Boletín UNAM-DGCS-257
Ciudad Universitaria
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· Cuenta con el JEM2010 (FEG) FASTEM, primero de su tipo en el país y que se puede manejar a control remoto vía Internet
La Universidad Nacional
incursiona en el estudio de tejidos cancerosos, biomateriales, proteínas y
enzimas presentes en los árboles como método indirecto para observar
contaminantes, entre muchos otras utilidades que permite el Laboratorio Central
de Microscopía del Instituto de Física (LACMIF).
Además –informó su
coordinadora operacional, Patricia Santiago– refuerza los vínculos de la
Universidad con el sector productivo del país, al determinar las cualidades
específicas de partículas pequeñas, cerámicas, aleaciones, polímeros, bio-materiales
y desechos industriales.
Recordó el caso de una
empresa de Tlaxcala que mandaba caracterizar sus mosquiteros y productos de
fibra de vidrio a Francia y ahora recurre a esta dependencia lo que le
representa un importante ahorro. Incluso se ha establecido un acuerdo con el
Centro de Investigación en Polímeros de COMEX, para estudiar la distribución de
partículas en pinturas, de la cual depende su calidad.
Sus posibles aplicaciones se dan en áreas como ciencias
de materiales, elementos magnéticos, películas delgadas, polímeros, metalurgia,
corrosión, aerosoles atmosféricos y de otros tipos, semiconductores,
catalizadores para la producción petrolera y arqueometría.
Los beneficios también
alcanzan a las ciencias biológicas, mediante el estudio de material orgánico
(micro-celular, dental, microorganismos, virus, enzimas, bacterias, etcétera).
Cuando se desea modificar
cierto material, con ayuda de esta tecnología de transmisión se puede “guiar”
la síntesis del material en cuestión, como podría ser una aleación de
molibdeno-silicio a la cual se desea añadir renio para hacerla más resistente.
En efecto, es posible observar
cómo se manipulan los elementos existentes –cómo se les quita un átomo de una
especie y se les coloca otro–, o bien, ver qué características y elementos
conforman a los nuevos, con propiedades
físicas y químicas diferentes a las ya conocidas.
Este apoyo, refirió
Patricia Santiago, es fundamental para investigaciones como las que realiza la
Red de Grupos de Investigación en Nanociencias (REGINA) que promueve el propio
Instituto.
Con la ayuda de los
poderosos instrumentos también es posible ver defectos en los materiales que
afectan sus propiedades físicas, como ductilidad, elasticidad o dureza.
En balística, por ejemplo,
funcionan para determinar con alta precisión la posición y forma de la marca en
una bala. En arqueometría se estudian piezas como ciertas placas de oro
encontradas en Monte Albán, Oaxaca, y se precisan las técnicas utilizadas para
moldear el cobre en la época prehispánica, abundó la funcionaria.
El Laboratorio tiene, además,
un coordinador de proyectos y vinculación, el doctor Jesús Arenas, dedicado a
establecer relaciones con la industria, explicando y promoviendo los diversos
servicios.
"Queremos que sea lo más
independiente y autofinanciable posible, y que sea a través de especialistas de
alto nivel, que la industria del país conozca estas técnicas de caracterización
de materiales, fundamentales para mejorar y modificar sus productos",
abundó Santiago.
Hasta ahora se han
acercado al LACMIF académicos de dependencias como la Facultad de Química, y de
universidades como la Autónoma Metropolitana e Iberoamericana, así como del
Instituto Mexicano del Petróleo.
Además, como pocos de su
tipo en México, este espacio está abierto a la formación de recursos humanos y
a la docencia. Se busca atraer a jóvenes del bachillerato para que no sólo
conozcan las instalaciones, sino en qué consisten sus novedosos procedimientos.
Patricia Santiago recordó
que el Laboratorio surgió hace poco más de un año con la optimización de los
recursos del Instituto de Física. Se buscó reunir en un solo lugar a los
complejos aparatos de sus diferentes departamentos, cuyo uso requiere de un
entrenamiento especializado y de mantenimiento costoso, además de dar espacio
al JEM2010 (FEG) FASTEM, primero en su tipo en el país y que se puede manejar a
control remoto vía Internet.
Tal instrumento posee técnicas
sofisticadas como la holografía por electrones que se utiliza, en especial,
para el estudio de materiales magnéticos; espectroscopía por pérdida de energía
(EELS) y contraste de imagen por número atómico, fundamentales para la
identificación y síntesis de nuevos materiales.
Además, consta de varios
equipos más: un microscopio de transmisión de alta resolución; otro más,
convencional, donde se hace trabajo de rutina; dos de barrido, en uno de los
cuales se pueden observar muestras húmedas, y uno de fuerza atómica.
En el LACMIF puede
analizarse prácticamente cualquier masa. “El problema es la preparación para la
observación electrónica de transmisión o de barrido. Deben obtenerse muestras
extremadamente delgadas, transparentes al haz de electrones, mediante
cortadoras y pulidoras, para lo cual se
cuenta con un laboratorio especial”.
Al respecto explicó que
las muestras húmedas no pueden ser observadas directamente en el sistema por
transmisión, porque funciona en un método de alto vacío para que los electrones
no se dispersen y se tenga un haz perfectamente definido; sin embargo, existen
técnicas de preparación y secado que permiten su análisis directo mediante el barrido de bajo vacío,
finalizó.
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Foto 1
Foto 2
Patricia Santiago, coordinadora del Laboratorio
Central de Microscopía del Instituto de Física, explicó que en ese espacio
pueden estudiarse diferentes tipos de materiales, como partículas pequeñas,
cerámicas, aleaciones, polímeros, bio-materiales y desechos industriales, entre
otros.