06:00 hrs. Enero 2 de 2004

 

Boletín UNAM-DGCS-001

Ciudad Universitaria

 

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 EL ESTRÉS PUEDE SER MORTAL EN PACIENTES CON DIABETES E HIPERTENSIÓN: BENJAMÍN DOMÍNGUEZ

 

·        Toda la gente necesita un mínimo de estrés para mantenerse viva, sana y activa, señaló el académico de la FP de la UNAM

·        Las personas se anticipan a lo que va a pasar y esto genera altos niveles de tensión, destacó

 

El estrés puede ser factor de aumento en los índices de mortalidad entre los mexicanos al agravar muchas enfermedades como diabetes e hipertensión, aseguró Benjamín Domínguez Trejo, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Todos los seres humanos tienen tensión, no obstante, las situaciones provocadas por el medio ambiente y el organismo pueden contribuir a que ésta se eleve y dañe en el estado de salud, indicó.

 

Si bien toda la gente necesita vivir en un mínimo estado de alerta para mantenerse seguros, sanos y activos, esta condición puede aumentar a niveles negativos cuando se activa de manera constante su capacidad de anticipación. Las personas no sólo responden a los estímulos cuando acaecen, sino que también pueden preverlos, manifestando intensas turbaciones, refirió el psicólogo.

 

Esto se advierte en los pacientes atendidos en la Clínica del Dolor del Hospital General de México. Muchas veces, después de habérseles extirpado un tumor canceroso, sienten el mismo dolor que presentaban en la etapa previa a la operación. Eso se debe a que su cuerpo responde al temor de volver a presentar cáncer.

 

Los humanos pueden manifestar angustia ante muchas situaciones. Se sabe que los menores presentan ansiedad ante los pleitos familiares y las comparaciones con sus hermanos u otros niños. Los jóvenes son sensibles a las relaciones con sus padres o las autoridades, y los adultos resienten los altibajos familiares, de pareja y laborales.

 

Así, mientras las personas tengan menos posibilidades de moderar la intensidad de estas fuentes, más daño les causarán, sostuvo Domínguez Trejo. Por ejemplo, dijo, quienes trabajan en servicios de emergencia están sometidos a fuertes tensiones, tal es el caso de bomberos, médicos de urgencias y policías. Entre estos profesionales se presentan más casos de muerte por infartos.

 

Una de las formas para saber si un sujeto está estresado es inquirir si tiene problemas para concentrarse, está inquieto, se sobresalta con facilidad y presenta palpitaciones y dificultad para dormir, precisó.

 

Al hablar sobre los procedimientos para su manejo, el académico señaló que las personas resisten niveles más elevados de perturbación cuando tienen mayor cantidad de redes afectivas: “Este es un escudo natural, quienes tienen una buena agenda de amigos, parientes y personas en las que pueden confiar plenamente son capaces de disminuir considerablemente este estado anímico”, recalcó.

 

Sin embargo, dijo, fumar, comer en exceso o ingerir bebidas alcohólicas disminuyen la tensión momentáneamente, y a largo plazo la factura para la salud es alta.

 

Escuchar música es relajante por su efecto distractor y puede ser una herramienta para el control natural. Dormir o descansar también son actividades relajantes. Sin embargo, hay ocasiones en que estos mecanismos ya no funcionan y es necesario recurrir a especialistas.

 

Benjamín Domínguez precisó que en los últimos diez años su trabajo ha estado enfocado a dar tratamiento a personas seriamente afectadas por esta enfermedad, especialmente a grupos vulnerables, como es el caso de víctimas de desastres, secuestro y asalto.

 

Lo primero que se hace, dijo, es tomarles signos a través de marcadores fisiológicos, los cuales indican los cambios presentados por el organismo en situaciones de angustia. Éstos pueden ser la velocidad y profundidad de la respiración, y las variaciones en la temperatura de las manos.

 

Como especialistas, destacó, se enseña a los pacientes a relajarse por medio de ejercicios de control del flujo pulmonar y se le pide recordar momentos que les produzcan tranquilidad.

 

La escritura emocional autorreflexiva y platicar los problemas son otros recursos empleados en el manejo de la tensión. “Cuando la gente puede hablar o escribir sobre sus angustias reduce los efectos negativos”, expresó.

 

Aunque los tratamientos farmacológicos son utilizados para corregir este problema, se debe considerar que una pastilla podrá quitarle el nerviosismo al paciente, pero no le enseñará a permanecer tranquilo, acotó.

 

El manejo del estrés se consigue mediante un proceso de aprendizaje y, en ese sentido, las personas deben reconocer las situaciones que les preocupan, para después buscar nuevas formas de respuesta a sus procesos de anticipación, concluyó.

 

 

 

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Toda la gente necesita un mínimo de estrés para mantenerse viva, sana y activa, señaló Benjamín Domínguez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

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Fumar, comer en exceso o ingerir bebidas alcohólicas pueden ayudar a disminuir el estrés, pero sólo momentáneamente, porque a largo plazo la factura para la salud será alta, sostuvo Benjamín Domínguez, de la Facultad de Psicología de la UNAM.