Boletín UNAM-DGCS-978
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
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Baja completamente la producción de
auto–anticuerpos que pudieran causar daño al cerebro
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Descubrió lo anterior el investigador Fernando García Tamayo,
junto con un equipo de trabajo de la Facultad de Química de la UNAM
Contrario a lo que muchos
especialistas suponen, el estrés no provoca lesiones al sistema nervioso, más
bien tiene el efecto contrario bajo ciertas circunstancias, señala el
investigador Fernando García Tamayo, quien junto con un equipo de trabajo de la
Facultad de Química de la UNAM, ha llegado a esas conclusiones.
El estrés, explicó, puede llegar a ser benéfico cuando es
la respuesta de alarma del organismo, activada porque algo nos molesta, amenaza
o arremete, y se caracteriza porque aumenta la producción de cortisona y
catecolamina, que aceleran la circulación de la sangre y los niveles de
glucosa, así como la actividad del corazón, pulmones, riñón, intestino y
glándulas sudoríparas. Los resultados son positivos porque gracias a ello
podemos huir o defendemos mejor, además de reparar los tejidos más
eficientemente, entre otras ventajas.
Sin embargo, abundó,
representa un problema cuando no se sabe manejar, pues prolonga el estado de
alarma por días o meses, debido a razones figuradas o reales, situación dañina
para el organismo.
Lo anterior ocasiona problemas
como insomnio, pérdida de peso, úlceras en el estómago, hipertensión arterial,
disminución de las defensas, aumento de la arteriosclerosis, niveles elevados
de azúcar en la sangre y alteraciones en la conducta.
Generalmente, indicó el
especialista, el sistema inmune produce moléculas llamadas anticuerpos, que
tienen la función de combatir a los organismos extraños que penetran en el
cuerpo, como virus, bacterias o toxinas.
Pero existen también
los denominados auto–anticuerpos
que tienen como tarea proteger o ayudar a eliminar las lesiones.
Normalmente, dijo, los auto–anticuerpos auxilian a
limpiar el cerebro de neuronas dañadas. Pero, en el estudio conjunto que
realiza con expertos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán,
encontraron que el estrés deprime su producción.
Referente a la ansiedad,
aclaró, “pensamos que si hiciera daño en el cerebro lo más probable es que
fuera a través del sistema inmune, el cual, estimulado por la tensión atacaría
esta región. Pero resulta que encontramos todo lo opuesto: baja completamente
la producción de auto–anticuerpos”. En ese momento, precisó, las neuronas trabajan
mal, por lo que “el sistema inmunológico dice: ‘lo que no funciona hay que
eliminarlo’, y el estrés le dice: ‘tranquilo, no vayas a empezar a matar
células’”.
Así, aunque una angustia crónica perjudique la salud del
ratón –que ha sido su modelo de estudio– de todos modos el animal encuentra una
forma de ayudarse: disminuye la formación de auto–anticuerpos contra el sistema
cerebral. “Esto puede significar la sobrevida de algunas neuronas que quizás
hubieran sido eliminadas por la respuesta del sistema inmune si el estrés no la
reduce”.
En otros estudios, opinó, han explorado si esta carga de
tensión modifica los factores que controlan la muerte programada de las
neuronas, encontrando que si el estrés crónico aminora la activación de las
enzimas que promueven, la mortandad celular aumenta. Esto puede representar
también, una ayuda para que se escapen de morir algunos de esos elementos que,
teóricamente, pudieran haber sido dañados por este padecimiento.
Pero, en este punto el investigador se pregunta sobre la
conveniencia de que mueran o sobrevivan grupos neuronales que no trabajan bien
sólo por ser sacudidos por el estrés. ¿Es bueno o malo suprimir las respuestas
solamente para vivir más tranquilos? Estas preguntas quedan por contestar.
Así, los estudios de Fernando
García Tamayo demuestran que, como todo en la vida, aunque esta enfermedad se
prolongue y tenga consecuencias negativas en algunos aspectos, de todos modos
es capaz de activar mecanismos de ayuda para reparar algunos de los problemas
que él mismo provoca. De todos modos, lo mejor es tratar de no angustiarse sin
motivo y, por supuesto, tratar de evitar las circunstancias que conducen a
respuestas prolongadas.
Con este tipo de
investigación, realizada en el Laboratorio de Inmunología de la Facultad de
Química, aseguró, es posible llegar a encontrar más adelante medicamentos que
reproduzcan exactamente el efecto que la tensión provoca para salvar células en
peligro.
Desgraciadamente, hoy en día hay una mayor incidencia de
personas estresadas en nuestra sociedad, provocado por presiones económicas,
aumento de población y de competencia en el trabajo. Se vive más angustiado que
antes. Pero tomar el tranquilizante “Diazepán” no es la solución, porque es un
proceso necesario. Hace falta manejarlo.
Incluso, expresó, buena parte
es una respuesta que no podemos cambiar, “una marca que traemos desde niños”,
pues probablemente, la modernidad ya influye desfavorablemente en los recién
nacidos.
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PIES DE FOTO
El investigador
Fernando García Tamayo, y un grupo de trabajo de la Facultad de Química de la
UNAM, en colaboración con expertos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán,
encontraron que el estrés no provoca lesiones al sistema nervioso, más bien lo
ayuda en ciertas circunstancias.
El estrés puede
ser benéfico cuando representan una respuesta de alarma del organismo, aseveró
Fernando García Tamayo, investigador de la Facultad de Química de la UNAM.