06:00 hrs. Diciembre 16 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-950

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

CONTRIBUYEN A DISMINUIR SUFRIMIENTOS LAS ENFERMERAS TANATÓLOGAS

 

·        Los pacientes con enfermedades terminales pierden la salud, libertad y sus roles social y familiar

·        Afirmó Sara Esther Téllez, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia

·        Esta profesional está preparada para ayudar a los desahuciados  a enfrentar, con dignidad, la difícil situación por la que atraviesan

 

Los pacientes con enfermedades terminales sufren la pérdida de su salud y al mismo tiempo de la libertad, así como sus roles social y familiar; el hecho de saber que morirán les produce miedo, tristeza, depresión y sentimientos de culpa; su calidad de vida se ve deteriorada. De ahí la importancia de disminuir sus sufrimientos, expresó Sara Esther Téllez, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.

 

La profesora explicó que es con ellos con quienes especialmente deben trabajar las enfermeras con formación en tanatología, porque están preparadas para apoyar a este tipo de sujetos y auxiliarlos para enfrentar, con dignidad, la difícil situación por la que atraviesan.

 

Además, dijo, pueden brindarles apoyo para que los desahuciados vivan sus últimos momentos de la manera más óptima posible, al tiempo que orientan a la familia.

 

Recordó que existen distintos conceptos sobre tanatología, según la corriente a la que se ciñan, pero todos coinciden en que es el estudio de la muerte y de sus manifestaciones. Hablan del “buen morir”, es decir, “vivir el momento final con el menor dolor, angustia y desesperanza”.

 

Se concibe entonces a la víctima como un hombre total; es decir, como una unidad biológica, psicológica, social y espiritual, señaló la especialista en este campo.

 

Esta disciplina surge cuando se cae en la cuenta de que los enfermos terminales pasan sus últimos días en un hospital, aislados, rodeados de personas desconocidas, lejos de su hogar y, en ocasiones, de sus seres queridos.

 

Por ello, agregó, la enfermera tanatóloga juega un papel fundamental, pues no sólo atiende a los moribundos, sino a quienes le rodean: pareja, amigos o familia. Cuando fallece, trabaja para mitigar el dolor de esa pérdida en los dolientes.

 

Destacó que la primera tarea de este profesional es identificar en qué etapa se encuentra el paciente desahuciado: al principio es de no-aceptación; después de rabia, negociación y, finalmente, de resignación parcial. Con base en ello, debe prepararlo para que afronte las etapas para el desenlace.

 

Con este método, abundó Sara Esther Téllez, interviene para que el enfermo pueda distinguir cuáles son los recursos que le permitirán mantener una calidad de vida óptima durante el tiempo que deba vivir; que reconozca cuáles son sus valores y las actividades que le gustaría desarrollar si tuviera una esperanza de vida.

 

Además del tratamiento para los síntomas físicos y de cuidado corporal, es necesario ocuparse del nivel sentimental: “brindarle compañía, favorecer la satisfactoria relación con sus seres queridos y el personal de salud que lo atiende”, subrayó.

 

Puede, incluso, mejorar su calidad de vida emocional; su productividad, si es que aún puede trabajar; ayudarlo a ordenar sus pendientes; facilitar la expresión de las distintas sensaciones que se suceden a lo largo del proceso que precede a la muerte; guiarlo y afirmarlo para que mantenga la esperanza en aquellas cosas que le son significativas.

 

Este especialista, indicó, trabaja en coordinación con psicólogos, médicos del dolor, trabajadoras sociales; sin embargo, “la enfermera ha tomado esta área como parte integral de su labor en el cuidado de la salud, como la parte humanística que en algún momento se perdió y que actualmente se está recobrando”.

 

La tanatóloga no sólo asiste a las personas en proceso de muerte, sino a aquellos que han sufrido una pérdida, pasan por un proceso de duelo, o quienes tienen una crisis y requieren de asistencia inmediata para resolverla, explicó.

 

Por ejemplo, los pacientes con un brazo o pierna amputados; la pérdida de un ojo, inclusive de órganos internos (como la matriz en las mujeres). Esto no sólo es una pérdida de salud, sino de identidad; ellos se perciben como un número de expediente, un diagnóstico, un enfermo más, aseveró la profesora universitaria.

 

Manifiestó que la importancia de su intervención reside en la existencia de una conexión entre el sistema inmunológico y el estado de ánimo: “El simple hecho de que el afectado sepa que tiene cáncer, lo vive como muerte; por ello se deprime, lo que implica cambios bioquímicos en su cerebro que, a su vez, repercuten en sus defensas”.

 

En este sentido, apuntó que algunos estudios demuestran que si los internos evitan desmoralizarse durante la etapa terminal, pueden incluso prolongar su esperanza de vida.

 

La enfermera juega un rol de auxiliar, sustituta, madre, asistente y educadora. En cada uno puede aplicar sus conocimientos, desarrollando los cuidados propios de su profesión. En este aspecto, hizo énfasis en que su objeto de estudio son los cuidados para la vida.

 

Para ello, debe establecer una empatía con el paciente, es decir, crear un ambiente propicio en donde exista confianza y respeto. El primer contacto es fundamental, pues si se crea un entorno hostil, será difícil que el enfermo ponga de su parte para salir adelante. Debe procurar que conserve su dignidad hasta el último momento, aseguró la profesora.

 

Insistió en que no abandonar a un desahuciado es un compromiso ético, que consiste en acompañarlo en todo el trayecto de su mal sin importar cuál sea el desenlace. Resulta gratificante que al final de la vida, justo antes de emprender la partida, “pueda tener una enfermera con calidad humana, que le permita morir en su compañía, aliviándole los síntomas y disipando sus temores”, apuntó.

 

Estas profesionales se han caracterizado, a través del tiempo, por su gran humildad y humanidad; por minimizar el dolor físico y espiritual de los seres humanos, por lo que forma parte esencial en los equipos de salud, concluyó.

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

Los pacientes con enfermedades terminales no sólo sufren la pérdida de su salud, sino que además enfrentan la pérdida de su libertad y de sus roles social y familiar, señaló Sara Esther Téllez, de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.

 

FOTO 2

 

Sara Esther Téllez, de la ENEO de la UNAM, afirma que la enfermera tanatóloga juega un papel fundamental para los equipos de salud, ya que no sólo atiende a los moribundos, sino a quienes le rodean, como familia, seres queridos, pareja o amigos.