Boletín UNAM-DGCS-954
Ciudad Universitaria
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final del boletín
CREAN EN LA UNAM
NUEVO MODELO PARA PROYECTAR EL CRECIMIENTO DE ÁRBOLES TROPICALES
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Es útil para que los productores, al sembrar
árboles, sepan cuándo podrán cosechar los frutos o con qué volumen de madera
contarán; para determinar tiempos de restauración de selvas y conocer la
dinámica de los ecosistemas
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Martin Ricker, investigador de la Estación
Los Tuxtlas del Instituto de Biología, señaló que este método puede prever el
crecimiento de los árboles por cientos de años
Martin Ricker, investigador de
la Estación de Biología Tropical “Los Tuxtlas”, Veracruz, adscrito al Instituto de Biología (IB) de la
UNAM, creó un nuevo modelo de proyección de crecimiento de árboles tropicales
de la selva, útil para los productores de frutas y de madera, así como para
determinar los tiempos de restauración de selvas y conocer la dinámica de esos
ecosistemas.
El método tiene diversas aplicaciones, una de ellas para el análisis de costo-beneficio: “Es obvio que un productor quiera saber en cuántos años puede cosechar, y la masa de frutos que obtendrá o qué volumen de madera podrá producir”, e
xpresó.
El científico explicó que
pronosticar el crecimiento arbóreo es un problema no sólo en Los Tuxtlas, sino
en todas las zonas tropicales del mundo, pues a diferencia de las zonas
templadas, como Europa, o las áreas tropicales montañosas, como la Sierra Madre
Occidental en México, en las selvas tropicales no hay frío invernal que
interrumpa el crecimiento de los árboles.
En climas gélidos se forman anillos anuales en su madera,
que pueden contarse desde el centro del tronco para determinar la edad. En las
zonas del Trópico dichos figuras no se forman o, por lo general, no son
confiables: pueden ser “falsos” o no apreciarse.
El objetivo de la investigación, recordó el científico,
era determinar el crecimiento arbóreo de largo plazo, en un período corto de
tiempo: uno o dos años. El método empleado fue la medición de árboles de
diferente tamaño, desde muy pequeños hasta algunos que tienen 100 o 200 años:
“si no hay variación genética ni ambiental, los más grandes puedan decirnos
cómo crecerán los jóvenes en el futuro”.
El procedimiento se basa en la
medición del incremento anual del diámetro del tronco. Por ejemplo, puede medir
50 centímetros y al año siguiente 51, es decir, crecería un centímetro en un
año. Midiendo de esta manera alrededor de 100 árboles, se tiene la cantidad
suficiente de datos para emplear una regresión matemática con un modelo
estadístico. Aplicando posteriormente un cálculo integral, se obtiene el
diámetro de un ejemplar promedio en función de la edad, correspondiente a los
datos de campo.
Las proyecciones se pueden
hacer hasta para cientos de años. “No hay límites en ese sentido. Eso lo
determina el árbol más grande del estudio. Por ejemplo, tenemos una proyección
a 450 años para un árbol pariente del aguacate, Persea schiedeana, una especie
que crece con lentitud, por lo que el diámetro de su tronco a esa edad es de
alrededor de 110 centímetros”.
Ricker expuso que el método se
ha utilizado para 18 especies de la región de Catemaco en Veracruz (Los
Tuxtlas), para las cuales se han medido de 100 a 120 árboles de diferente
tamaño. “Es una buena población estadística de especies como mamey, zapote
negro, cedro rojo y otras menos conocidas, pero que consideramos deben
aprovecharse más en la región, como el sabino (Guarea grandifolia), de la misma
calidad del cedro, aunque sin su buen olor”.
Entre los resultados obtenidos
por el científico, doctorado por la Universidad de Yale, Estados Unidos, se
encuentra la gran variación entre especies y sitios. Ejemplo de ello es Cordia
alliodora (laurel) que crece con relativa rapidez, 60 centímetros en 35 años, y
la mencionada Persea, que para alcanzar esa talla requirió de más de 200 años.
Este dato es importante para tasar su valor comercial.
El experto recordó que las
áreas tropicales son para ganadería extensiva, como ocurre en el estado de
Veracruz y en otras partes del Trópico. Si se mejora su uso podría incrementarse
la cría de animales mediante un sistema de enriquecimiento que puede ser, en
este caso, la siembra de mamey. En estos sistemas es importante pronosticar el
crecimiento de los árboles sembrados.
Ricker señaló que participa en
un proyecto de restauración de Petróleos Mexicanos cerca de Coatzacoalcos,
donde se pretende crear un parque ecológico. “Estamos reforestando. De igual
manera interesa saber cuánto tiempo tardarán en crecer los árboles. Los datos
del estudio de crecimiento, obtenidos en la Estación y reserva de la UNAM en
Los Tuxtlas, nos sirven como referencia.”
El modelo matemático del
doctor Ricker –diseñado con el apoyo de Rafael René del Río Castillo, del
Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas– es
potencialmente aplicable a todas las especies tropicales.
Por su importancia, el
universitario ya ha sido contactado por un científico de Estados Unidos, quien
desea hacer una aplicación en Mali, África, y determinar su aprovechamiento en
otro continente y en un ambiente distinto.
“Desarrollé un software que
hace toda la matemática, y ahora estoy preparando el manual de uso con la idea
de contar con un método práctico para que cuando alguien lo necesite lo pueda
usar”, revela.
El estudio está en proceso de
publicación en la revista de investigación forestal Forest Science, publicado
por la Society of American Foresters en Estados Unidos. Este artículo respalda
que su método científico es riguroso. Ahora viene la parte de transferencia de
tecnología para las aplicaciones forestales en la práctica.
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Foto 1
Martin Ricker,
investigador de la Estación de Biología Tropical “Los Tuxtlas” del Instituto de
Biología de la UNAM, creó un nuevo modelo de proyección de crecimiento de
árboles tropicales de la selva.
Foto 2
El nuevo método
para pronosticar la producción maderera y frutal de los árboles tropicales,
desarrollado por Martin Ricker, del Instituto de Biología de la UNAM, permitirá
el desarrollo económico de los agricultores.