Boletín UNAM-DGCS-967
Ciudad Universitaria
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final del boletín
INCIDEN NEGATIVAMENTE PROBLEMAS AMBIENTALES EN LAS POBLACIONES REPTILES
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México es el segundo país más rico en este
tipo de fauna, después de Australia, aseguró Gustavo Casas Andreu, del Instituto
de Biología
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El país posee 320 especies de serpientes, de
las cuales 60 son venenosas y, de éstas, siete u ocho representan un problema
de salud pública
La deforestación, la erosión que ésta acarrea, la
contaminación del suelo y del agua provocan que disminuya la distribución
geográfica de los reptiles que viven en México, país que concentra la segunda
mayor diversidad de estos animales en el mundo, sólo después de Australia.
Esto ocasiona más dificultades, como su aislamiento y,
con el tiempo, la tendencia a desaparecer por la disminución de la riqueza
genética, afirmó el doctor Gustavo Casas Andreu, investigador del Instituto de
Biología de la UNAM.
A esta situación se suma el tráfico ilegal, aunque no
haya cifras oficiales ni documentos para evaluar el daño de esta actividad. A
pesar de que, por ejemplo, en los últimos años el comercio de huevos de tortuga
y de piel de cocodrilo ha disminuido, el problema persiste, reconoció el
especialista. La comercialización de lagartijas, iguanas o serpientes por sus
colores, rareza o forma, son aún una realidad.
El científico explicó que los reptiles son un grupo de
vertebrados caracterizados por sus adaptaciones esqueléticas y escamas
epidérmicas. En términos generales tienen cuatro extremidades, aunque algunos presentan
degeneración anguiliforme (no tienen patas), lo mismo que las serpientes. De
hecho, con los estudios recientes de biología molecular y filogenia se ha
determinado que los ofidios son un grupo más de lagartos.
Otro de los rasgos compartidos es que se reproducen
mediante huevos amnióticos, símbolo de su adaptación a la vida en la tierra.
Hoy, la mayoría de las poblaciones de este grupo son terrestres, aunque también
hay acuáticas.
En el mundo existen aproximadamente 6 mil 500 especies
que reptan, de las cuales nuestro país posee el diez por ciento, con alrededor
de 700. Ello se debe, explicó, a la riqueza de climas, suelos, geología y
vegetación del territorio. No sólo hay una gran biodiversidad, sino un
endemismo importante. Cerca de la mitad de esas especies es exclusiva de
México. Tan sólo en el estado de Oaxaca, que tiene 380 especies, 103 de ellas
son endémicas (cerca del 30 por ciento).
Su distribución es amplia. Tienen presencia en desiertos,
áreas cálidas, bosques y selvas, con excepción de las nieves perpetuas en
montañas o volcanes de gran altitud. México, afirmó el doctor Casas, es un país
de reptiles. La importancia de estos animales para el ecosistema radica en el
balance que le proporcionan: gran parte de ellos son insectívoros, aunque hay
otros que son herbívoros u omnívoros.
Pero, también los hay ponzoñosos, aunque en un porcentaje
mínimo. “Son unas cuantas especies las que producen problemas para la salud
pública. Generalmente, los accidentes con ejemplares como las serpientes venenosas,
conocidas como nauyacas, se producen por imprudencia de las personas; lo
adecuado es no molestarlas”.
En México existen 320 especies de sierpes, sin embargo,
solamente unas 60 son venenosas, y de estas últimas, sólo siete u ocho son de
primera importancia en salud pública, el equivalente al 1.0 por ciento de su
conjunto.
Además, muchas personas tienen la falsa creencia de que
existen lagartos venenosos, y aseguran reconocerlos por sus colores brillantes
y aspecto raro. En realidad, de los más de 340 grupos en México, solo existen
dos ejemplares venenosos del tamaño de una iguana; se trata de los
"monstruos de Gila" (Heloderma suspectum) en Sonora, y
"escorpiones" (Heloderma horridum), e inclusive "lagartos
enchaquirados" en la región costera tropical del Pacífico, desde Sinaloa
hasta Chiapas, incluyendo las regiones cálidas de la cuenca del Río Balsas.
