06:00 hrs. Diciembre 30 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-977

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

DESARROLLAN EN LA UNAM BIOMATERIALES DE SUSTITUCIÓN ÓSEA

 

·        En el Laboratorio de Materiales Dentales de la División de Estudios de  Posgrado e Investigación de la Facultad de Odontología, Miguel Ángel Araiza caracteriza diversos organismos que permitirán desarrollar reemplazos de huesos

·        El aumento de la expectativa de vida traerá un incremento de enfermedades como osteoporosis y periodontitis, por lo que se requerirá un biomaterial de bajo costo y de manufactura mexicana

 

Con el aumento de la expectativa de vida también se incrementará en los próximos años el número de personas que requerirán del uso de biomateriales durables, tanto en el área de odontología como de medicina, para corregir o reparar fracturas y defectos por infecciones o procesos inflamatorios prolongados en huesos.

 

De ahí la importancia del trabajo de investigación que se realiza en el Laboratorio de Materiales Dentales de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Odontología de la UNAM, donde el doctor Miguel Ángel Araiza caracteriza diversos organismos que permitirán desarrollar sustitutos óseos.

 

Según datos de la Secretaría de Salud, en México anualmente se presentan 125 mil casos nuevos de discapacidad a consecuencia de fracturas. En todo el mundo, señala el Informe Final–Día Mundial de la Salud 2003 de la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren por traumatismos más de cinco millones de personas, lo cual representa cerca de una de cada 10 defunciones. De ese universo, 685 mil son niños.

 

Señaló que las fracturas ocurren por traumatismos, golpes, atropellamientos o una demanda de esfuerzo mayor a la que el hueso puede resistir. En estos casos se requiere de un material que además de rellenar los segmentos óseos, los fije.

 

También se presentan a causa de la osteoporosis, alteración en la captación y retención del calcio, más común entre las mujeres a partir de los cambios hormonales de la menopausia. “Con el aumento de edad, las personas tienen mayor propensión a las enfermedades”, abundó.

 

Además, una de las principales alteraciones son las bucales, enfermedad periodontal –inflamación y destrucción de las estructuras que soportan los dientes–, que catalogada como universal (afecta al 80 por ciento de la población en el mundo) daña el hueso alveolar y provoca la caída de las piezas y otros defectos. El mal es más severo en edades avanzadas.

 

En la actualidad, indicó, para compensar la pérdida de hueso se utilizan sustitutos sintéticos (desarrollados en el laboratorio, de tecnología y procedencia extranjera) o naturales (como son los injertos que se toman de otras partes del cuerpo y se colocan en la boca).

 

Por ello, para conseguir un material con las características requeridas se comenzó a trabajar en fuentes naturales, precisó. Se buscaba lo más parecido al hueso para transformarlo en su sustituto sin provocar un impacto ecológico, tomando en cuenta que investigadores de otros países habían usado corales.

 

Así, explicó, universitarios descubrieron un invertebrado endémico de México. Se trata de una subespecie de equinodermo, mejor conocido como “galleta de mar” (Melita Eduardo Barrosoi), cuya existencia fue documentada por María Elena Caso, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología –también de la UNAM–, en 1968.

 

La especie, de fácil cultivo, se encuentra en las costas del Golfo y del Pacífico. Al ser arrojada al mar, el sol quema y elimina la materia orgánica, o bien, ese procedimiento puede hacerse mediante la aplicación de soluciones cloradas.

 

 

El producto final, dijo, es un material blanquecino, poroso, que visto con microscopía electrónica de barrido tiene la apariencia de hueso. Contiene dos diferentes porosidades: entre 10 y 40 micras, y al igual que en los humanos, de entre 100 y 200. Se trata de carbonato de calcio con una fase cristalina de calcita, el cual puede ser considerado como un sustituto óseo.

 

“Hemos realizado pruebas en ratones, conejos y cobayos. El resultado fue bastante bueno, pues la inflamación presentada disminuyó en la tercera semana, cuando se implantó en medios no óseos; y en fémur y mandíbula se observó una adecuada integración con una respuesta inflamatoria mínima”. Los estudios muestran que la respuesta biológica es muy parecida a la de productos comerciales, añadió el doctor Araiza.

 

Esta investigación, apoyada por el PAPIIT, ha contado en diferentes fases con la colaboración de diversas dependencias, como los institutos Nacional de Investigaciones Nucleares y de Ciencias de Materiales, de Barcelona, España.

 

Al mismo tiempo, Miguel Ángel Araiza trabaja en el desarrollo de sustitutos óseos, con base en una mezcla de compuestos de calcio (esqueleto de melita, hidroxiapatita, fosfato tricalcico y sulfato de calcio –yeso–) de grado médico, mezclados con ácido poliláctico que sirvan como cemento, pero también como relleno.

 

Dicho material, explicó, es como una pasta pegajosa, un pegamento que rellena perfectamente los espacios en casos de vertebroplastía (introducción de un “cemento” -polímero- en el interior de vértebras lesionadas para reparar el daño originado por la pérdida de volumen), defectos de huesos largos y reconstrucción por defectos dentales. Dicho ácido es fácilmente degradable y no es tóxico.

 

La meta es obtener un material compuesto con un tiempo de endurecimiento (o polimerización) corto, que dé estabilidad al sitio donde es implantado y que con el paso del tiempo sea degradado y sustituido con células del propio cuerpo, cosa que no desarrollan los fosfatos de calcio.

 

Otro objetivo es crear materiales que sirvan para fijar estructuras, como placas metálicas, sin necesidad de hacer una doble intervención quirúrgica en el paciente (una para colocar el soporte y otra para retirarlo).

---o0o---

 

PIES DE FOTO

 

FOTO 1

Miguel Ángel Araiza, de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Odontología de la UNAM, estudia un invertebrado endémico de México. Se trata de una subespecie de equinodermo, mejor conocido como “galleta de mar”, el cual podría servir como sustituto de hueso.

 

FOTO 2

En el futuro se requerirán biomateriales durables en el área de odontología y de medicina para corregir o reparar fracturas y defectos por infecciones o procesos inflamatorios prolongados en huesos. En ese sentido trabaja Miguel Ángel Araiza, de la Facultad de Odontología de la UNAM.