11:00 hrs. Marzo 18 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-205

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

 

EL ABASTO DE AGUA PODRÍA DESENCADENAR UNA GUERRA MUNDIAL

 

·        De no llegarse a una negociación o cooperación entre los Estados se podrían visualizar escenarios bélicos, aseveró Juan Palma, académico de la FCPyS de la UNAM

·        No sería descabellado argüir esa causa, indicó Miguel García Reyes, investigador del CISAN

·        En la actualidad 31 naciones enfrentan problemas por la falta de este recurso. Se estima que para 2025, 2 mil 800 millones de habitantes carecerán del líquido

·        El 22 de marzo es el día Mundial del Agua

 

La escasez de agua pone en peligro el desarrollo sustentable de los países y se ha convertido en un problema de seguridad nacional, razón por la cual se considera que sería causa de un enfrentamiento armado internacional coincidieron académicos universitarios.

 

En el corto plazo habría la posibilidad de que se presentaran crisis internacionales generadas por su carencia. Así, “de no llegarse a una negociación o cooperación entre los Estados sobre cómo utilizar los acuíferos, se podrían visualizar escenarios bélicos”, señaló Juan Palma Vargas, secretario académico del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

 

En tanto que Miguel García Reyes, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), cree que no sería descabellado argüir esta razón para una guerra de carácter mundial, pues “detrás de los países contendientes están sus ‘patrocinadores’, algunos de los cuales si cuentan con armas nucleares”, afirmó.

 

No se puede descartar esa posibilidad, recalcó, porque hoy es posible prescindir del petróleo, pero no del agua. Por ejemplo, países tan ricos como Arabia Saudita, Kuwait y Omán importan el líquido y en caso de no recibir suministros estaría en el extremo de financiar acciones agresivas para apropiarse del agua.

 

La humanidad, recordó, siempre ha tenido problemas para compartir sus ríos y afluentes; esto no es nuevo. Hasta ahora se han dirimido mediante controversias, conflictos legales y escaramuzas.

 

Explicó que incluso su aseguramiento forma parte, junto con los temas de narcotráfico, migración y contaminación, de las prioridades de la seguridad nacional, un concepto basado en la protección de un Estado y de sus habitantes, destacó el especialista.

 

Se busca alertar, aclaró, sobre la posibilidad de llegar a crear una brecha entre países ricos y pobres por cuestiones hídricas, y eso acarrearía una confrontación mayor. En ese sentido, advirtió, nadie puede asegurar que dentro de 20 años no se suscite un enfrentamiento armado de grandes dimensiones, destacó el también profesor de la FCPyS.

 

Agua Dulce, poca y cara

De acuerdo con un informe publicado en la revista Population Reports, del Centro para Programas de Comunicación de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos, en la actualidad 31 naciones, de las 194 que hay en el mundo, —en su mayoría de África y el Cercano Oriente— enfrentan problemas serios por la falta de este recurso.

 

“Se estima que el crecimiento demográfico llevará a que en el año 2025, 48 países que tendrán más de 2 mil 800 millones de habitantes —35 por ciento de la población mundial proyectada para esa fecha— se verán afectados por el mismo problema”.  Según cifras del Consejo Nacional de Población, para ese mismo plazo México tendrá 106.4 millones de pobladores.

 

Ante este panorama la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución que establece el 22 de marzo de cada año como Día Mundial del Agua.

 

En ella se invitó a los diferentes gobiernos a efectuar, en sus respectivos ámbitos, actividades académicas y de difusión relacionadas con la conservación y desarrollo de las afluentes.

 

Años atrás, la agenda internacional reivindicaba aspectos como desarme, soberanía y delimitaciones fronterizas, entre otros. Sin embargo, hoy se pueden incluir nuevos temas, como derechos humanos, democracia y cuestiones ambientales, como este sustento de la vida, comentó Juan Palma.

 

Fue a partir de la década de los setenta cuando gobiernos y organismos internacionales, como Naciones Unidas, mostraron preocupación al respecto, especialmente por los relacionados con cuestiones de contaminación –principalmente en el área marítima–, derivada de la explotación del petróleo, refirió.

 

En los ochenta, abundó, se  publicaron iniciativas concretas sobre el cuidado ecológico, como el Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, de donde se deriva la Comisión sobre Desarrollo Sustentable, cuyo propósito fundamental es buscar hacer  mejor uso de los recursos hidráulicos.

 

Population Reports indica también que un 70 por ciento de la superficie terrestre esta cubierta por agua que, en su mayor parte, es oceánica. En volumen, sólo 3 por ciento del  recurso es dulce; de ese total, tres cuartas partes son inaccesibles, al estar en los casquetes de hielo y glaciares de zonas polares alejadas de los centros de población.

 

Sólo el uno por ciento es continental e accesible, pues se localiza en lagos y ríos a poca profundidad, de donde puede extraerse sin mayor costo. Por lo tanto, sólo un centésimo del uno por ciento del suministro total se considera disponible para consumo humano.

 

De manera concreta, abundó Palma Vargas, en los años ochenta comenzó un conflicto en Medio Oriente, donde Israel, Palestina y Jordania comparten cuencas importantes; ello constituye uno de los motivos de fondo que alimenta los conflictos entre dichos pueblos.

 

Es el caso del río Nilo, que corre por Egipto y Sudán. Entre ellos existe una disputa a partir de la construcción de presas, lo que ha afectado principalmente a la agricultura, acotó.

 

Otra área es Centroamérica, concretamente los límites entre El Salvador y Honduras. En México hay problemas en la frontera con Estados Unidos, los cuales cual se han matizado a partir de la administración del Tratado de Límites y Agua, que data de 1944.