Son animales asustadizos, de movimientos lentos y que
sólo ocasionalmente producen accidentes por mordedura, aunque el envenenamiento
puede ser tratado y la víctima se recobra, precisó.
Sobre la amenaza de extinción para las especies mexicanas
de reptiles, Casas Andreu aseguró que las endémicas son quienes enfrentan mayor
riesgo al encontrarse en regiones localizadas.
Hasta ahora, dijo, “no tenemos noticia de que haya
desaparecido alguna; sabemos que unas especies están en alto riesgo. Sin
embargo, no se han hecho los estudios correspondientes para determinar que así
ha ocurrido. No tenemos datos cuantitativos. Son tantas las variedades y tan
pocos quienes nos dedicamos a esto que no nos damos abasto”.
Para enfrentar este panorama mencionó que los criaderos
pueden ser de utilidad, pero sólo de modo temporal. Los de cocodrilos e iguanas
tienen cierta funcionalidad, pero se empobrecen genéticamente, por ello no es
posible reintroducir estos ejemplares a sus hábitats naturales.
La mejor medida de conservación es el uso sustentable de
esta fauna con base en estudios de la dinámica de poblaciones. Por ejemplo, lo
primero es conocer las áreas naturales, establecer qué tan sanos son los grupos
animales, determinar si están en reproducción, dónde están los nidos y cuántos
son.
Esto, en el caso de los cocodrilos, tiene el objetivo de
incubar los huevos para su posterior crecimiento y reproducción, porque alrededor
de 95 por ciento de ellos se pierden por muerte en el nido o en el primer año
de vida. “Eso obliga no sólo a conocer el ambiente, sino a tener buenas
condiciones en las granjas”, puntualizó.
Una medida de conservación extra es no adquirir fauna
silvestre como mascota. También se le debe conocer para distinguir entre los
mitos y las realidades que a su alrededor se han construido: “La gente les
tiene terror, se dicen muchas cosas, pero la mayoría de las veces son malas
observaciones”.
Por ejemplo, una creencia generalizada es que los huevos
de las caguamas o tortugas marinas en general son afrodisiacos, es decir,
piensan que aumentan la capacidad sexual de quien los consume. En realidad,
estos huevos (como los de otros animales, incluyendo los de gallina) son
altamente nutritivos, y las personas mal alimentadas al consumirlos (como si
comieran cualquier otro alimento con calidad nutricional), no tan sólo
incrementarían su capacidad reproductiva, sino también la de trabajar, la de
pensar, la visual, sentenció el especialista.
Otro comentario frecuente sobre la fauna rastrera es que
persiguen a las personas hasta morderlas. En realidad son bastante tímidas y el
primer recurso que utilizan para defenderse es huir de cualquier enemigo
potencial, incluyendo al hombre. Solo cuando se sienten acorraladas pelean para
defenderse; entonces muerden. La función primordial de su veneno es la
obtención de presas para alimentarse; la defensa es secundario.
También es común escuchar que muchas víboras pican con la
cola, como las "coralillos" o "corales" (Micrurus). Hasta
el momento, de las 2 mil 300 especies conocidas en el mundo, la ciencia no
tiene registrada ninguna especie que ataque así, pues carecen de estructuras
apropiadas para hacerlo.
Ante la invasión de su hábitat, finalizó Casas Andreu, es
necesario que la gente cercana a ellos y los turistas se concienticen de su
importancia para el ecosistema, para que los entiendan y respeten.
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PIES DE FOTO
Foto 1
En México existen alrededor de 700
especies de reptiles. Además de esta biodiversidad hay un endemismo importante.
Cerca de la mitad de esas especies es exclusiva de México, dijo Gustavo Casas
Andreu, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.
Foto 2
El investigador universitario Gustavo Casas Andreu afirmó que en nuestro país existen 320 especies de serpientes, sin embargo, solo unas 60 son venenosas, y de estas últimas, sólo siete u ocho son de primera importancia en salud pública, el equivalente al 1.0 por ciento del total.