06:00 hrs. Enero 24 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-056

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

TENDENCIA DE LA POBLACIÓN MUNDIAL A VIVIR EN ZONAS URBANAS

 

·        Sandra Knapp, del Museo de Historia Natural de Londres, Inglaterra, señaló que en el año 2030 más del 60 por ciento de la población mundial vivirá en ciudades

·        Indispensable relacionar el conocimiento con la sociedad para preservar la biodiversidad, afirmó

·        En el Instituto de Biología, aseguró que la diversidad biológica sostiene la vida humana; brinda alimentos y materias primas, y es clave para el progreso y bienestar

 

Luego de destacar que el planeta está cada vez más urbanizado y que en los próximos 25 años la mayor parte de la población vivirá en ciudades, Sandra Knapp, editora asociada de la revista  Flora Mesoamericana y botánica investigadora del Museo de Historia Natural de Londres, Inglaterra,  urgió a relacionar toda la actividad del hombre a la preservación de los ecosistemas del orbe.

 

El desarrollo del conocimiento científico debe relacionarse con la sociedad para preservar y hacer uso racional de la biodiversidad, afirmó.

 

Al participar en el Seminario El papel de la taxonomía en la conservación de la biodiversidad, organizado por el Instituto de Biología de la UNAM, señaló que el planeta cada día es más urbanizado. Se calcula que en el año 2030 más del 60 por ciento de la población mundial vivirá en ciudades. Por ello, la mayoría de las personas no tendrá contacto directo con la naturaleza.

 

Destacó que, ante ese panorama, los taxónomos pueden hacer múltiples contribuciones a la preservación de los ecosistemas, como la elaboración de guías de campo, inexistentes en la mayoría de las naciones con rica ecología –como México–, a diferencia de Europa o Estados Unidos, donde existen desde hace muchos años.

 

Con ayuda de esos materiales la población es capaz de identificar aves, mariposas o plantas medicinales, entre otros. Para su elaboración, los especialistas necesitan colaborar con los posibles usuarios, como las comunidades indígenas o campesinas.

 

La experta refirió que, en general, la conservación se entiende como la preservación del medio de influencias destructivas.  Su sentido estático se contrapone con la naturaleza, que es dinámica y cambia todo el tiempo. Se requiere, en ese sentido, unir ambas concepciones.

 

Knapp recordó que la diversidad biológica sostiene la vida humana, pues nos da alimentos y materias primas que usamos todos los días. Es clave del progreso y bienestar, y por ello debemos resguardarla.

 

Un paradigma para su salvaguarda, reiteró, es el conocimiento científico, la utilización de recursos por parte de la colectividad, y proteger y cuidar la naturaleza. Es necesario conectar esos elementos para mantener la vida en el planeta.

 

Para alcanzar esa meta, la taxonomía puede hacer múltiples aportaciones. En Inglaterra, incluso, ha habido un cambio en la percepción de su importancia, por ser la disciplina que “sostiene la conservación”.

 

La taxonomía se define como clasificación, especialmente en relación con las leyes generales y principios; es lo mismo que la sistemática. Con sus colecciones se pueden extraer muestras de Ácido Desoxirribonucleico (ADN).

 

En estos acervos se basan las teorías del por qué y cómo estamos aquí. Por ejemplo, aún se conservan los ejemplares de aves recolectados por Charles Darwin en las Islas Galápagos, fuente de la teoría de la evolución por selección natural.

 

Knapp explicó que la taxonomía tiene tres tareas: la filogenia, la identificación y la descripción. La primera se dedica a construir árboles filogenéticos, estudios moleculares de ADN y mapeos de caracteres morfológicos, como el color de los frutos. Estas ramificaciones permiten proponer hipótesis sobre el funcionamiento del proceso evolutivo.

 

Con esta herramienta es posible conocer a los organismos que están en la base de la vida, como los microscópicos, que viven en fuentes termales y no poseen características morfológicas, y sólo pueden ser entendidos mediante su relación con elementos vitales.

 

Países como México y el Reino Unido –expuso–  son firmantes de la Convención de Conservación de la Biodiversidad y están comprometidos a alcanzar sus metas. Quienes manejan reservas o parques en esas naciones “tienen obligación de identificar –como segunda tarea– plantas y animales para establecer la condición de poblaciones”. Esa es tarea de la taxonomía.

 

El tercer quehacer es la descripción. No sólo es la elaboración de listas o catálogos de flora o fauna que, aún cuando son importantes, son sólo el primer paso para entender su multiplicidad.

 

Ese proceso –que incluye claves para diferenciar especies, una nomenclatura y una descripción en lenguaje científico– permite obtener mapas de distribución, árboles filogenéticos de carácteres morfológicos, entre otros recursos. Esa información monográfica es la base de esta ciencia.

 

Finalmente, a pesar de la importancia de esa disciplina, Knapp alertó sobre la disminución en el número de especialistas en el área. “Los taxónomos, como muchas de las especies que estudiamos, también estamos en peligro de extinción”.

 

 

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PIES FOTO

 

Foto 1

Sandra Knapp, del Museo de Historia Natural de Londres, Inglaterra, dijo en la UNAM que el conocimiento científico debe vincularse a la sociedad para preservar la biodiversidad.

 

Foto 2

Mediante su actividad de sistematizar el conocimiento sobre flora y fauna, los taxónomos colaboran para salvaguardar a las especies del planeta, señaló la investigadora inglesa Sandra Knapp.