06:00 hrs. Diciembre 20 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-958

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

EN MÉXICO, DISUELTAS 5.8 DE CADA DIEZ PAREJAS

 

·        Luz María Rocha, de la FP, destacó que esta cifra es muy parecida a la de Estados Unidos

·        Afirmó que se vive un periodo de transición, en donde la mujer vive la emancipación paulatina

 

Cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) revelan que en nuestro país la tasa de divorcios es del 40 por ciento y, sumada la separación de parejas, la cifra puede alcanzar hasta el 58 por ciento, señaló Luz María Rocha Jiménez, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

Explicó que esta última cifra sitúa la disolución de parejas en números similares a los que se registran en Estados Unidos, que son del 60 por ciento como lo señaló el antropólogo Luis Leñero.

 

Agregó que las cifras son variables, debido a que en ocasiones la gente se une y no se casa o contrae nupcias, se separa, pero no se divorcia. Hasta 1991, el INEGI no manejaba estadísticas al respecto, pero desde 1999 los datos advierten un incremento de rompimientos conyugales en todo el país.

 

Al calificar como “preocupante” el registro de más separaciones en los últimos años, Rocha Jiménez explicó que se vive un periodo de transición, en donde la mujer vive una paulatina emancipación. La situación económica es difícil y ha debido enfrentarla.

 

Según el INEGI, la familia es un grupo de personas que comparte el mismo techo y el presupuesto alimentario, que guarda algún vínculo de parentesco con el jefe del hogar, ya sea conyugal, consanguíneo o político.

 

La especialista explicó que aparte de la familia nuclear –conformada por madre, padre e hijos– está la reconstituida, que es aquella donde ambos miembros de la pareja tienen hijos de su anterior relación y los llevan a vivir con el nuevo cónyuge.

 

Asimismo, está la mixta, aquella en donde hay integrantes agregados; las extensas, compuestas por miembros de diferentes generaciones; la informales, con parejas en unión libre o de distintas preferencias sexuales.

 

Otro modelo se integra por familiares viudos o divorciados, grupos de ancianos, jóvenes huérfanos o en donde los hermanos se juntan y el mayor es el sostén de todos.

 

Luz María Rocha refirió que así como cada individuo es único, las familias también lo son. “En terapia no se pueden utilizar las mismas estrategias o técnicas para problemáticas distintas; deben ser únicas”.

 

Por otro lado, al referirse a los conflictos en la adolescencia, la académica dijo que una de las situaciones que más perjudica a este sector es la sobreprotección. Ello inicia cuando los progenitores buscan cuidar a los hijos, cuando ellos desean ser autónomos e independientes. Ello deriva en fenómenos de dependencia; por ejemplo, en Latinoamérica es común que los vástagos mayores sigan viviendo en la casa paterna, incluso pueden ser mantenidos, pues no trabajan ni estudian.

 

“Es importante, como padres, entender que la familia se transforma, debe evolucionar y no se puede quedar estática. En cada etapa deben cambiar las funciones tanto del padre y de la madre, como de cada uno de los miembros”, indicó.

 

 

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Foto 1

Los índices de divorcio en nuestro país podrían alcanzar hasta un 58 por ciento, señaló Luz María Rocha Jiménez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

Foto 2

Luz María Rocha Jiménez, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, explicó que se vive un periodo de transición, en donde la mujer vive una paulatina emancipación.