06:00 hrs. Diciembre 31 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-978

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

MANEJADO CORRECTAMENTE, EL ESTRÉS AYUDA AL SISTEMA NERVIOSO

 

·        Baja completamente la producción de auto–anticuerpos que pudieran causar daño al cerebro

·        Descubrió lo anterior  el investigador Fernando García Tamayo, junto con un equipo de trabajo de la Facultad de Química de la UNAM

·        Realiza dicho estudio en colaboración con expertos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán

 

Contrario a lo que muchos especialistas suponen, el estrés no provoca lesiones al sistema nervioso, más bien tiene el efecto contrario bajo ciertas circunstancias, señala el investigador Fernando García Tamayo, quien junto con un equipo de trabajo de la Facultad de Química de la UNAM, ha llegado a esas conclusiones.

 

El estrés, explicó, puede llegar a ser benéfico cuando es la respuesta de alarma del organismo, activada porque algo nos molesta, amenaza o arremete, y se caracteriza porque aumenta la producción de cortisona y catecolamina, que aceleran la circulación de la sangre y los niveles de glucosa, así como la actividad del corazón, pulmones, riñón, intestino y glándulas sudoríparas. Los resultados son positivos porque gracias a ello podemos huir o defendemos mejor, además de reparar los tejidos más eficientemente, entre otras ventajas.

 

Sin embargo, abundó, representa un problema cuando no se sabe manejar, pues prolonga el estado de alarma por días o meses, debido a razones figuradas o reales, situación dañina para el organismo.

 

Lo anterior ocasiona problemas como insomnio, pérdida de peso, úlceras en el estómago, hipertensión arterial, disminución de las defensas, aumento de la arteriosclerosis, niveles elevados de azúcar en la sangre y alteraciones en la conducta.

 

Generalmente, indicó el especialista, el sistema inmune produce moléculas llamadas anticuerpos, que tienen la función de combatir a los organismos extraños que penetran en el cuerpo, como virus, bacterias o toxinas.  Pero  existen  también  los denominados       auto–anticuerpos que tienen como tarea proteger o ayudar a eliminar las lesiones.

 

Normalmente, dijo, los auto–anticuerpos auxilian a limpiar el cerebro de neuronas dañadas. Pero, en el estudio conjunto que realiza con expertos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, encontraron que el estrés deprime su producción.

 

Referente a la ansiedad, aclaró, “pensamos que si hiciera daño en el cerebro lo más probable es que fuera a través del sistema inmune, el cual, estimulado por la tensión atacaría esta región. Pero resulta que encontramos todo lo opuesto: baja completamente la producción de auto–anticuerpos”. En ese momento, precisó, las neuronas trabajan mal, por lo que “el sistema inmunológico dice: ‘lo que no funciona hay que eliminarlo’, y el estrés le dice: ‘tranquilo, no vayas a empezar a matar células’”.

 

Así, aunque una angustia crónica perjudique la salud del ratón –que ha sido su modelo de estudio– de todos modos el animal encuentra una forma de ayudarse: disminuye la formación de auto–anticuerpos contra el sistema cerebral. “Esto puede significar la sobrevida de algunas neuronas que quizás hubieran sido eliminadas por la respuesta del sistema inmune si el estrés no la reduce”.

 

En otros estudios, opinó, han explorado si esta carga de tensión modifica los factores que controlan la muerte programada de las neuronas, encontrando que si el estrés crónico aminora la activación de las enzimas que promueven, la mortandad celular aumenta. Esto puede representar también, una ayuda para que se escapen de morir algunos de esos elementos que, teóricamente, pudieran haber sido dañados por este padecimiento.

 

Pero, en este punto el investigador se pregunta sobre la conveniencia de que mueran o sobrevivan grupos neuronales que no trabajan bien sólo por ser sacudidos por el estrés. ¿Es bueno o malo suprimir las respuestas solamente para vivir más tranquilos? Estas preguntas quedan por contestar.

 

Así, los estudios de Fernando García Tamayo demuestran que, como todo en la vida, aunque esta enfermedad se prolongue y tenga consecuencias negativas en algunos aspectos, de todos modos es capaz de activar mecanismos de ayuda para reparar algunos de los problemas que él mismo provoca. De todos modos, lo mejor es tratar de no angustiarse sin motivo y, por supuesto, tratar de evitar las circunstancias que conducen a respuestas prolongadas.

 

Con este tipo de investigación, realizada en el Laboratorio de Inmunología de la Facultad de Química, aseguró, es posible llegar a encontrar más adelante medicamentos que reproduzcan exactamente el efecto que la tensión provoca para salvar células en peligro.

 

Desgraciadamente, hoy en día hay una mayor incidencia de personas estresadas en nuestra sociedad, provocado por presiones económicas, aumento de población y de competencia en el trabajo. Se vive más angustiado que antes. Pero tomar el tranquilizante “Diazepán” no es la solución, porque es un proceso necesario. Hace falta manejarlo.

 

Incluso, expresó, buena parte es una respuesta que no podemos cambiar, “una marca que traemos desde niños”, pues probablemente, la modernidad ya influye desfavorablemente en los recién nacidos.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

El investigador Fernando García Tamayo, y un grupo de trabajo de la Facultad de Química de la UNAM, en colaboración con expertos de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, encontraron que el estrés no provoca lesiones al sistema nervioso, más bien lo ayuda en ciertas circunstancias.

 

FOTO 2

El estrés puede ser benéfico cuando representan una respuesta de alarma del organismo, aseveró Fernando García Tamayo, investigador de la Facultad de Química de la UNAM.