06:00 hrs. Diciembre 21 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-961

Ciudad Universitaria

 

MATRÍCULA REDUCIDA Y CENTRALISMO, PROBLEMAS DEL POSGRADO IBEROAMERICANO

 

·        En México existen apenas mil 212 estudiantes de ese nivel por cada millón de habitantes: Rosaura Ruiz, titular de la DGEP

·        El posgrado debe combinar excelencia, profesionalización y un acceso masivo, sostuvo María Luz Morán Clavo, de la Universidad Complutense de Madrid

·        Suely Vilela, prorrectora de Posgraduados de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, explicó que el desempeño creciente de la ciencia en su país se debe al eficiente sistema de posgrado

 

Matrícula reducida, centralismo, baja producción de doctores y el bajo financiamiento son algunos de los problemas compartidos por los sistemas de posgrado de los países iberoamericanos, señalaron representantes de instituciones de enseñanza superior de la región.

 

Rosaura Ruiz, titular de la Dirección General de Estudios de Posgrado (DGEP) de la UNAM expuso, durante el Primer Seminario Iberoamericano de Posgrado, que en México existen 127 mil estudiantes de ese nivel, o sea, mil 212 alumnos por cada millón de habitantes.

 

Además, explicó que los estudios de doctorado se imparten, fundamentalmente, en universidades públicas (86 por ciento); en tanto que los de maestría reciben atención casi semejante en instituciones públicas y privadas, con 53 y 46 por ciento, respectivamente.

 

Dijo que la distribución por nivel no es la requerida por un país que busca un “desarrollo sano”. El doctorado es reducido en relación con las especializaciones y las maestrías.

 

El reparto de alumnos entre las diversas áreas de conocimiento tampoco es el más deseable; por ejemplo, las agropecuarias tienen sólo 2.1 por ciento de la matrícula, frente a las ciencias de la salud, que registran el 16.2 por ciento. La concentración mayoritaria se presenta en las ciencias sociales y administrativas.

 

Rosaura Ruiz, mencionó que también se enfrenta el problema de la centralización, pues la educación superior se concentra en algunas instituciones y entidades. Asimismo, los programas de estudio son de calidad desigual.

 

Al respecto, señaló que, con base en el Padrón Nacional de Posgrado del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, se observa que de 4 mil 276 programas autorizados, sólo el 15 por ciento están clasificados como de calidad. De los 30 posgrados reconocidos internacionalmente, el DF concentra 27; los otros se ubican en el Estado de México, Yucatán y Querétaro. “La falta de desarrollo de este nivel de estudios en muchas regiones es importante”, advirtió.

 

Reconoció      que hay una falta de vinculación de los programas con las necesidades sociales y el aparato productivo. Por ello, para incrementar su impacto se requiere una relación más estrecha con empresas y gobiernos, a la vez que el sector empresarial acepta la importancia de contratar a los egresados.

 

Además se observa el problema de las estructuras curriculares rígidas, poco flexibles, con la mayoría de asignaturas obligatorias y pocas optativas, abundó la funcionaria universitaria.

 

Sin investigación sólida de alta calidad no puede haber doctorados, empero –expuso–, la concentración de los investigadores nacionales es parecida a la de los estudios de posgrado. Mientras existen entidades con menos de 50 investigadores nacionales, en la capital del país se hallan 3 mil 895.

 

En tanto, María Luz Morán Clavo, vicerrectora de Posgrado y Formación Continua de la Universidad Complutense de Madrid, España, afirmó que las universidades públicas ibéricas enfrentan dos retos: seguir siendo un lugar no sólo de formación de profesionales, sino de debate y construcción de ciudadanía.

 

También deben defender su excelencia en disciplinas no valoradas socialmente, por ejemplo, “en mi institución tenemos una excelente tradición de filólogos clásicos, de latinistas, de arabistas que no ‘venden’ en el mercado pero que hay que proteger a toda costa”.

