Boletín UNAM-DGCS-971
Ciudad Universitaria
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final del boletín
LA FOBIA, MIEDO IRRACIONAL QUE INCAPACITA A QUIENES LA PADECEN
·
Los trastornos fóbicos afectan sólo al 2.8
por ciento de los mexicanos, demuestra estudio
·
La fobia es un temor intenso, persistente e
irracional a un objeto o situación específica: Karina Torres, de la Facultad de
Psicología de la UNAM
· En mujeres se duplica la cantidad de padecimientos
Las fobias no incapacitan a
las personas, pero si les generan miedos irracionales, ocurridos a partir de la
presencia de una persona, animal u objeto que desencadena la sensación de
temor, dijo Karina Torres Maldonado, de la Facultad de Psicología (FP) de la
UNAM.
Las personas, continuó, pueden
experimentar temor ante determinados animales o situaciones por tensión
momentánea o una fobia, pero debe establecerse la distinción conceptual entre
ambas para su mejor tratamiento.
El miedo se refiere a una perturbación angustiosa del
estado de ánimo ante una amenaza concreta, particular, que tiene que ver con un
evento previo y no es incapacitante.
La fobia, explicó la
especialista, es una aversión intensa, persistente e irracional, desencadenada
por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica. La persona
está consciente de que no hay razón para ello, pero no puede controlarlo.
Según el estudio Prevalencia
de los trastornos de ansiedad fóbica en la población adulta de la Ciudad de
México, publicado en el 2000 por el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de
la Fuente”, la prevalencia de los diferentes trastornos fóbicos en la población
mexicana no es superior al 2.8 por ciento.
La muestra, que representa a
casi 2 millones 626 mil habitantes de la Ciudad de México, revela también que
las mujeres tienen tres veces más posibilidades de desarrollar agorafobia
–ansiedad ante una situación de donde escapar resulta difícil o embarazoso– que
los hombres, y tienden a desarrollarla personas con escolaridad menor a 10
años, con una relación de pareja inestable.
Por lo general, las fobias
social y específica aparecen en la segunda década de vida; mientras que la
agorafobia a partir de los 35 años. Los hombres sufren manifestaciones fóbicas
entre los 18 y 34 años; en las mujeres comienzan de los 35 a los 44 años,
incluso hasta los 55 años. Sin embargo, a pesar de ser un trastorno tardío
entre ellas, sus efectos son más persistentes e incapacitantes en la última
etapa de sus vidas.
Torres Maldonado reconoció que existen diferentes tipos
de fobias. En las situacionales, por ejemplo, la tensión se incrementa en
circunstancias específicas como hablar o comer en público –fobia social–,
viajar en transportes públicos, aviones o autos, transitar por túneles, puentes
o recintos cerrados; también en las ambientales, en donde se teme a los
acontecimientos y características relacionados con la naturaleza y a fenómenos
atmosféricos como tormentas, precipicios o agua.
En las de tipo animal destacan:
aracnofobia (miedo a las arañas); ornitofobia (a los pájaros); hipofobia (a los
caballos); cinofobia (a los perros); ofidiofobia (a serpientes). En los niños,
por ejemplo, se presenta el temor a los canes; ante esta situación no quieren
ir a la escuela, salir a jugar con sus amigos o pasear con la familia.
Las hay también más específicas: nosobia (miedo a la
enfermedad o lesión); misofobia (aberración a la suciedad); cancerobia (a
padecer cáncer), y a muchas cosas más, como alimentos, juegos, enfermedades o
árboles, entre otros.
Sin embargo, destacó que su diagnóstico sólo puede ser
verificado cuando las angustias dan lugar a un deterioro significativo de las
actividades del individuo.
Las conductas fóbicas
normalmente se asocian con cuadros angustiosos. Por ejemplo, dijo, es común
encontrarlos en pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos, como aquellos
relacionados con la suciedad, cuando la persona se lava las manos de forma
insistente.
De acuerdo con la corriente
psicoanalítica, dijo, estas patologías se enmarcan en las histerias de
angustia, que provocan taquicardias, sudoración, palpitación o sensación de atragantamiento.
Hay tres elementos que la caracterizan: el reconocimiento
del miedo irracional; si no lo hay, puede ser un trastorno de tipo paranoide.
El segundo, lo incapacitante, es decir, la persona no logra buenas relaciones
interpersonales o llevar una vida “normal” y sana. El tercero es la conciencia,
cuando la persona reconoce el objeto que la produce, indicó.
Sin embargo, debe
diferenciarse de la agorafobia, que produce ansiedad ante una situación de
donde escapar resulta difícil o embarazoso. También se teme a la posibilidad de
experimentar una crisis de angustia o síntomas similares. Se podría decir que
le “tienen miedo al miedo”, recalca.
Un tratamiento efectivo
generalmente involucra diferentes formas de psicoterapia: la de corte psicoanalítico,
la terapia cognitiva o la desensibilización sistemática. En esta última, los
pacientes deben exponerse gradualmente a aquello que los atemoriza hasta que lo
dominan o erradican, explicó.
Por otra parte, en el
tratamiento psicoanalítico se busca que el paciente realice un reconocimiento
regresivo, para que reconozca cómo se dio esa cadena de simbolizaciones,
identificar la “formación reactiva”.
Aseguró que este proceso se da
cuando se desplaza el sentimiento negativo hacia alguien (generalmente una
figura importante en nuestra infancia) y lo ponemos en otro objeto (que será el
fóbico).
Indicó que muchas personas
realizan formaciones reactivas como estas: “si le tengo miedo u odio a mi padre
(por diversas situaciones) simbolizo ese sentimiento negativo –porque no puedo
aceptar odiarlo– y lo proyecto (lo deposito) en otro objeto (animal, cosa o
situación) al cual, por consiguiente, le tendré fobia. Se busca entonces,
separar el afecto del objeto original, es decir, del objeto negativo.
En cuanto al tratamiento
farmacológico, algunos psiquiatras administran, según el caso, ciertos
medicamentos para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad antes de que la
persona se enfrente a una situación de crisis o durante la misma (por ejemplo,
para realizar un viaje en avión). El mejor tratamiento se da cuando el paciente
está menos ansioso, ya que puede responder mejor.
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PIES DE FOTO
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La fobia es una
aversión intensa, persistente e irracional, desencadenada por la presencia o
anticipación de un objeto o situación específica, señaló Karina Torres
Maldonado, de la Facultad de Psicología de la UNAM .
FOTO 2
La psicóloga universitaria Karina Torres Maldonado destacó que el tratamiento psicoanalítico busca que el paciente fóbico realice un reconocimiento regresivo e identifique aquello a que le tiene miedo, mediante la cadena de simbolizaciones.