Boletín UNAM-DGCS-961
Ciudad Universitaria
MATRÍCULA REDUCIDA Y CENTRALISMO, PROBLEMAS DEL POSGRADO IBEROAMERICANO
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En México existen apenas mil 212 estudiantes
de ese nivel por cada millón de habitantes: Rosaura Ruiz, titular de la DGEP
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El posgrado debe combinar excelencia,
profesionalización y un acceso masivo, sostuvo María Luz Morán Clavo, de la
Universidad Complutense de Madrid
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Suely Vilela, prorrectora de Posgraduados de
la Universidad de Sao Paulo, Brasil, explicó que el desempeño creciente de la
ciencia en su país se debe al eficiente sistema de posgrado
Matrícula reducida,
centralismo, baja producción de doctores y el bajo financiamiento son algunos
de los problemas compartidos por los sistemas de posgrado de los países
iberoamericanos, señalaron representantes de instituciones de enseñanza
superior de la región.
Rosaura Ruiz, titular de la
Dirección General de Estudios de Posgrado (DGEP) de la UNAM expuso, durante el
Primer Seminario Iberoamericano de Posgrado, que en México existen 127 mil
estudiantes de ese nivel, o sea, mil 212 alumnos por cada millón de habitantes.
Además, explicó que los estudios de doctorado se
imparten, fundamentalmente, en universidades públicas (86 por ciento); en tanto
que los de maestría reciben atención casi semejante en instituciones públicas y
privadas, con 53 y 46 por ciento, respectivamente.
Dijo que la distribución por
nivel no es la requerida por un país que busca un “desarrollo sano”. El
doctorado es reducido en relación con las especializaciones y las maestrías.
El reparto de alumnos entre
las diversas áreas de conocimiento tampoco es el más deseable; por ejemplo, las
agropecuarias tienen sólo 2.1 por ciento de la matrícula, frente a las ciencias
de la salud, que registran el 16.2 por ciento. La concentración mayoritaria se
presenta en las ciencias sociales y administrativas.
Rosaura Ruiz, mencionó que
también se enfrenta el problema de la centralización, pues la educación
superior se concentra en algunas instituciones y entidades. Asimismo, los
programas de estudio son de calidad desigual.
Al respecto, señaló que, con
base en el Padrón Nacional de Posgrado del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, se observa que de 4 mil 276 programas autorizados, sólo el 15 por
ciento están clasificados como de calidad. De los 30 posgrados reconocidos
internacionalmente, el DF concentra 27; los otros se ubican en el Estado de
México, Yucatán y Querétaro. “La falta de desarrollo de este nivel de estudios
en muchas regiones es importante”, advirtió.
Reconoció que hay una falta de vinculación de los
programas con las necesidades sociales y el aparato productivo. Por ello, para
incrementar su impacto se requiere una relación más estrecha con empresas y
gobiernos, a la vez que el sector empresarial acepta la importancia de
contratar a los egresados.
Además se observa el problema
de las estructuras curriculares rígidas, poco flexibles, con la mayoría de
asignaturas obligatorias y pocas optativas, abundó la funcionaria
universitaria.
Sin investigación sólida de
alta calidad no puede haber doctorados, empero –expuso–, la concentración de
los investigadores nacionales es parecida a la de los estudios de posgrado.
Mientras existen entidades con menos de 50 investigadores nacionales, en la
capital del país se hallan 3 mil 895.
En tanto, María Luz Morán
Clavo, vicerrectora de Posgrado y Formación Continua de la Universidad
Complutense de Madrid, España, afirmó que las universidades públicas ibéricas
enfrentan dos retos: seguir siendo un lugar no sólo de formación de
profesionales, sino de debate y construcción de ciudadanía.
También deben defender su
excelencia en disciplinas no valoradas socialmente, por ejemplo, “en mi
institución tenemos una excelente tradición de filólogos clásicos, de
latinistas, de arabistas que no ‘venden’ en el mercado pero que hay que
proteger a toda costa”.
