescencia, al pasar
del octavo al cuarto sitio en las causas de muerte.
Aun cuando la tendencia de
nuestro país se ubica entre la posición 20 y 30 en el ámbito mundial, por
debajo de Japón y Estados Unidos, destacaron, en proporción puede resultar alta
la incidencia.
En el Centro de Servicios
Psicológicos (CSP) de la FP, informaron, se llevan a cabo diversos programas
para ayudar a los padres, adolescentes y niños, a fin de evitar o corregir este
tipo de situaciones.
Detallaron que los intentos de
suicidio de los adolescentes son 20 veces más que los casos consumados. La idea
de cometer esta acción se da entre el 20 y 40 por ciento, de acuerdo a
diferentes estudios; el intento entre el ocho y 13 por ciento y el lograrlo
entre el dos y cuatro por ciento.
En conferencia de prensa,
agregaron que de los hechos reportados en el 2001, el 11.5 por ciento
perteneció al grupo de hombres y el 21.4 al de mujeres, ambos entre los 15 y 19
años de edad. Los primeros son quienes más concretan este acto, en tanto que
las segundas lo intentan con mayor frecuencia.
Las dos investigadoras
expusieron que su ideación y puesta en práctica se presentan en cualquier clase
social, tanto en adolescentes como en niños; la incidencia se eleva a partir de
los ocho años de edad; aunque son importantes la pobreza y el desempleo, además
d que los conflictos emocionales también influyen.
Rechazaron el mito de que la
desilusión amorosa sea causa fundamental de este fenómeno en el grupo de 13 a 18
años de edad. Los afectan más y con mayor frecuencia los problemas familiares.
Por lo regular utilizan los
métodos del ahorcamiento, las armas blancas –como navajas– y de fuego y, en el
caso femenino, la ingestión de pastillas; los intentos y suicidios se
incrementan en verano y disminuyen en invierno, es decir, el clima tiene una
relevante influencia. El lugar donde cometen con mayor frecuencia este hecho es
en el hogar, aunque también lo hacen en la escuela o parques.
Las especialistas de la FP
resaltaron las conductas verbales y no verbales que indican la posibilidad de
riesgo suicida: la desesperación, el abuso de sustancias y la depresión
enmascarada.
En el primer caso, la conducta
verbal es dar señalamientos como “me quiero morir”, “estoy desesperanzado” y me
siento impotente”; la no verbal son acciones de retardo psicomotor,
insensibilidad, aislamiento y alejamiento de las personas.
En cuanto al abuso de
sustancias, es verbal cuando se dice “estoy fuera de control” o “necesito ayuda
pero no sé cómo utilizarla”; la no verbal, es el consumo frecuente de alcohol y
drogas.
La depresión enmascarada se
presenta en el primer caso cuando se piensa que no hay nada malo en ser rebelde
y antisocial; en el segundo, mediante la agresión física, ansiedad e impulsividad
marcada.
Los adolescentes y los niños,
señalaron, son muy sensibles y perciben el estrés y el malestar de los padres.
Además, el exceso de trabajo también afecta el estado de ánimo de los
progenitores; la falta de espacios para convivir con la familia, así como la
imitación de conductas, cuando se registran altos niveles de ansiedad, con el
consecuente nerviosismo, sudor de manos e intranquilidad.
Emilia Lucio Gómez y Silvia
Morales aseguraron que la falta de atención psicológica se da por factores
económicos, ignorancia, carencia de cultura y de educación en la sociedad.
Consideraron fundamental
elevar el nivel de comunicación con los hijos y aprender a hablar de sus
problemas con ellos; dejar al joven o niño platicar con el psicólogo, con el respeto
a la confidencialidad y ética; los padres deben poner límites y aplicar los
diferentes recursos que tienen, pero con cariño, pues de lo que más se quejan
los menores es de que son fríos y distantes.
Entre las habilidades básicas
que en el CSP se enseñan a los progenitores sobresalen: el control y
pensamiento previo; relajación por respiración profunda y por pensamiento,
control y distensión; solución de los conflictos, y actividades recreativas
individuales, de pareja y familiares.
Dijeron que como a nadie se le
enseña a ser padre, es necesario que observen e interactúen más con los hijos,
que averigüen las causas del nerviosismo, el sudor de manos, los dolores de
estómago, el dormir demasiado o no hacerlo, la irritabilidad, la inquietud y el
aislamiento, pues son señales alarmantes.
Antes, las investigadoras
indicaron que la desobediencia, agresión, berrinches, protestas, oposición e
hiperactividad, entre otros, son factores que propician problemas de conducta
infantil, social y clínicamente relevantes por su elevada incidencia y por las
consecuencias que a mediano y largo plazo representan.
En la ciudad de México,
añadieron, la frecuencia se eleva, por lo que constituyen la causa principal de
atención infantil en el CSP de la UNAM.
En el último año, dieron a
conocer, el 12 por ciento de la población atendida en el Centro corresponde a
niños con problemas de conducta infantil. Esto significa que de dos mil 161
pacientes de la población total, 257 familias fueron atendidas en el Programa
de Terapia Conductual Infantil de abril de 2003 al mismo mes de este año.
En un estudio donde se
entrevistó a 300 padres de familia de una comunidad urbana, se concluyó que el
69 por ciento de los niños presentaban por lo menos cuatro problemas de
conducta dentro de su rutina diaria. Las más frecuentes son el berrinche, con
el 80 por ciento; el enojo, el 78; la oposición, también el 78 por ciento, y la
irritabilidad el 65 por ciento.
Otras conductas reportadas
fueron la agresión física, con el 40 por ciento; la verbal, el 21; el déficit
en el control de esfínteres, el 25, y la dificultad para motivar a los niños,
el 29 por ciento. Asimismo, de atención, con el 28 por ciento; hiperactividad
el 44, y la combinación de ambos el 19 por ciento.
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El Centro de Servicios Psicológicos
desarrolla programas tanto para los menores como para los padres, a fin de
evitar o corregir los problemas de conducta de adolescentes y niños, dijo
Silvia Morales Chainé, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM.
FOTO 02
La investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Silvia Lucio Gómez, señaló que en México el suicidio representa la cuarta causa de muerte en los adolescentes de 15 a 19 años de edad, aunque también se presenta en niños mayores de ocho años.