06:00 hrs. Abril 8 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-261

Ciudad Universitaria

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PARTICIPAN FÍSICOS DE LA UNAM EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN DETECTOR ESPACIAL DE ANTIMATERIA

 

·        También diseñan y construyen el detector V0L del proyecto de Alta Energía ALICE, que se desarrolla en el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares

·        Arturo Menchaca, director del IF, informó que se pretende, en cada caso, encontrar antimateria en el universo y reproducir las condiciones generadas por el Big Bang

 

Científicos del Instituto de Física (IF) de la UNAM colaboran en la construcción del detector Alpha Magnetic Spectrometer (AMS), que será colocado en el 2007 en la Estación Espacial Internacional y tiene el propósito de identificar antimateria en el Universo, así como establecer su comportamiento junto con la materia en los primeros instantes del universo.

 

Asimismo, los universitarios diseñan y elaboran el detector V0L, que forma parte del proyecto de Alta Energía denominado A Large Ion Collider Experiment (ALICE), desarrollado en el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN), con el cual se intenta reproducir las condiciones que generó la “gran explosión” o Big Bang.

 

En ambos proyectos participa el grupo de Arturo Menchaca Rocha, director de esa dependencia universitaria, quien explicó que el AMS es un sistema complejo de localización compuesto de diferentes partes, que funcionará tres años en el espacio. Buscará antinúcleos, los cuales se caracterizan por su carga eléctrica.

 

En el inicio del universo, mencionó, cuando todo era energía, ésta se transformó en cantidades iguales de materia y antimateria, pero se desconoce la ubicación de esta última en el cosmos, aunque se sabe que sus antinúcleos son negativos. Así es posible detectarla. “La manera de discernir entre unos y otros es hacerlos pasar por un campo magnético y ver en qué sentido se curvan, para un lado o para otro, positivo o negativo”.

 

También es posible saber a qué velocidad viajan mediante el subdetector denominado Ring Imaging Cherenkov Detector (RICH). Es aquí donde interviene el equipo de universitarios. Eso se logra mediante la medición de la luz emitida por el “efecto Cherenkov”. Al respecto, el científico explicó que cuando una partícula viaja en un medio material a una velocidad superior a la de la luz, se produce un cono cuya apertura es una medida de velocidad.

 

Para el experimento –convocado por el Premio Nobel de Física, Samuel Ting, y donde participan expertos de varias naciones, aunque el grupo de esta casa de estudios es el único de Latinoamérica– el transporte donde se generan los conos lumíneos es el llamado aerogel, especie de gelatina de sílica u óxido de silicio.

 

Dicho material, fabricado en Rusia y Japón, es como un vidrio al que se le ha metido aire, por lo cual tiene aspecto de espuma. Además de tener bajo peso, presenta baja densidad, de hasta 100 veces menos que la del vidrio común, y su índice de refracción es casi como el del aire, de manera que casi no se ve, señaló el integrante del IF, Ernesto Belmont Moreno.

 

Ese índice es el cociente de la velocidad de la luz en tal medio entre la velocidad de la luz en el vacío de 300 mil kilómetros por segundo. La tarea de los universitarios es medirlo.

 

De manera adicional, el grupo de Arturo Menchaca tiene la encomienda de establecer si los aerogeles “envejecen”, pues ya fueron usados en 1998 durante el primer vuelo del AMS, en la nave Discovery.

 

“En esa misión iba un detector de Cherenkov. Cuando regresó a la Tierra se descubrió que habían modificado sus propiedades ópticas. Eso generó preocupación”, dijo el director del IF. Ahora, los científicos del Instituto lo prueban en ambientes que nunca se habían utilizado, donde existe una variación drástica de temperatura y ultra alto vacío, condiciones semejantes al espacio exterior.

 

“El doctor Belmont creó un mini–laboratorio donde se reprodujeron las condiciones de la Estación Espacial Internacional. Es una cámara conectada a un refrigerador y a un calentador que cada media hora cambia de menos 10 grados a 100. Durante semanas se coloca un pedazo de aerogel para medir sus propiedades ópticas”, destacó.

 

Aunque faltan muchas más pruebas por realizarse, hasta ahora los estudios señalan que la variación calórica no deteriora esas capacidades. Sin embargo, al preparar el experimento, los investigadores se percataron de que al crear vacío mediante bombas que utilizan aceite, el material se contamina, indicó.

 

Eso ocurre porque es como una esponja que absorbe en su superficie los vapores de esa grasa. En el IF se ideó entonces el uso de una bomba criogénica, que trabaja a temperaturas extremadamente bajas.

 

Actualmente, dijo, se establece si las causas del cambio de las propiedades ópticas se debieron al uso, en la NASA, de una máquina “sucia” para crear vacío o bien, a la humedad del ambiente de Cabo Cañaveral, Florida, donde permanece el detector antes de su lanzamiento: “Se busca resolver el enigma, para hacer recomendaciones de qué hacer y qué no hacer para mantener limpio este material”.

 

El instrumento completo deberá quedar listo en el verano u otoño del año entrante. Entonces será sometido a diferentes pruebas de radiación producida por un acelerador de partículas en el CERN. En principio, el AMS sería lanzado al espacio en el 2005, pero debido a la explosión del transbordador Challenger el año pasado los proyectos de la Agencia Espacial Norteamericana se han retrasado, aclaró.

 

 

En cuanto al V0L, Arturo Menchaca señaló que el proyecto ALICE  que se efectúa en el CERN, tratará de reproducir en la Tierra las condiciones registradas en el Big Bang, es decir, concentrar en una región pequeña mucha energía.

 

Para ello se contará con la ayuda del acelerador más grande del mundo en construcción: el Large Hadron Collider (LHC, cuyo túnel mide 27 kilómetros de circunferencia y atraviesa los territorios de Francia y Suiza), donde se harán chocar dos núcleos pesados a la energía más alta posible.

 

ALICE es el detector, y dentro de él, el subdetector V0L –que se fabrica en una parte en el Instituto de Física de la UNAM con la colaboración del doctor Rubén Alfaro– tiene la meta de filtrar la información que se genera al momento de la colisión. Fue llevado al CERN para algunas pruebas de diseño.

 

Es un disco que medirá alrededor de metro y medio de diámetro, conformado por secciones de plástico delgado. De cada uno de los “gajos” se obtiene cierta cantidad de luz que se lee con ayuda de corredores de longitud de onda, parecidos a la fibra óptica, explicó.

 

El V0L es parte fundamental del ALICE porque da inicio al resto de los sistemas. Este trabajo delicado y de alta precisión, realizado en los talleres de la UNAM, deberá estar armado y probado en el 2006, ya que el experimento total, planeado para ocho o diez años, comenzará a funcionar a partir del 2007. “Después de ese lapso se habrá evaluado todo lo posible y se habrá planeado una etapa futura para otro acelerador”, finalizó Menchaca Rocha.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

Arturo Menchaca Rocha, director del Instituto de Física de la UNAM, señaló que  científicos de esa dependencia colaboran en la construcción de dos detectores, con el fin de identificar antimateria en el Universo y reproducir las condiciones que generó la “gran explosión”.

 

FOTO 2

 

Ernesto Belmont Moreno, investigador del Instituto de Física de la  UNAM, creó un mini–laboratorio donde se reproducen las condiciones de la Estación Espacial Internacional.