El gran factor de
transformación social en España fue la construcción de una universidad de
masas, pública, gracias a la cual, a partir de la década de 1970, se dio un
gran cambio social y cultural en ese
país. Por ello, en ningún caso, la creación de un espacio europeo de educación
superior puede convertirse en un factor de nueva exclusión social. El posgrado
debe combinar excelencia, profesionalización y un acceso masivo, sostuvo.
Por su parte, Suely Vilela,
Pro-rectora de Posgrado de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, explicó que el
desempeño creciente de la ciencia de aquel país sudamericano se debe al
eficiente sistema de posgrado desarrollado, principalmente, en las universidades
públicas. Por ejemplo, en 1973 la producción científica brasileña era de sólo
373 artículos en publicaciones catalogadas. Para el 2000 fue de 11 mil 773.
Mencionó que el 90 por ciento
de los egresados se incorporan al sector académico, público o privado, y sólo
el 10 por ciento a las empresas: “Estamos en fase de formación y calificación
de docentes para después formar a los doctores que hoy no alcanzan a atender la
demanda del país”, expresó.
El mundo moderno plantea
problemas complejos. Ante ese panorama, el posgrado enfrenta el desafío del
perfeccionamiento de los programas con el objetivo de alcanzar la excelencia
académica, mediante una evaluación interna continua, entre otras medidas.
Durante su intervención, Jorge
Nuñez Jover, director de Posgrado de la Universidad de La Habana, Cuba, opinó
que son tres los escenarios básicos para el desarrollo de esos estudios en la
isla.
Un eje es académico; otro se
refiere a alcanzar acuerdos con organismos y empresas; y el último es darles
una dimensión regional para evitar la concentración en unos lugares y la
ausencia en otros. La gestión de la calidad es básica, por lo que se orienta al
perfeccionamiento de todos los programas de estudio dentro de la nación
caribeña, aclaró.
También es necesario
incorporar la educación a distancia y las nuevas tecnologías para acercar el
posgrado al escenario laboral y hacerlo “de manera masiva”, así como renovar la
currícula y aplicar nuevas estrategias de educación, abundó.
En su oportunidad, Jorge
Hidalgo, director del Departamento de Posgrado de la Universidad de Chile, dijo
que los estudios después de la licenciatura son “un camino indispensable para
el desarrollo con identidad; es decir, no sólo se trata de un problema de mayor
productividad, sino de reconocimiento y respeto por las tradiciones de nuestros
países. No sólo queremos crecer económicamente sino mantener cierta calidad de
vida”.
Esa visión del futuro requiere
atender todas las áreas del conocimiento, así como establecer un diálogo y
colaboración entre los productores de conocimiento y tecnología con los agentes
sociales, económicos y políticos.
Para enfrentar los diversos
problemas del posgrado, José María Sauca, de la Universidad Carlos III de
Madrid, España, sugirió mejorar el ámbito de trasferencia de la información
entre programas y la creación de una página electrónica, de modo que se
facilite el intercambio de datos entre las instituciones iberoamericanas.
También señaló la conveniencia
de desarrollar una política de convergencia estructural de los programas, o
sea, “aclarar los títulos” en el sentido de cuántas horas de estudio hay detrás
de las asignaturas, los contenidos de las mismas, los sistemas de evaluación,
entre otros indicadores, de modo que las tablas de convalidación fijadas entre
las instituciones “permitan orientarnos”. Por supuesto, deben establecerse
sistemas de equiparación y homologación en la evaluación de la calidad.
Es fundamental, mencionó, que
se proporcione y desarrolle el intercambio de profesores y de estudiantes desde
el pregrado, además de simplificar la tramitación de redes para la realización
de estudios conjuntos.
Posteriormente, Alicia Díaz,
directora de Docencia de la Universidad Nacional de Costa Rica, expuso que los
retos en su institución son incrementar el número de becas para actualización
del personal académico y su formación en doctorado; la evaluación y proceso de
mejoramiento permanente, así como el seguimiento de los graduados.
De igual forma, buscan el
reconocimiento y equiparación de los estudios, unos más desarrollados que
otros; flexibilidad curricular y convenios de cooperación entre instituciones.
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