06:00 hrs. Diciembre 27 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-971

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

LA FOBIA, MIEDO IRRACIONAL QUE INCAPACITA A QUIENES LA PADECEN

 

·        Los trastornos fóbicos afectan sólo al 2.8 por ciento de los mexicanos, demuestra estudio

·        La fobia es un temor intenso, persistente e irracional a un objeto o situación específica: Karina Torres, de la Facultad de Psicología de la UNAM

·        En mujeres se duplica la cantidad de padecimientos

 

Las fobias no incapacitan a las personas, pero si les generan miedos irracionales, ocurridos a partir de la presencia de una persona, animal u objeto que desencadena la sensación de temor, dijo Karina Torres Maldonado, de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Las personas, continuó, pueden experimentar temor ante determinados animales o situaciones por tensión momentánea o una fobia, pero debe establecerse la distinción conceptual entre ambas para su mejor tratamiento.

 

El miedo se refiere a una perturbación angustiosa del estado de ánimo ante una amenaza concreta, particular, que tiene que ver con un evento previo y no es incapacitante.

 

La fobia, explicó la especialista, es una aversión intensa, persistente e irracional, desencadenada por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica. La persona está consciente de que no hay razón para ello, pero no puede controlarlo.

 

Según el estudio Prevalencia de los trastornos de ansiedad fóbica en la población adulta de la Ciudad de México, publicado en el 2000 por el Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente”, la prevalencia de los diferentes trastornos fóbicos en la población mexicana no es superior al 2.8 por ciento.

 

La muestra, que representa a casi 2 millones 626 mil habitantes de la Ciudad de México, revela también que las mujeres tienen tres veces más posibilidades de desarrollar agorafobia –ansiedad ante una situación de donde escapar resulta difícil o embarazoso– que los hombres, y tienden a desarrollarla personas con escolaridad menor a 10 años, con una relación de pareja inestable.

 

Por lo general, las fobias social y específica aparecen en la segunda década de vida; mientras que la agorafobia a partir de los 35 años. Los hombres sufren manifestaciones fóbicas entre los 18 y 34 años; en las mujeres comienzan de los 35 a los 44 años, incluso hasta los 55 años. Sin embargo, a pesar de ser un trastorno tardío entre ellas, sus efectos son más persistentes e incapacitantes en la última etapa de sus vidas.

 

Torres Maldonado reconoció que existen diferentes tipos de fobias. En las situacionales, por ejemplo, la tensión se incrementa en circunstancias específicas como hablar o comer en público –fobia social–, viajar en transportes públicos, aviones o autos, transitar por túneles, puentes o recintos cerrados; también en las ambientales, en donde se teme a los acontecimientos y características relacionados con la naturaleza y a fenómenos atmosféricos como tormentas, precipicios o agua.

 

En las de tipo animal destacan: aracnofobia (miedo a las arañas); ornitofobia (a los pájaros); hipofobia (a los caballos); cinofobia (a los perros); ofidiofobia (a serpientes). En los niños, por ejemplo, se presenta el temor a los canes; ante esta situación no quieren ir a la escuela, salir a jugar con sus amigos o pasear con la familia.

 

Las hay también más específicas: nosobia (miedo a la enfermedad o lesión); misofobia (aberración a la suciedad); cancerobia (a padecer cáncer), y a muchas cosas más, como alimentos, juegos, enfermedades o árboles, entre otros.

Sin embargo, destacó que su diagnóstico sólo puede ser verificado cuando las angustias dan lugar a un deterioro significativo de las actividades del individuo.

 

Las conductas fóbicas normalmente se asocian con cuadros angustiosos. Por ejemplo, dijo, es común encontrarlos en pacientes con trastornos obsesivo-compulsivos, como aquellos relacionados con la suciedad, cuando la persona se lava las manos de forma insistente.

 

De acuerdo con la corriente psicoanalítica, dijo, estas patologías se enmarcan en las histerias de angustia, que provocan taquicardias, sudoración, palpitación o sensación de atragantamiento.

 

Hay tres elementos que la caracterizan: el reconocimiento del miedo irracional; si no lo hay, puede ser un trastorno de tipo paranoide. El segundo, lo incapacitante, es decir, la persona no logra buenas relaciones interpersonales o llevar una vida “normal” y sana. El tercero es la conciencia, cuando la persona reconoce el objeto que la produce, indicó.

 

Sin embargo, debe diferenciarse de la agorafobia, que produce ansiedad ante una situación de donde escapar resulta difícil o embarazoso. También se teme a la posibilidad de experimentar una crisis de angustia o síntomas similares. Se podría decir que le “tienen miedo al miedo”, recalca.

 

Un tratamiento efectivo generalmente involucra diferentes formas de psicoterapia: la de corte psicoanalítico, la terapia cognitiva o la desensibilización sistemática. En esta última, los pacientes deben exponerse gradualmente a aquello que los atemoriza hasta que lo dominan o erradican, explicó.

 

Por otra parte, en el tratamiento psicoanalítico se busca que el paciente realice un reconocimiento regresivo, para que reconozca cómo se dio esa cadena de simbolizaciones, identificar la “formación reactiva”.

 

Aseguró que este proceso se da cuando se desplaza el sentimiento negativo hacia alguien (generalmente una figura importante en nuestra infancia) y lo ponemos en otro objeto (que será el fóbico).

Indicó que muchas personas realizan formaciones reactivas como estas: “si le tengo miedo u odio a mi padre (por diversas situaciones) simbolizo ese sentimiento negativo –porque no puedo aceptar odiarlo– y lo proyecto (lo deposito) en otro objeto (animal, cosa o situación) al cual, por consiguiente, le tendré fobia. Se busca entonces, separar el afecto del objeto original, es decir, del objeto negativo.

 

En cuanto al tratamiento farmacológico, algunos psiquiatras administran, según el caso, ciertos medicamentos para ayudar a reducir los síntomas de ansiedad antes de que la persona se enfrente a una situación de crisis o durante la misma (por ejemplo, para realizar un viaje en avión). El mejor tratamiento se da cuando el paciente está menos ansioso, ya que puede responder mejor.

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 1

La fobia es una aversión intensa, persistente e irracional, desencadenada por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica, señaló Karina Torres Maldonado, de la Facultad de Psicología de la UNAM .

 

FOTO 2

La psicóloga universitaria Karina Torres Maldonado destacó que el tratamiento psicoanalítico busca que el paciente fóbico realice un reconocimiento regresivo e identifique aquello a que le tiene miedo, mediante la cadena de simbolizaciones.