 

El gran factor de transformación social en España fue la construcción de una universidad de masas, pública, gracias a la cual, a partir de la década de 1970, se dio un gran cambio social  y cultural en ese país. Por ello, en ningún caso, la creación de un espacio europeo de educación superior puede convertirse en un factor de nueva exclusión social. El posgrado debe combinar excelencia, profesionalización y un acceso masivo, sostuvo.

 

Por su parte, Suely Vilela, Pro-rectora de Posgrado de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, explicó que el desempeño creciente de la ciencia de aquel país sudamericano se debe al eficiente sistema de posgrado desarrollado, principalmente, en las universidades públicas. Por ejemplo, en 1973 la producción científica brasileña era de sólo 373 artículos en publicaciones catalogadas. Para el 2000 fue de 11 mil 773.

 

Mencionó que el 90 por ciento de los egresados se incorporan al sector académico, público o privado, y sólo el 10 por ciento a las empresas: “Estamos en fase de formación y calificación de docentes para después formar a los doctores que hoy no alcanzan a atender la demanda del país”, expresó.

 

El mundo moderno plantea problemas complejos. Ante ese panorama, el posgrado enfrenta el desafío del perfeccionamiento de los programas con el objetivo de alcanzar la excelencia académica, mediante una evaluación interna continua, entre otras medidas.

 

Durante su intervención, Jorge Nuñez Jover, director de Posgrado de la Universidad de La Habana, Cuba, opinó que son tres los escenarios básicos para el desarrollo de esos estudios en la isla.

 

Un eje es académico; otro se refiere a alcanzar acuerdos con organismos y empresas; y el último es darles una dimensión regional para evitar la concentración en unos lugares y la ausencia en otros. La gestión de la calidad es básica, por lo que se orienta al perfeccionamiento de todos los programas de estudio dentro de la nación caribeña, aclaró.

 

También es necesario incorporar la educación a distancia y las nuevas tecnologías para acercar el posgrado al escenario laboral y hacerlo “de manera masiva”, así como renovar la currícula y aplicar nuevas estrategias de educación, abundó.

 

En su oportunidad, Jorge Hidalgo, director del Departamento de Posgrado de la Universidad de Chile, dijo que los estudios después de la licenciatura son “un camino indispensable para el desarrollo con identidad; es decir, no sólo se trata de un problema de mayor productividad, sino de reconocimiento y respeto por las tradiciones de nuestros países. No sólo queremos crecer económicamente sino mantener cierta calidad de vida”.

 

Esa visión del futuro requiere atender todas las áreas del conocimiento, así como establecer un diálogo y colaboración entre los productores de conocimiento y tecnología con los agentes sociales, económicos y políticos.

 

Para enfrentar los diversos problemas del posgrado, José María Sauca, de la Universidad Carlos III de Madrid, España, sugirió mejorar el ámbito de trasferencia de la información entre programas y la creación de una página electrónica, de modo que se facilite el intercambio de datos entre las instituciones iberoamericanas.

 

También señaló la conveniencia de desarrollar una política de convergencia estructural de los programas, o sea, “aclarar los títulos” en el sentido de cuántas horas de estudio hay detrás de las asignaturas, los contenidos de las mismas, los sistemas de evaluación, entre otros indicadores, de modo que las tablas de convalidación fijadas entre las instituciones “permitan orientarnos”. Por supuesto, deben establecerse sistemas de equiparación y homologación en la evaluación de la calidad.

 

Es fundamental, mencionó, que se proporcione y desarrolle el intercambio de profesores y de estudiantes desde el pregrado, además de simplificar la tramitación de redes para la realización de estudios conjuntos.

 

Posteriormente, Alicia Díaz, directora de Docencia de la Universidad Nacional de Costa Rica, expuso que los retos en su institución son incrementar el número de becas para actualización del personal académico y su formación en doctorado; la evaluación y proceso de mejoramiento permanente, así como el seguimiento de los graduados.

 

De igual forma, buscan el reconocimiento y equiparación de los estudios, unos más desarrollados que otros; flexibilidad curricular y convenios de cooperación entre instituciones.

 

–oOo–