Boletín UNAM-DGCS-016
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
LAS MUJERES, EL SECTOR MÁS AFECTADO POR LA GLOBALIZACIÓN
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Ellas no acceden al mercado de trabajo con
los mismos recursos que los varones; no pueden competir en igualdad de
condiciones
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En su mayoría, el género femenino tiene
empleos no permanentes, bajo categorías laborales precarias y con ingresos
bajos e inestables
·
El feminismo es uno de los efectos
reflexivos de la modernidad que más ha contribuido en los dos últimos siglos al
progreso social y político
La "lógica
excluyente" del capitalismo neoliberal afecta en mayor medida a los más
pobres, que en su mayoría son mujeres. Según el Informe de Desarrollo Humano, que
publica anualmente el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se
estima que de cada diez excluidos, entre seis y siete pertenecen a este sexo,
afirmó Rosa Cobo, de la Universidad Autónoma de Madrid, España.
La globalización, explicó,
afecta más a quienes ocupan una posición más débil en el aparato productivo o a
los depauperados por el mismo; y la mayoría de ellas está fuera de la economía.
Las políticas de ajuste
estructural influyen asimétricamente sobre las relaciones de género, y es que
las mujeres no acceden al mercado con los mismos recursos y la misma movilidad
que los varones; no pueden competir en igualdad de condiciones, aseguró la
catedrática durante la conferencia “Feminismo de la segunda ola y
globalización”, que se realizó en el Auditorio del CeIICH, de la Torre II de
Humanidades.
Añadió que la mano de obra
femenina juega un papel estratégico en este proceso de liberalización. En todos
los países del mundo representa un segmento de población laboral considerable.
Las maquilas o zonas francas son la nueva palanca para la inserción de las
economías periféricas en el proceso globalizante.
Esas zonas industriales les
ofrecen nuevas oportunidades de empleo, sin embargo bajo condiciones propias
del siglo XIX. En general, suelen ser empleadas sujetas a contratos temporales,
expulsadas cuando no cumplen con las más altas tasas de productividad y con
sueldos, en muchos casos, por debajo de la subsistencia.
El mercado mundial de trabajo
muestra una diferenciación –cada vez más creciente– entre los trabajadores
mayoritariamente varones y una periferia, en aumento, representada por mujeres
e inmigrantes; los primeros son altamente cualificados y perciben altos
salarios, mientras que aquellas tienen empleos no permanentes, bajo condiciones
laborales precarias y con ingresos bajos e inestables.
Desde hace tres décadas
–marcadas por el fenómeno del libre comercio– nos encontramos ante un amplio y
profundo proceso de transformación social; y frente a cambios significativos en
nuestro imaginario colectivo.
La globalización –definida
básicamente en términos económicos en los inicios del siglo XXI– pretende hacer
de los países del mundo un espacio único y sin fronteras para el dinero, para
las mercancías y para los servicios. La idea clave de este fenómeno es la
libertad de movimiento de capitales y mercaderías sin ningún tipo de restricción.
El origen de este proceso se
remonta a los años ochenta. A partir de ese momento se produce una
reestructuración del capitalismo, cuya cara amigable es el crecimiento y su
estigma, la lógica excluyente. Significa el fin del Estado como instancia de
redistribución monetaria y el fin de las políticas sociales. En definitiva,
significa la subordinación de la política a la economía.
La liberalización “está afectando a las sociedades del norte y a las del sur; a
todas las clases sociales, a las etnias, razas y a todo tipo de comunidades.
Unas veces en clave de exclusión, en otras de opresión y explotación”, explicó.
En cuanto al feminismo,
destacó que a partir de los años sesenta el siglo XX ha sido testigo de una
segunda ola feminista de marcado carácter político. Este resurgimiento ha
impregnado las mentalidades, permeando valores sociales, trastocado los
paradigmas dominantes de las ciencias sociales y ha obligado a algunos Estados
a implementar políticas de igualdad.
En su doble dimensión de
movimiento social y tradición intelectual, es uno de los efectos reflexivos de
la modernidad que más ha contribuido en los dos últimos siglos al progreso
social y político, apuntó.
Pero la globalización de las
políticas neoliberales, lejos de dejar un saldo positivo para las mujeres,
significa mucho más trabajo gratuito y mal pagado. Todos los datos avalan
empíricamente la idea largamente sostenida, de la feminización de la pobreza.
Estos motivos muestran la necesidad de que construya un discurso crítico hacia
este fenómeno. Los datos apuntan hacia la necesidad de que sus argumentos
tengan un espacio relevante en los movimientos contestatarios, hasta el punto
de que las alternativas que se formulen tengan como eje central la desigualdad
de género.
Esto requiere que esta
corriente reivindicatoria se articule críticamente contra la exclusión social,
pues si se construyen alternativas creíbles y esta postura está ausente de su
formulación y de su defensa política, después no podrá obtener ninguno de los beneficios
de ese éxito político, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
En el auditorio
del CeIICH de la UNAM, Rosa Cobo, de la Universidad Autónoma de Madrid, España,
afirmó que las mujeres no pueden competir en igualdad de condiciones con los
varones.
FOTO 2
La mano de obra femenina juega un papel estratégico en el capitalismo neoliberal, manifestó la catedrática española en su conferencia “Feminismo de la segunda ola y globalización”.