 

Escasez y contaminación

La contaminación de las afluentes afecta al desarrollo sustentable y la salud de la población mundial. Aunque el grado de alteración depende, en gran medida, de la disponibilidad que se tenga del líquido. Por ejemplo, en los países en desarrollo la carencia es casi total y muchas veces no hay ni para beber. Ello depende de la orografía y las condiciones climáticas, así como de su uso y aprovechamiento, indicó Juan Palma.

 

De este modo, Asia es el continente con mayor cantidad de agua dulce, con 13 mil 510 kilómetros cúbicos por año; en segundo lugar, América del Sur con 12 mil 30; le siguen América Central y del Norte con 7 mil 890; África con 4 mil 50; Europa con 2 mil 900, y Australia y Oceanía con 2 mil 360, refirió.

 

La escasez ha deteriorado las condiciones de vida y la salud de los seres humanos, quienes se han visto obligados a modificar sus actividades de consumo y producción, enfatizó.

 

El informe de la Universidad Johns Hopkins señala que en todo el planeta alrededor de 2 mil 300 millones de personas padecen enfermedades transmitidas o vinculadas con este recurso. “La cantidad que las personas realmente utilizan en un país depende no sólo de las necesidades mínimas y de cuánto se dispone, sino del desarrollo económico y del grado de urbanización”, asienta.

 

“En el plano mundial, la agricultura requiere el 69 por ciento de todas las extracciones anuales; la industria, el 23 por ciento, y el uso doméstico, el 8 por ciento”, refiere la publicación.

 

En opinión de Palma Vargas el aprovechamiento es otro factor que determina su escasez: “No basta con hacerlo llegar a las comunidades con la mejor calidad posible, se deben tomar en cuenta aspectos como tener un buen sistema de alcantarillado y el adecuado y eficiente control de fugas”.

 

En la medida como este fenómeno crezca –destacó Miguel García– habrá conflictos con el progreso en armonía con el entorno, lo cual lleva implícita la degradación del medio ambiente y un descenso en la calidad de vida de la gente.

 

El crecimiento demográfico, dijo, es otro de los factores que incide en su agotamiento. Por ejemplo, en lugares como Afganistán, Pakistán, la India y los países africanos ya casi no hay agua ni para subsistir. De hecho, su distribución es irregular. Mientras en la parte norte del planeta se cuenta con tecnología para potabilizarla, en el sur existen serios problemas de contaminación.

 

Llueve sobre mojado, el caso de México

Sobre la situación nacional, comentó Juan Palma, resalta que las precipitaciones pluviales no son homogéneas. El Sureste registra más lluvias, aunque no se presenta mayor captación debido a que los sistemas montañosos no permiten que el agua se asiente en las planicies donde se encuentran las zonas habitadas.

 

Del 67 por ciento del líquido vertido en territorio mexicano durante los cuatro meses de la temporada de lluvias al año, dos terceras partes cae en zonas áridas y semiáridas, donde se concentra gran parte de los núcleos urbanos.

 

También se tiene que considerar el factor poblacional, porque en él se encuentra un aspecto importante sobre el consumo, abundó. Por ejemplo, el INEGI señala en una proyección para el año 2050, que habrá entre 129 y 148 millones de habitantes, lo cual no es equitativo con la disponibilidad del recurso.

 

Casos como el de México demuestra que la escasez puede representar una situación de conflicto, no sólo interno sino también externo, sostuvo el académico universitario.

 

En ese sentido, Miguel García Reyes destacó que en la frontera entre México y Estados Unidos siempre han habido roces al compartir el caudal fluvial. Pero este es sólo un ejemplo de cómo su disminución afecta las relaciones internacionales y eso es sintomático de lo que nos espera a futuro.

 

Las propuestas

Ante este escenario, Juan Palma consideró que esta problemática se debe abordar dándole prioridad y urgencia en las agendas internacionales. Si bien su aprovechamiento ubicará a los países en situaciones de beligerancia, también los involucrará en una ardua tarea de cooperación y negociación para la búsqueda de soluciones concertadas.

 

Así, ejemplificó, cuestiones técnicas para generar energía eléctrica llevan a aseverar que su uso está ligado a aspectos de interdependencia entre naciones. Por ello, es preciso que se identifiquen áreas de cooperación que permitan utilizar el recurso de una forma más equitativa; aunque sin alterar los niveles de producción.

 

Asimismo, se deben buscar alternativas para reutilizar el agua tanto en la ciudad como en el campo, lo cual también tendría un fuerte impacto en la educación ambiental de la población. En México ya existen iniciativas para emplear nuevas tecnologías, como la generación de nubes y la capacitación de los agricultores, refirió.

 

Por su parte, García Reyes subrayó que ya es tiempo de tomar en cuenta el problema y estudiarlo. Por ello, en el CISAN se ha puesto en marcha en proyecto El agua como factor de desarrollo sustentable y seguridad nacional, en donde participan especialistas de relaciones internacionales, biología, derecho y ciencias de la atmósfera.

 

Los investigadores, sostuvo, debemos implementar programas que conduzcan a un mejor trato y cuidado de las afluentes. Sin embargo, esas cuestiones no se han considerado porque aún no han aparecido signos graves de conflicto social.

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

Juan Palma Vargas, de la FCPyS de la UNAM, aseguró que de no llegarse a una negociación o cooperación entre los Estados sobre cómo utilizar los acuíferos, se podrían visualizar escenarios bélicos.

 

Foto 2

Hoy es posible prescindir del petróleo, pero no del agua. Los países ricos podrían financiar acciones agresivas para apropiarse de este recurso, recalcó Miguel García Reyes, investigador del CISAN.