Boletín UNAM-DGCS-285
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Coincidieron las especialistas en el tema de género Flérida
Guzmán, Gisela Espinoza y Lucía Pérez
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No se ha podido comprobar el impacto diferenciado de los recursos
públicos en hombres y mujeres
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Aunque ya se han hecho algunos esfuerzos en ese sentido, es fundamental
contar con muchos más datos para ese trabajo
Las políticas públicas se
elaboran sin perspectivas ni sensibilidad de género como se observa en el Plan
Nacional de Desarrollo, en cuyo apartado sobre Crecimiento con Calidad Humana
hay un solo punto referido a las “acciones para combatir la discriminación
contra las mujeres”, aseveró Flérida Guzmán, académica de la Facultad de
Economía (FE) de la UNAM.
Por tanto, “hay un problema de
planeación y esto conlleva otros en cadena, como cuando se intentan incorporar
estos criterios en el presupuesto”, dijo en la Sala de videoconferencias Ricardo Torres Gaitán
de la FE.
Si bien ha habido avances,
como el desarrollo de diversas metodologías econométricas, todavía falta mucho
por hacer. Por ejemplo, “no se ha podido comprobar un impacto diferenciado del presupuesto en
hombres y mujeres”, porque no existen datos desglosados por sexo, cuando es
fundamental contar con dicha información; éste, dijo, es el principal reto.
En el seminario La economía desde una
perspectiva de género, Flérida Guzmán añadió que “nos hemos ido por el etiquetado de
recursos; aunque la técnica de quienes analizan presupuestos sensibles al
género utilizan la clasificación del gasto y, por ejemplo, determinar las
relaciones de poder es información de carácter cualitativo, no cuantitativo”.
Por su parte, Gisela Espinoza, de la
Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, destacó que abordar estos temas
ofrece un amplio campo de estudio. Comentó que los análisis realizados en
México sobre el mismo comenzaron apenas hace cinco años. En el sector salud,
agregó, se han efectuado de forma importante, “lo cual no es gratuito, porque
este tipo de problemas afecta centralmente a las mujeres por el tipo de
enfermedades que padecen y su papel reproductivo”.
Algunos trabajos revelan que son insuficientes
los recursos para alcanzar los objetivos y metas que prometen los programas
institucionales; por ejemplo, el de salud reproductiva, que si bien amplió las
áreas de atención, entre otras cuestiones, entre 1994 y 1997 el dinero público
asignado para este fin se redujo en 28 por ciento.
Gisela Espinoza añadió que articular género y
presupuesto no resulta fácil, pues han sido campos que se desarrollaron de
forma independiente. Esta perspectiva
“no se puede decretar, se tiene que construir, elaborar, analizar y esto
es lo que no está resuelto en muchos planes gubernamentales”.
Sin embargo, la especialista recalcó que sí se
ha avanzado en esos estudios y quienes más los han hecho son la sociedad civil,
los organismos públicos y las universidades, indicó: “Nos hemos quedado atrás
cuando el tema es sumamente importante; por lo que debieran tomar este reto en
sus manos”.
Finalmente, insistió en que “no existen
presupuestos sensibles al género si no hay programas institucionales afines; es
decir, se pueden sugerir aspectos importantes, pero si no hay proyectos a donde
destinar esos dineros no se tendrá en claro si en verdad contribuye a disminuir
las inequidades entre sexos o quizá las profundicen. Esto suena fácil y lógico,
pero las disposiciones del Estado tampoco tienen una perspectiva de género”.
A su vez, Lucía Pérez Fragoso, quien pertenece
a la asociación Equidad de Género,
recalcó que la incorporación de la categoría de género en materia presupuestal
implica identificar el impacto diferenciado entre mujeres y hombres en
políticas, programas y recursos; valorar la contribución del sexo femenino a la
economía a través del valor del cuidado, y desconocer la existencia de
relaciones de poder entre las personas, implícitas o explícitas, en cada
cultura.
Añadió que es importante que dichos
presupuestos públicos se analicen con
esa perspectiva, porque el impacto de su recaudación y asignación no es neutral
a todos los grupos de la población, ni tampoco llegan por igual.
En cuanto a los avances de México en esta
materia, expresó que en el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación
para el Ejercicio Fiscal 2004, se destinan 20 millones de pesos al apoyo a las
mujeres, niñas y niños migrantes en situación de maltrato; 49 millones para
fortalecer acciones de apoyo a madres que viven con sus hijos en centros de
readaptacion social, y 72 millones al esclarecimiento de asesinatos y
desaparición de mujeres.
Si bien es cierto que dentro de lo aprobado por
los diputados el 31 de diciembre pasado se hace una distinción en ciertas
cuestiones destinadas a este sector, resulta que cuando “aparece el presupuesto
ya desagregado hace unas semanas, estas cuestiones no están”, no aparecen
etiquetados como tales, lo cual dificulta dar seguimiento a los mismos,
finalizó.
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Foto 01
Las políticas
públicas no se elaboran con perspectivas ni sensibilidad de género, aseveró
Flérida Guzmán, académica de la Facultad de Economía de la UNAM.
Foto 02
La profesora
Gisela Espinoza dijo en la UNAM que los recursos para cumplir con los programas
institucionales son insuficientes, porque articular género y presupuesto no es
fácil.
Foto 03
Lucía Pérez, de la asociación
Equidad de Género, dijo que incorporar categorías de género en materia
presupuestal implica identificar el impacto diferenciado entre hombres y
mujeres en políticas, programas y recursos públicos.