15:00 hrs. Marzo 31 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-244

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 MÉXICO SE UBICA EN LOS PRIMEROS SITIOS DEL MUNDO EN ROBO CON VIOLENCIA

 

·        También está en los primeros lugares en homicidios y violaciones, de acuerdo con cifras de la ONU e Interpol, afirmó Patricia Valladares, de la FES Iztacala

·        Dijo que el 42 por ciento de los delitos denunciados en México ocurren de forma violenta

·        Tanto en países industrializados como en vías de desarrollo, las mujeres entre 15 y 44 años pierden de uno a cinco años de vida saludable por agresiones y vejaciones domésticas

·        Por su parte, María Jesús Izquierdo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, sostuvo que la democracia requiere del ejercicio de la autoridad para garantizar su preservación

 

México ocupa el tercer lugar mundial en robo con violencia, el octavo en homicidios y el sexto en violaciones, según cifras de diversas organizaciones como la ONU y la Interpol, y la población es tres veces más agresiva que la media mundial, informó Patricia Valladares de la Cruz, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala.

 

Al participar en la conferencia Hacia la civilización de la violencia, organizada por la Facultad de Derecho (FD) y el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG), agregó que el 42 por ciento de los delitos denunciados en México ocurren con brusquedad.

 

“Todos somos violentos si estamos en las condiciones para ejercer alguna agresión. El problema no es el conflicto sino que este se resuelva con la fuerza. Existe porque tiene un valor funcional, para mantener la situación”, apuntó.

Además, en nuestro país el 30 por ciento de las mujeres que viven en pareja han sufrido algún tipo de vejación física, y en la zona metropolitana de la ciudad de México al año se atienden 115 mil víctimas de rudeza doméstica y unas 400 mujeres mueren por esa misma razón.

 

En el auditorio “Eduardo García Máynez” de la FD, Patricia Valladares comentó que según estimaciones, tanto en países industrializados  como en los que están en vías de desarrollo, el sector femenino de entre 15 y 44 años pierde de uno a cinco años de vida saludable por violaciones y brutalidad doméstica.

 

La carga de salud que representa este maltrato es comparable con la generada por enfermedades como el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida, tuberculosis, cáncer y padecimientos cardiovasculares.

 

Incluso, dijo, en muchos países por esta causa se pierde hasta el 5 por ciento del Producto Interno Bruto. Ese es uno de los principales factores de muerte en la población de 15 a 44 años, y es responsable del 14 por ciento de los decesos masculinos y del 7 por ciento de los femeninos. En un día fallecen mil 424 personas por homicidio, casi una por segundo, unas 35 mueren cada hora como consecuencia directa de los conflictos armados, y una se suicida cada 40 segundos.

 

En el siglo XX, unos 191 millones de personas perdieron la vida por acciones bélicas. La violencia es un fenómeno omnipresente en la historia de la humanidad, la cual ha estado marcada por guerras mundiales, terrorismo, narcotráfico, secuestros, etcétera.

 

Es, básicamente, una manifestación de poder y dominación con la intención de controlar a los otros u otras, ya sea como individuos, grupos o naciones. Su utilización ha pretendido ser justificada por la obtención de los fines que se persiguen, refirió la investigadora universitaria.

 

A su vez, María Jesús Izquierdo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, comentó que la democracia requiere del ejercicio de la autoridad para garantizar su preservación; es decir, violencia y democracia están asociadas porque, en ocasiones, hay opositores a este proceso, que la pervierten, se oponen a ella y la obstaculizan, ante lo cual es necesario tener capacidad de respuesta.

 

Señaló que esta forma de gobierno ha sido construida bajo la idea de qué se hace a partir de individuos libres, iguales, autosuficientes y autónomos que interactúan, acuerdan y pactan.

 

Empero, la percepción básica de autonomía es falsa, porque la gente siempre necesita de los demás, no nace por generación espontánea, ni será productiva toda la vida. Se ha construido un modelo en el que el ciudadano es autónomo y no dependiente. Esa ficción se mantiene escondiendo la miseria, la precariedad y la necesidad de cuidados.

 

Subrayó que la sociedad se estructura de un modo en que la posibilidad del maltrato no es una eventualidad rara sino que es constitutiva de la estructura de relaciones. Con esta forma de orden no cabe sino esperar violencia de los hombres contra las mujeres, y en ese sentido, aún es poco el que se produce hoy día.

 

Si se le da un amplio poder a los varones y si no hay más agresión es porque estos vencen la lógica de lo social y actúan moralmente. A pesar de que las condiciones sociales facilitarían al hombre tratar a sus contrapartes como esclavas domésticas y sexuales, la mayoría no lo hace, indicó.

 

Dada la perversidad del sistema de relaciones, que es intrínsecamente perversa, hay menos atropellos contra dicho sexo de la que cabría esperar. En España, informó la especialista, cada año perecen de 70 a 90 mujeres a manos de sus novios. Cuando el maltrato doméstico contra ellas es muy visible, expresa la debilidad del patriarcado, no su poderío.

 

La violencia contra ese sector no es atribuible a diferencias sexuales o a que el varón tenga un gen enloquecido que lo impulse a “machacar” a toda mujer que se encuentran y se les resiste. No es por ser del otro sexo que maltrata, sino por ser hombre, entendido como sujeto social.

 

María Jesús Izquierdo resaltó que el ser humano es capaz de expresar ideas y producir pensamientos, por lo que no hay violencia más humana que aquella que afecta  la capacidad de pensar.

 

 

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FOTO 1

En la Facultad de Derecho de la UNAM, la académica e investigadora María Jesús Izquierdo, de la Universidad Autónoma de Barcelona, España, ofreció la conferencia Hacia la civilización de la violencia.

 

FOTO 2

 

Patricia Valladares, de la FES Iztacala, aseguró que la carga de salud que representa el maltrato a mujeres se equipara con enfermedades como el VIH, tuberculosis, cáncer y padecimientos cardiovasculares.