06:00 hrs. Abril 4 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-252

Ciudad Universitaria

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POSIBLE CRISIS POR INSUFICIENTE ABASTO DE AGUA EN LA CIUDAD DE MÉXICO

 

·        El agotamiento de las fuentes subterráneas es su principal síntoma: Adalberto Noyola Robles

·        El subdirector de las áreas Hidráulica y Ambiental del II de la UNAM aseguró que la urbe importa de otras cuencas el 25 por ciento del agua que requiere

·        Sólo se trata el 12 por ciento del líquido residual que genera la ciudad, el resto se descarga crudo

 

El 25 por ciento del líquido requerido en la Ciudad de México proviene de fuentes externas de abastecimiento, principalmente de los acuíferos del Lerma, Estado de México, y del sistema hidrológico Cutzamala, Guerrero, reveló el subdirector de las áreas Ambiental e Hidráulica del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Adalberto Noyola Robles.

 

Los 20 millones de personas que habitan en la cuenca de la capital del país consumen aproximadamente 65 metros cúbicos de agua por segundo, de los cuales una cuarta parte debe importarse de otros estados de la república, lo que se traduce en un problema de escasez y sustentabilidad, añadió.

 

A diario el Distrito Federal necesita de 35 a 37 mil litros de agua cada segundo. Su uso se estratifica de acuerdo con el nivel socioeconómico y puede alcanzar de 20 litros diarios por habitante en clase baja hasta 600 en personas de altos ingresos.

 

El Sistema Cutzamala aporta nueve metros cúbicos por segundo y el Lerma cuatro, excepto en temporada de estiaje; lo restante proviene de manantiales y pozos de distintos puntos metropolitanos los cuales pueden alcanzar 450 metros de profundidad.

 

Esa crisis deficitaria tiene su principal síntoma en el agotamiento de sus fuentes subterráneas, afirmó el funcionario, quien agregó que deben adoptarse medidas encaminadas a recuperar la autonomía hidráulica de la urbe y reestructurar los sistemas tarifarios, para que los grandes consumidores paguen su efectivo servicio.

 

Ello financiará la limpieza de 514 kilómetros de acueductos y líneas de conducción que desembocan en 297 tanques de almacenamiento, que a su vez llegan a las tomas de los usuarios a través de 910 km de red primaria y 11 mil 900 Km de distribución.

 

De acuerdo con reportes de la Comisión Nacional del Agua, el 88 por ciento del líquido en México está clorado. Sin embargo, datos del sector salud indican que cumple en un 60 por ciento con la calidad microbiológica exigida. Es decir, 40 por ciento del suministro no se desinfecta.

 

A eso debe agregarse, informó Noyola Robles, que sólo se trata el 12 por ciento del agua residual que genera la ciudad, el resto se descarga cruda. Este es un grave remanente, dijo, porque el fluido es un recurso que, una vez utilizado, puede volver a ser útil para sustituir usos que demanden menor calidad.

 

El Gobierno del Distrito Federal cuenta con 24 plantas de tratamiento que cada día producen 3 mil litros por segundo, esencialmente para riego, actividades industriales y servicios de limpieza de transporte e instalaciones públicas.

 

 

El ingeniero ambiental reconoció que las organizaciones gubernamentales encargadas de su manejo en el país hacen un buen trabajo; sin embargo, hay rezagos en la infraestructura que no se han atendido, y agregó que “el Distrito Federal necesita mayor inversión en sus sistemas de conducción, reparación de fugas, creación de plantas de tratamiento para filtrar y liberar corrientes potables, así como de recursos suficientes para el drenaje, sobre todo en lo referente a su mantenimiento”.

 

En esta crisis que enfrenta la capital faltan, fundamentalmente, acciones políticas, y que la ciudadanía apoye los ordenamientos y esté dispuesta a erogar cantidades más reales, señaló.

 

“En la Ciudad de México se paga, aproximadamente, una cuarta o una quinta parte del costo real del agua. Tenemos un subsidio enorme y, como ciudadanos, no queremos cubrir su consumo”.

 

Es paradójico, mientras un metro cúbico cuesta entre 60 y 70 centavos de dólar, y el usuario sólo paga entre 20 y 40 centavos, una botella de a litro del líquido puede llegar a costar poco menos de un dólar. A pesar de ello, la gente se resiste a desembolsar más.

 

El peor de los escenarios llegará de continuar con la actual situación. Sin tomar medidas, sin financiamiento para mejorar su uso, en pocos años empezarán los tandeos de agua, donde un día se tiene agua y otro no. De hecho, en algunas colonias de la ciudad esto ya sucede, afirmó el investigador universitario.

 

En algunos puntos de la república ya se aplica, sobre todo en época de estiaje, lo que conlleva una menor calidad porque al vaciarse la red de distribución, ingresan líquidos contaminados al acuífero.

 

No sólo eso, algunos tramos de los 153 kilómetros de drenaje de aguas negras también están rotos. Hay fugas y ese flujo puede incorporarse al conjunto. De manera que cuando nuevamente arriba el caudal potable se infecta. El riesgo de enfermedades se presenta cuando se operan así los sistemas, indicó.

 

El ambientalista insistió en que en todo el país hay un serio problema respecto de la calidad del agua que se bebe, pues los vertidos sucios desembocan en las afluentes limpias, lo que propicia un mayor número de afecciones, básicamente diarréicas.

 

Si no se atienden estas necesidades, visibles desde hace años, y todos los involucrados soslayan o retrasan las acciones efectivas, las probabilidades de escasez estarán presentes.

 

No obstante, dijo, difícilmente habrá una interrupción abrupta en su disponibilidad, salvo que se rompa un acueducto, aunque cada vez habrá más zonas con problemas de distribución, hasta que llegue el momento en que la ciudadanía se concientice, concluyó.

 

 

 

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Foto 01

 

El investigador del II de la UNAM, Adalberto Noyola Robles, reconoció que el 25 por ciento del líquido necesario en la capital de la República proviene de otros estados, lo que afecta la sustentabilidad en materia de agua.

 

Foto 02

 

El ingeniero ambientalista de la UNAM, Adalberto Noyola Robles, advirtió sobre la necesidad de mayores inversiones en los sistemas de conducción de agua y reparación de fugas en la capital del país.