Boletín UNAM-DGCS-215
Ciudad Universitaria
EL CRECIMIENTO
DEMOGRÁFICO AFECTA EL ABASTO DE AGUA
·
Hasta 2 mil 800 millones de habitantes
podrían sufrir sus consecuencias, señala estudio
·
Podría vulnerar la seguridad nacional y
provocar conflictos bélicos para apoderarse de afluentes, coinciden los
investigadores Juan Palma y Miguel García Reyes, de la FCPyS y el CISAN de la UNAM, respectivamente
· La Asamblea General de la ONU estableció el 22 de marzo como el día Mundial del Agua
El crecimiento demográfico
llevará a que en el año 2025, 48 países que tendrán más de 2 mil 800 millones
de habitantes —35 por ciento de la población mundial proyectada para esa fecha—
se verán afectados por la escasez de agua. En ese mismo plazo México tendrá,
según el Consejo Nacional de Población, 106.4 millones de pobladores, lo que
augura también un desabasto de ese recurso.
Sobre este punto Juan Palma
Vargas, secretario académico del Centro de Relaciones Internacionales de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, advirtió sobre la
posibilidad de que en el corto plazo se presenten crisis internacionales
generadas por su carencia. Así, “de no llegarse a una negociación o cooperación
entre los Estados sobre cómo utilizar los acuíferos, se podrían visualizar
escenarios bélicos”
De acuerdo con un informe
publicado en la revista Population
Reports, del Centro para Programas de Comunicación de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, en
Baltimore, Maryland, Estados Unidos, en la actualidad 31 naciones, de las 194 que
hay en el mundo, —en su mayoría de África y el Cercano Oriente— enfrentan
problemas serios por la falta de este recurso.
Al respecto, Miguel García
Reyes, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte
(CISAN), cree que no sería descabellado argüir esta razón para una guerra de
carácter mundial, pues “detrás de los países contendientes están sus
‘patrocinadores’, algunos de los cuales sí cuentan con armas nucleares”,
afirmó.
Hoy es posible prescindir del
petróleo, pero no del agua, recalcó, por ello no se puede descartar esa
posibilidad. Países tan ricos como Arabia Saudita, Kuwait y Omán importan el
líquido y en caso de no recibir suministros estaría en el extremo de financiar
acciones agresivas para apropiarse del agua.
Siempre han habido problemas
al compartir ríos y afluentes, recordó. Hasta ahora se han dirimido mediante
controversias, conflictos legales y escaramuzas. Incluso forma parte, junto con
narcotráfico, migración y contaminación, de las prioridades de la seguridad nacional,
un concepto basado en la protección de un Estado y de sus habitantes, destacó
el especialista.
Ello puede crear una brecha
entre países ricos y pobres por cuestiones hídricas, aclaró, y eso acarrearía
una confrontación mayor. En ese sentido, advirtió, nadie puede asegurar que
dentro de 20 años no se suscite un enfrentamiento armado de grandes
dimensiones, destacó el también profesor de la FCPyS.
La Asamblea General de las Naciones
Unidas adoptó una resolución que establece el 22 de marzo de cada año como Día
Mundial del Agua. En ella se invitó a los diferentes gobiernos a efectuar, en
sus respectivos ámbitos, actividades académicas y de difusión relacionadas con
la conservación y desarrollo de las afluentes.
Si bien durante años la agenda
internacional reivindicó aspectos como desarme, soberanía y delimitaciones
fronterizas, entre otros, hoy se pueden incluir nuevos temas, como derechos
humanos, democracia y cuestiones ambientales, como este sustento de la vida,
comentó Juan Palma.
A partir de los setenta
gobiernos y organismos internacionales, como Naciones Unidas, mostraron
preocupación al respecto, especialmente por los relacionados con cuestiones de
contaminación –principalmente en el área marítima–, derivada de la explotación
del petróleo, refirió.
En la década siguiente,
abundó, se publicaron iniciativas
concretas sobre el cuidado ecológico, como el Programa de Naciones Unidas sobre
el Medio Ambiente, de donde se deriva la Comisión sobre Desarrollo Sustentable,
cuyo propósito fundamental es buscar hacer
mejor uso de los recursos hidráulicos.
Population Reports indica también que un 70 por ciento de la
superficie terrestre esta cubierta por agua que, en su mayor parte, es
oceánica. En volumen, sólo 3 por ciento del
recurso es dulce; de ese total, tres cuartas partes son inaccesibles, al
estar en los casquetes de hielo y glaciares de zonas polares alejadas de los
centros de población.
Sólo el uno por ciento es
continental e accesible, pues se localiza en lagos y ríos a poca profundidad,
de donde puede extraerse sin mayor costo. Por lo tanto, sólo un centésimo del
uno por ciento del suministro total se considera disponible para consumo
humano.
De manera concreta, abundó
Palma Vargas, en los años ochenta comenzó un conflicto en Medio Oriente, donde
Israel, Palestina y Jordania comparten cuencas importantes; ello constituye uno
de los motivos de fondo que alimenta los conflictos entre dichos pueblos.
Es el caso del río Nilo, que
corre por Egipto y Sudán. Entre ellos existe una disputa a partir de la
construcción de presas, lo que ha afectado principalmente a la agricultura,
acotó.
