06:00 hrs. Enero 10 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-022

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

ANÁLISIS QUÍMICOS PERMITEN CONOCER LA VIDA COTIDIANA DE LOS TEOTIHUACANOS

 

·        El laboratorio móvil del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM ha sido fundamental en esta tarea

·        Los teotihuacanos construyeron grandes conjuntos habitacionales, unidos por un patio dedicado al culto; en el centro de cada comunidad existía un espacio religioso

·        Las montañas sagradas –trasfondo natural del Valle de Teotihuacan– tienen similitudes con las pirámides construidas por el hombre

 

A través de análisis químicos realizados por el laboratorio móvil del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, se han podido conocer acontecimientos ocurridos en algunas habitaciones de las casas que rodean a Teotihuacan, señaló la investigadora Linda Manzanilla.

 

A través de ciertos procedimientos se pueden entender y ubicar los lugares donde los teotihuacanos dormían, cocinaban y efectuaban sus ritos; los fosfatos revelan los sitios donde había actividad orgánica, como basureros, almacenes de comida y cocinas.

 

Los residuos de otros materiales permiten identificar herramientas y objetos utilizados en sus actividades rituales y parte de sus costumbres, indicó durante la conferencia “Nuevas investigaciones interdisciplinarias en Teotihuacan”.

 

La investigadora, quien en los últimos 18 años se ha dedicado a realizar estudios en las excavaciones de Teotihuacan, destacó que esta ciudad es uno de los sitios más extraordinarios del pasado mesoamericano.

 

Respecto de la vida cotidiana en esta zona, informó que sus pobladores construyeron grandes conjuntos habitacionales; unos más elegantes que otros, pero todos unidos por un patio dedicado al culto. En cada comunidad había un espacio religioso al centro.

 

Esta urbe contaba con 125 mil habitantes. Era un centro manufacturero en donde la mayoría de las personas se dedicaba a la actividad artesanal, como lo demuestran los vasos pintados, las vasijas trípodes y la cerámica decorada, de gran prestigio en toda Mesoamérica.

 

A decir de Linda Manzanilla, otro elemento importante que proporciona datos sobre esta cultura son las llamadas “caritas retrato”, una representación de las características físicas del habitante promedio.

 

Los trabajos realizados en esta zona han sido interpretación conjunta de biólogos, químicos, físicos, antropólogos, sociólogos, genetistas y arqueólogos. Con los hallazgos de estos especialistas se han podido reconstruir aspectos cotidianos del pasado.

 

Al referirse a los barrios foráneos, se encontró que los teotihuacanos elegían vivir en construcciones parecidas a “vecindades”; en contraparte, se hallaron chozas circulares con techo de palma, como las existentes en las huastecas en tiempos del Posclásico. Sin embargo, en el Clásico Mesoamericano es probable que éstas hayan sido las viviendas de los comerciantes veracruzanos.

 

Por otra parte, las montañas sagradas –trasfondo natural del Valle de Teotihuacan– tienen similitudes con las estructuras construidas por el hombre, explicó; la Pirámide de la Luna y del Cerro Gordo están mimetizadas entre sí. Esto revela que su planeación consideró su relación con el medio circundante.

 

La primera construcción monumental fue la Pirámide del Sol, cuya edificación coincidió con las erupciones del Popocatépetl y el Xitle en el sur de la cuenca de México; estos volcanes eran considerados sagrados para los grupos formativos, pero al expulsar fuego destruyeron gran parte de los recursos agrícolas del sur de la cuenca y de la parte oeste del valle de Puebla-Tlaxcala.

 

Dicha población se reasentó en el Valle de Teotihuacan, donde había una concentración de 80 manantiales de agua dulce, además de material constructivo disponible.

 

En este sitio se ubicó el punto de mejor acceso a la cuenca de México desde la costa del Golfo –sin pasar por los volcanes–, además de ser rico en obsidiana, recurso básico para la tecnología mesoamericana, pues los teotihuacanos lo monopolizaron para crear herramientas de trabajo. Este aspecto debe considerarse cuando se analiza la actividad económica, destacó.

 

Al referirse a la principal deidad del Estado teotihuacano, la investigadora identificó en el periodo Posclásico a Tláloc, el Dios de la lluvia, que ya desde el Clásico se relacionó con los mantenimientos y la fertilidad de la tierra.

 

Los trabajos que ahora realizamos, explicó Manzanilla, consisten en averiguar quiénes eran los gobernantes, a partir de los conocimientos hasta la fecha obtenidos.

 

La investigación analiza si en realidad los gobernantes habitaban en los grandes palacios ubicados al norte y al sur, en el Templo de Quetzalcóatl. Sin embargo, al considerar las tesis doctorales de diversos investigadores, no existe ninguna evidencia de que en estos módulos –similares entre sí– vivieron los gobernantes. Los ahí representados son sacerdotes ligados al culto la deidad estatal.    

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

Análisis químicos realizados por el laboratorio móvil del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, han permitido conocer parte de la vida cotidiana de los teotihuacanos, afirmó la catedrática Linda Manzanilla.

 

Foto 2

En Teotihuacan hubo grandes conjuntos habitacionales; unos más elegantes que otros, pero todos unidos por un patio dedicado al culto, señaló Linda Manzanilla, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.