Boletín UNAM-DGCS-949
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
PERSISTEN
PROBLEMAS PARA LA ALIMENTACIÓN DEL HOMBRE EN EL ESPACIO
·
La falta de gravedad origina molestias
estomacales a los astronautas
·
María Icaza, del Museo de las Ciencias Universum,
dijo que se intenta que la comida de las tripulaciones sea lo más parecida, e
incluso mejor y más sabrosa, que en la Tierra
La alimentación en el espacio aún presenta grandes
problemas, no sólo en virtud de los productos y el modo de conservarlos, sino
porque la falta de gravedad es una constante que origina molestias estomacales
entre la tripulación. El movimiento de las naves puede provocar una sensación
de vacío y náuseas en los astronautas que podría ser permanente, aseguró la
bióloga María Icaza, del Museo de las Ciencias Universum.
Al dictar la conferencia La alimentación en el espacio,
en el Foro de Química del recinto, expuso que al viajar en el cosmos, los
transportes tienden a caer atraídos por la gravedad terrestre, pero los motores
no permiten que así ocurra. “Se siente como en la montaña rusa y por eso tardan
varios días en acostumbrarse”, señaló.
Icaza recordó que al destinar transbordadores para
misiones de exploración, y con la construcción de estaciones espaciales –como
el proyecto actual donde participan diversas naciones–, la alimentación cambió.
En las nuevas instalaciones, además de tener espacios
para los experimentos, se cuenta con una sección especial como refectorio. Se
busca que la comida para los astronautas sea lo más parecida, e incluso mejor y
más sabrosa, que en la Tierra.
Los alimentos actuales
quedaron lejos de aquellas extrañas papillas o de los paquetes de alimentos
comprimidos en tubos de diversos colores, que los astronautas de algunas
misiones, como la Apollo, estuvieron obligados a ingerir.
María Icaza recalcó que la nutrición no es sólo lo que se
ingiere, sino su aprovechamiento. “El intestino está hecho para funcionar en la
Tierra, no para vivir sin gravedad. Si en un viaje terrestre se ‘descomponen’
las horas para ir al baño y comer, en el espacio es más desagradable. Incluso,
las condiciones físicas del astronauta, por ejemplo, la densidad de sus huesos,
se afecta”.
Además, la microgravedad hace
que los objetos no permanezcan sobre la mesa. Entonces, las viandas se amarran
a charolas. Todos los líquidos se toman en popote porque en una taza abierta
comenzarían a flotar.
El menú puede ser, incluso, más extenso que el consumido
en casa. Para el envío de víveres se toma en consideración el número de
integrantes de la tripulación, su edad y peso, así como las actividades a
realizar, incluidas las físicas.
Se incluye
carne, pollo, jamón, sopas diversas, guisados con toda clase de salsas, papas
horneadas, helado y espárragos, entre otras vituallas. Todo se calienta de
forma individual y se utilizan cubiertos. En la Estación Espacial Internacional
(EEI) se sirven diferentes tipos de comida, “pero nunca bajo la idea de que la
gente, en una pastilla, cumpla con todos sus requerimientos de minerales,
vitaminas y proteínas”, explicó.
La alimentación es mucho más que los nutrimentos
necesarios. Debe gustar, satisfacer, agradar y compartirse con los compañeros,
añadió la especialista.
De acuerdo con el tiempo de permanencia en el espacio se
requieren diversos tipos de alimentos. En la EEI algunos de ellos han sido
deshidratados por leofilización –congelamiento al vacío–, para evitar la
formación de hongos, y antes de ser
consumidos se rehidratan de modo eficiente con líquidos calientes o fríos.
También se cuenta con comida termoestabilizada, es decir,
esterilizada por calor, bien tapada y que puede durar varios meses; otra es
parcialmente deshidratada, como las frutas secas que comemos en Navidad, y
alguna en forma natural, como pasas, nueces y almendras.
Asimismo, viajan con alimentos irradiados, proceso en
donde las radiaciones matan hasta el último microbio. La carne, por ejemplo, se
asa previamente y puede conservarse durante varias semanas sin necesidad de
congelamiento; otros son refrigerados, como queso y crema. Además llevan frutas
frescas, como manzanas y plátanos, para comer en los primeros días.
Gracias a la extensa variedad, los astronautas tienen un
platillo diferente para cada día, el cual sólo se repite cada dos o tres
semanas. Se guardan en charolas similares a las utilizadas en los aviones.
Es tal la importancia de la
correcta alimentación de los astronautas, que este factor asegura la continua
presencia humana en el espacio, finalizó.
---o0o---
PIES DE FOTO
Foto 1
La alimentación
en el espacio aún presenta grandes problemas relacionados con la conservación y
consumo de las provisiones, dijo María Icaza, del Museo de las Ciencias
Universum.
Foto 2
La bióloga María
Icaza, del Museo de las Ciencias Universum, señaló que el menú de los
astronautas es más variado, incluso, que el consumido en los hogares
terrestres.