Otra área es Centroamérica,
concretamente los límites entre El Salvador y Honduras. En México hay problemas
en la frontera con Estados Unidos, los cuales cual se han matizado a partir de
la administración del Tratado de Límites y Agua, que data de 1944.
Sobre la situación nacional,
comentó Juan Palma, resalta que las precipitaciones pluviales no son
homogéneas. El Sureste registra más lluvias, aunque no se presenta mayor
captación debido a que los sistemas montañosos no permiten que el agua se
asiente en las planicies donde se encuentran las zonas habitadas.
Del 67 por ciento del líquido
vertido en territorio mexicano durante los cuatro meses de la temporada de
lluvias al año, dos terceras partes cae en zonas áridas y semiáridas, donde se
concentra gran parte de los núcleos urbanos.
También se tiene que
considerar el factor poblacional, porque en él se encuentra un aspecto
importante sobre el consumo, abundó. Por ejemplo, el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática señala en una proyección para el año 2050,
que habrá entre 129 y 148 millones de habitantes, lo cual no es equitativo con
la disponibilidad del recurso.
Casos como el de México
demuestra que la escasez puede representar una situación de conflicto, no sólo
interno sino también externo, sostuvo el académico universitario.
En ese sentido, Miguel García Reyes
destacó que en la frontera entre México y Estados Unidos siempre han habido
roces al compartir el caudal fluvial. Pero este es sólo un ejemplo de cómo su
disminución afecta las relaciones internacionales y eso es sintomático de lo
que nos espera a futuro.
El desarrollo sustentable y la
salud de la población mundial son afectados por la contaminación de las
afluentes. Aunque el grado de alteración depende, en gran medida, de la
disponibilidad que se tenga del líquido.
Por ejemplo, en los países en
desarrollo la carencia es casi total y muchas veces no hay ni para beber. Ello
depende de la orografía y las condiciones climáticas, así como de su uso y
aprovechamiento, indicó Juan Palma.
Asia es el continente con
mayor cantidad de agua dulce, con 13 mil 510 kilómetros cúbicos por año; en
segundo lugar, América del Sur con 12 mil 30; le siguen América Central y del
Norte con 7 mil 890; África con 4 mil 50; Europa con 2 mil 900, y Australia y
Oceanía con 2 mil 360, refirió.
Su escasez ha deteriorado las
condiciones de vida y la salud de los seres humanos, quienes se han visto
obligados a modificar sus actividades de consumo y producción, enfatizó.
La publicación de la Universidad Johns Hopkins señala que en todo el planeta
alrededor de 2 mil 300 millones de personas padecen enfermedades transmitidas o
vinculadas con este recurso. “La cantidad que las personas realmente utilizan
en un país depende no sólo de las necesidades mínimas y de cuánto se dispone,
sino del desarrollo económico y del grado de urbanización”, asienta.
En el mundo “la agricultura
requiere el 69 por ciento de todas las extracciones anuales; la industria, el
23 por ciento, y el uso doméstico, el 8 por ciento”, refiere la publicación.
De acuerdo con Palma Vargas, el
aprovechamiento es otro factor que determina su escasez: “No basta con hacerlo
llegar a las comunidades con la mejor calidad posible, se deben tomar en cuenta
aspectos como tener un buen sistema de alcantarillado y el adecuado y eficiente
control de fugas”.
Si este fenómeno aumenta
–destacó Miguel García– habrá conflictos con el progreso en armonía con el
entorno, lo cual lleva implícita la degradación del medio ambiente y un
descenso en la calidad de vida de la gente.
El crecimiento demográfico, dijo,
es otro de los factores que incide en su agotamiento. Por ejemplo, en lugares
como Afganistán, Pakistán, la India y los países africanos ya casi no hay agua
ni para subsistir. De hecho, su distribución es irregular. Mientras en la parte
norte del planeta se cuenta con tecnología para potabilizarla, en el sur
existen serios problemas de contaminación.
Ante este escenario, Juan
Palma consideró que esta problemática se debe abordar dándole prioridad y
urgencia en las agendas internacionales. Si bien su aprovechamiento ubicará a
los países en situaciones de beligerancia, también los involucrará en una ardua
tarea de cooperación y negociación para la búsqueda de soluciones concertadas.
Así, ejemplificó, cuestiones
técnicas para generar energía eléctrica llevan a aseverar que su uso está
ligado a aspectos de interdependencia entre naciones. Por ello, es preciso que
se identifiquen áreas de cooperación que permitan utilizar el recurso de una
forma más equitativa; aunque sin alterar los niveles de producción.
Asimismo, se deben buscar
alternativas para reutilizar el agua tanto en la ciudad como en el campo, lo
cual también tendría un fuerte impacto en la educación ambiental de la población.
En México ya existen iniciativas para emplear nuevas tecnologías, como la
generación de nubes y la capacitación de los agricultores, refirió.
Por su parte, García Reyes
subrayó que ya es tiempo de tomar en cuenta el problema y estudiarlo. Por ello,
en el CISAN se ha puesto en marcha en proyecto El agua como factor de desarrollo sustentable y seguridad nacional,
en donde participan especialistas de relaciones internacionales, biología,
derecho y ciencias de la atmósfera.
Los investigadores, sostuvo,
debemos implementar programas que conduzcan a un mejor trato y cuidado de las
afluentes. Sin embargo, esas cuestiones no se han considerado porque aún no han
aparecido signos graves de conflicto social.
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