06:00 hrs. Enero 24 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-057

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

FUNDAMENTAL EL PATRIMONIO CULTURAL EN LA CONSTITUCIÓN DE LA SOBERANÍA MEXICANA

 

·        El nacionalismo mexicano se basa en un discurso ideológico, donde este recurso ha fortalecido la idea de nación

·        La cultura también es apreciada por otros miembros de la globalidad

 

El patrimonio cultural ha sido uno de los elementos que más ha servido en la constitución de la identidad y de la soberanía mexicanas, destacó Ana María Salazar, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

 

Sin embargo, los mexicanos no han tenido la conciencia ciudadana suficiente, ni la madurez política para participar activamente en la lucha y conservación de estos bienes, debido al proceso histórico que vivió México durante más de 70 años, gobernado por un sólo partido con visión monolítica.

 

Durante la conferencia Patrimonio Cultural y Ciudad, realizada en la Casa de las Humanidades de la UNAM, Salazar dijo que la importancia de este concepto radica en su dinamismo dentro de las organizaciones sociales, pues muchos de los rasgos y tradiciones que hoy se reconocen como propios han cambiado a lo largo de la historia; esto es normal durante el proceso de la construcción cultural de un pueblo o nación.

 

Indicó que en ese contexto resaltan las diferencias; sin embargo, ello no soslaya a las redes colectivas en donde estamos inmersos: “Vivimos en un mundo interrelacionado y lo que pasa en esos espacios afecta a cualquier nación. Por lo tanto, la cultura también es apreciada por otros miembros de la globalidad”, expresó.

 

El nacionalismo surge, a decir de la investigadora, en la Europa del siglo XIX como parte de una serie de luchas entre diferentes Estados por el control territorial, es decir, por la reorganización de sus espacios.

 

Agregó que estos conflictos eran de orden político más que social, porque se trataba de obtener la hegemonía más allá de los terrenos naturalmente ocupados por ciertos grupos.

 

Este concepto se ha vinculado con guerras y luchas xenofóbicas en contra de grupos distintos, que nacen justamente, de defender aquello que nos distingue de otros, apuntó.

 

En muchas ocasiones se trata de meros espejismos: “Los mexicanos somos diferentes y al mismo tiempo iguales. No se ha querido reconocer esta idea de una nación multiétnica y multicultural; sin embargo, en los anales de la historia de nuestra nación contemporánea siempre ha existido esa condición en el componente social”.

 

En este sentido, el nacionalismo mexicano ha dejado su impronta de racionalidad, basada no en las razones obvias y legítimas, sino en un discurso ideológico para fortalecer una nación monolítica, donde justamente el patrimonio cultural ha sido el recurso más poderoso para fortalecer esta idea.

 

De acuerdo con la investigadora, ésta nace justamente a partir de la defensa de los bienes culturales de los pueblos autóctonos y de la misma soberanía. Recordó que a mediados del siglo XIX, México prestó una colección de arte indígena para presentarla en Francia y hubo un conflicto diplomático al no retornar dichas piezas.

 

Este episodio da pie para que México construya un sistema de protección jurídica a partir de 1844 y lo amplíe durante el Porfiriato. Fue una legislación temprana en los siglos XIX y XX, cuando muchas de las leyes sobre gestión, conservación, difusión y estudio del patrimonio son muy tardías en otras naciones del orbe.

 

Estas disposiciones sufren varias modificaciones a lo largo del siglo XX. Finalmente, en 1972 se revisa y entra en vigor la Ley de Conservación del Patrimonio Artístico, Arqueológico e Histórico de la nación mexicana, que designa para su protección a dos instancias: el Instituto Nacional de Antropología y el Instituto Nacional de Bellas Artes.

 

El primero ve no sólo por la conservación de ese patrimonio, sino también por su estudio y difusión, además de la conservación. En el caso de Bellas Artes, hace suyo el cometido de proteger los bienes artísticos de la nación.

 

La custodia, conservación, estudio y difusión de los bienes arqueológicos, culturales e históricos del país son una tarea muy compleja, la que no puede llevarse a cabo sin la asistencia de la ciudadanía, concluyó.

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

El patrimonio cultural ha sido uno de los elementos que más ha servido en la constitución de la identidad y de la soberanía mexicanas, aseguró Ana María Salazar, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

 

Foto 2

La investigadora Ana María Salazar dijo que la custodia, conservación, estudio y difusión de los bienes arqueológicos, culturales e históricos del país son una tarea muy compleja, que no puede llevarse a cabo sin la asistencia de la ciudadanía.