06:00 hrs. Abril 19 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-285

Ciudad Universitaria

 

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ELABORAN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS SIN PERSPECTIVAS DE GÉNERO

 

·        Coincidieron las especialistas en el tema de género Flérida Guzmán, Gisela Espinoza y Lucía Pérez

·        No se ha podido comprobar el impacto diferenciado de los recursos públicos en hombres y mujeres

·        Aunque ya se han hecho algunos esfuerzos en ese sentido, es fundamental contar con muchos más datos para ese trabajo

 

Las políticas públicas se elaboran sin perspectivas ni sensibilidad de género como se observa en el Plan Nacional de Desarrollo, en cuyo apartado sobre Crecimiento con Calidad Humana hay un solo punto referido a las “acciones para combatir la discriminación contra las mujeres”, aseveró Flérida Guzmán, académica de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

 

Por tanto, “hay un problema de planeación y esto conlleva otros en cadena, como cuando se intentan incorporar estos criterios en el presupuesto”, dijo en la Sala de videoconferencias Ricardo Torres Gaitán de la FE.

 

Si bien ha habido avances, como el desarrollo de diversas metodologías econométricas, todavía falta mucho por hacer. Por ejemplo, “no se ha podido comprobar un impacto diferenciado del presupuesto en hombres y mujeres”, porque no existen datos desglosados por sexo, cuando es fundamental contar con dicha información; éste, dijo, es el principal reto.

 

En el seminario La economía desde una perspectiva de género, Flérida Guzmán añadió que “nos hemos ido por el etiquetado de recursos; aunque la técnica de quienes analizan presupuestos sensibles al género utilizan la clasificación del gasto y, por ejemplo, determinar las relaciones de poder es información de carácter cualitativo, no cuantitativo”.

 

Por su parte, Gisela Espinoza, de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, destacó que abordar estos temas ofrece un amplio campo de estudio. Comentó que los análisis realizados en México sobre el mismo comenzaron apenas hace cinco años. En el sector salud, agregó, se han efectuado de forma importante, “lo cual no es gratuito, porque este tipo de problemas afecta centralmente a las mujeres por el tipo de enfermedades que padecen y su papel reproductivo”.

 

Algunos trabajos revelan que son insuficientes los recursos para alcanzar los objetivos y metas que prometen los programas institucionales; por ejemplo, el de salud reproductiva, que si bien amplió las áreas de atención, entre otras cuestiones, entre 1994 y 1997 el dinero público asignado para este fin se redujo en 28 por ciento.

 

Gisela Espinoza añadió que articular género y presupuesto no resulta fácil, pues han sido campos que se desarrollaron de forma independiente. Esta perspectiva  “no se puede decretar, se tiene que construir, elaborar, analizar y esto es lo que no está resuelto en muchos planes gubernamentales”.

 

Sin embargo, la especialista recalcó que sí se ha avanzado en esos estudios y quienes más los han hecho son la sociedad civil, los organismos públicos y las universidades, indicó: “Nos hemos quedado atrás cuando el tema es sumamente importante; por lo que debieran tomar este reto en sus manos”.

 

 

 

 

 

 

Finalmente, insistió en que “no existen presupuestos sensibles al género si no hay programas institucionales afines; es decir, se pueden sugerir aspectos importantes, pero si no hay proyectos a donde destinar esos dineros no se tendrá en claro si en verdad contribuye a disminuir las inequidades entre sexos o quizá las profundicen. Esto suena fácil y lógico, pero las disposiciones del Estado tampoco tienen una perspectiva de género”.

 

A su vez, Lucía Pérez Fragoso, quien pertenece a la asociación  Equidad de Género, recalcó que la incorporación de la categoría de género en materia presupuestal implica identificar el impacto diferenciado entre mujeres y hombres en políticas, programas y recursos; valorar la contribución del sexo femenino a la economía a través del valor del cuidado, y desconocer la existencia de relaciones de poder entre las personas, implícitas o explícitas, en cada cultura.

 

Añadió que es importante que dichos presupuestos públicos se  analicen con esa perspectiva, porque el impacto de su recaudación y asignación no es neutral a todos los grupos de la población, ni tampoco llegan por igual.

 

En cuanto a los avances de México en esta materia, expresó que en el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2004, se destinan 20 millones de pesos al apoyo a las mujeres, niñas y niños migrantes en situación de maltrato; 49 millones para fortalecer acciones de apoyo a madres que viven con sus hijos en centros de readaptacion social, y 72 millones al esclarecimiento de asesinatos y desaparición de mujeres.

 

Si bien es cierto que dentro de lo aprobado por los diputados el 31 de diciembre pasado se hace una distinción en ciertas cuestiones destinadas a este sector, resulta que cuando “aparece el presupuesto ya desagregado hace unas semanas, estas cuestiones no están”, no aparecen etiquetados como tales, lo cual dificulta dar seguimiento a los mismos, finalizó.

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 01

 

Las políticas públicas no se elaboran con perspectivas ni sensibilidad de género, aseveró Flérida Guzmán, académica de la Facultad de Economía de la UNAM.

 

 

Foto 02

 

La profesora Gisela Espinoza dijo en la UNAM que los recursos para cumplir con los programas institucionales son insuficientes, porque articular género y presupuesto no es fácil.

 

 

Foto 03

 

Lucía Pérez, de la asociación Equidad de Género, dijo que incorporar categorías de género en materia presupuestal implica identificar el impacto diferenciado entre hombres y mujeres en políticas, programas y recursos públicos.