06:00 hrs. Enero 8 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-016

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

LAS MUJERES, EL SECTOR MÁS AFECTADO POR LA GLOBALIZACIÓN

 

·        Ellas no acceden al mercado de trabajo con los mismos recursos que los varones; no pueden competir en igualdad de condiciones

·        En su mayoría, el género femenino tiene empleos no permanentes, bajo categorías laborales precarias y con ingresos bajos e inestables

·        El feminismo es uno de los efectos reflexivos de la modernidad que más ha contribuido en los dos últimos siglos al progreso social y político

 

La "lógica excluyente" del capitalismo neoliberal afecta en mayor medida a los más pobres, que en su mayoría son mujeres. Según el Informe de Desarrollo Humano, que publica anualmente el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se estima que de cada diez excluidos, entre seis y siete pertenecen a este sexo, afirmó Rosa Cobo, de la Universidad Autónoma de Madrid, España.

 

La globalización, explicó, afecta más a quienes ocupan una posición más débil en el aparato productivo o a los depauperados por el mismo; y la mayoría de ellas está fuera de la economía.

 

Las políticas de ajuste estructural influyen asimétricamente sobre las relaciones de género, y es que las mujeres no acceden al mercado con los mismos recursos y la misma movilidad que los varones; no pueden competir en igualdad de condiciones, aseguró la catedrática durante la conferencia “Feminismo de la segunda ola y globalización”, que se realizó en el Auditorio del CeIICH, de la Torre II de Humanidades.

Añadió que la mano de obra femenina juega un papel estratégico en este proceso de liberalización. En todos los países del mundo representa un segmento de población laboral considerable. Las maquilas o zonas francas son la nueva palanca para la inserción de las economías periféricas en el proceso globalizante.

 

Esas zonas industriales les ofrecen nuevas oportunidades de empleo, sin embargo bajo condiciones propias del siglo XIX. En general, suelen ser empleadas sujetas a contratos temporales, expulsadas cuando no cumplen con las más altas tasas de productividad y con sueldos, en muchos casos, por debajo de la subsistencia.

 

El mercado mundial de trabajo muestra una diferenciación –cada vez más creciente– entre los trabajadores mayoritariamente varones y una periferia, en aumento, representada por mujeres e inmigrantes; los primeros son altamente cualificados y perciben altos salarios, mientras que aquellas tienen empleos no permanentes, bajo condiciones laborales precarias y con ingresos bajos e inestables.

 

Desde hace tres décadas –marcadas por el fenómeno del libre comercio– nos encontramos ante un amplio y profundo proceso de transformación social; y frente a cambios significativos en nuestro imaginario colectivo.

 

La globalización –definida básicamente en términos económicos en los inicios del siglo XXI– pretende hacer de los países del mundo un espacio único y sin fronteras para el dinero, para las mercancías y para los servicios. La idea clave de este fenómeno es la libertad de movimiento de capitales y mercaderías sin ningún tipo de restricción.

 

El origen de este proceso se remonta a los años ochenta. A partir de ese momento se produce una reestructuración del capitalismo, cuya cara amigable es el crecimiento y su estigma, la lógica excluyente. Significa el fin del Estado como instancia de redistribución monetaria y el fin de las políticas sociales. En definitiva, significa la subordinación de la política a la economía.


La liberalización “está afectando a las sociedades del norte y a las del sur; a todas las clases sociales, a las etnias, razas y a todo tipo de comunidades. Unas veces en clave de exclusión, en otras de opresión y explotación”, explicó.

 

En cuanto al feminismo, destacó que a partir de los años sesenta el siglo XX ha sido testigo de una segunda ola feminista de marcado carácter político. Este resurgimiento ha impregnado las mentalidades, permeando valores sociales, trastocado los paradigmas dominantes de las ciencias sociales y ha obligado a algunos Estados a implementar políticas de igualdad.

 

En su doble dimensión de movimiento social y tradición intelectual, es uno de los efectos reflexivos de la modernidad que más ha contribuido en los dos últimos siglos al progreso social y político, apuntó.

 

Pero la globalización de las políticas neoliberales, lejos de dejar un saldo positivo para las mujeres, significa mucho más trabajo gratuito y mal pagado. Todos los datos avalan empíricamente la idea largamente sostenida, de la feminización de la pobreza.


Estos motivos muestran la necesidad de que construya un discurso crítico hacia este fenómeno. Los datos apuntan hacia la necesidad de que sus argumentos tengan un espacio relevante en los movimientos contestatarios, hasta el punto de que las alternativas que se formulen tengan como eje central la desigualdad de género.

 

Esto requiere que esta corriente reivindicatoria se articule críticamente contra la exclusión social, pues si se construyen alternativas creíbles y esta postura está ausente de su formulación y de su defensa política, después no podrá obtener ninguno de los beneficios de ese éxito político, concluyó.



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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

En el auditorio del CeIICH de la UNAM, Rosa Cobo, de la Universidad Autónoma de Madrid, España, afirmó que las mujeres no pueden competir en igualdad de condiciones con los varones.

 

FOTO 2

 

La mano de obra femenina juega un papel estratégico en el capitalismo neoliberal, manifestó la catedrática española en su conferencia “Feminismo de la segunda ola y globalización”.