06:00 hrs. Enero 5 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-010

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de foto al final del boletín

EUROPA Y ASIA, INTERESADOS EN CULTIVAR AMARANTO

 

·        El amaranto ofrece un alto contenido proteínico y variados usos comestibles   

·        Teresa Reyna Trujillo, del Instituto de Geografía, reveló que Mesoamérica es centro originario de más de 52 especies de frutos

·        Informó que en investigadores de la UNAM y de otras universidades latinoamericanas estudian la producción masiva de cultivos alternativos

 

Por su alto contenido proteínico, variados usos comestibles y la facilidad con la que se cultivan, casi de manera silvestre, además de que se ingieren como hortalizas el amaranto tiene alta demanda en Europa y Asia, afirmo la bióloga Teresa Reyna Trujillo, del Instituto de Geografía de la UNAM. 

 

Por estas razones, entre otras, investigadores de la Universidad Nacional, en colaboración con colegas de diversas instituciones de educación superior de Latinoamérica y el Caribe, trabajan en la introducción de cultivos alternativos como el amaranto y árboles frutales, como una opción alimentaria para el hombre y los animales en diversos países de la región.

 

Reyna Trujillo reveló que Mesoamérica es el centro originario de más de 52 especies de frutos, sobre todo los territorios de la República Mexicana y Guatemala; no obstante, en la actualidad están olvidados, pues no se conoce su ubicación y tampoco se cultivan; sólo existen en forma silvestre.

Uno de los primeros productos trabajados fue el amaranto. Este vegetal hoy es requerido por países europeos y asiáticos para propagarlo en sus regiones. En América es posible encontrarlo de manera silvestre desde el sur de Estados Unidos hasta la Patagonia.

 

Dos de las principales especies comestibles y que hoy se propagan por el mundo son originarias de México y Centroamérica, y una más de Sudamérica. No sólo poseen un alto contenido proteínico, sino que también se ingieren como hortaliza.

 

Apuntó que al abordar este tema, de inmediato se piensa en los dulces de alegría, que puede ser parte de una agroindustria totalmente constituida. Se busca que sus derivados tengan penetración en las grandes ciudades, donde se requieren para una mejor dieta de la sociedad.

 

Para lograrlo, abundó Reyna Trujillo, se realizan talleres sobre el consumo de todos los derivados de esa semilla como atoles, galletas, pasteles, tamales y la misma hoja, de gran uso y tradición entre mayas, teotihuacanos y aztecas.

 

También se tienen proyectos en otros países como Perú, Argentina y Bolivia. En este último, a pesar de tener ciudades con 4 mil metros de altura sobre el nivel del mar y poseer temperaturas bajas y con poca precipitación pluvial, se ha adaptado de manera importante.

 

La académica universitaria reconoció que a nuestro país le falta decidir qué hacer con esta nueva producción agrícola, qué apoyos se le dará para impulsar el desarrollo agroindustrial en beneficio de la población y para darle salida al extranjero vía exportaciones.

 

Opinó que otro problema del campo mexicano es la falta de un manejo adecuado, racional y planificado de sus recursos, pues en algún momento pueden encontrar mercados locales, regionales, nacionales, y si se mantiene la calidad de las frutas, por ejemplo, promoverlos en el exterior.

 

Gran parte de estos cultivos podrían ingresar a los mercados en el mundo si los productores se ajustaran a los altos estándares de las normas internacionales establecidas; de lo contrario, podrían ser rechazados de inmediato.

 

Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Banco de México (Banxico), Secretaría de Economía (SE) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), México generó 2 mil 961 millones de dólares en exportaciones relacionadas con la agricultura y silvicultura de enero a agosto de 2003.

 

Incluso la balanza de pagos registró un superávit por 508 mil 467 millones de dólares en el mismo año, al alcanzar un saldo en las exportaciones de productos alimenticios del sector agro–silvícola  de 2 mil 54 millones de dólares. Esta cifra oficial permite considerar que este sector comercial alcanza una de las actividades más dinámicas de la economía nacional.

 

Reyna Trujillo enfatizó que la colaboración entre naciones, a través de sus centros de investigación, es fundamental para el desarrollo y crecimiento industrial. Sin embargo, primero hay que saber todo acerca de esas especies y fomentar el hábito de su consumo entre la población para lograr una cultura alimentaria en expansión.

 

Con ese objetivo, desde hace varios años se trabaja de la mano de otros colegas de los institutos de investigaciones Antropológicas, Económicas y Biología, así como del Programa Universitario de Alimentos de la UNAM, en la impartición de diplomados sobre cocina prehispánica.

 

La bióloga, encargada del proyecto Cultivos alternativos para América Latina y el Caribe, recordó que desde hace varios años han venido trabajando con algunos países latinoamericanos, pues Mesoamérica tiene un interés étnico, antropológico, histórico y desde el punto de vista de los recursos faunísticos y florísticos.

 

En Cuba ya se ha introducido el amaranto; también hay otro proyecto para el cultivo del mojo, capomo o ramón, un árbol originario de América del que se conoce poco, pero que tuvo gran importancia para la cultura maya. Su fruto era consumido por las mujeres preñadas ya que coadyuva a la formación de leche.

 

Otra alternativa que trabajan es introducir árboles frutales, los cuales son abundantes en la región y ocupan grandes superficies.

 

 

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FOTO 1

La bióloga Teresa Reyna Trujillo, del Instituto de Geografía, dijo que la colaboración entre naciones, a través de sus centros de investigación, es fundamental para el desarrollo y crecimiento agroindustrial.

 

FOTO 2

Teresa Reyna Trujillo investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM trabaja con colegas de otros países en la introducción del amaranto como cultivo alternativo para América Latina. Este vegetal es requerido por naciones europeas y asiáticas para propagarlo en sus regiones.