06:00 hrs. Diciembre 15 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-949

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

PERSISTEN PROBLEMAS PARA LA ALIMENTACIÓN DEL HOMBRE EN EL ESPACIO

 

·        La falta de gravedad origina molestias estomacales a los astronautas

·        María Icaza, del Museo de las Ciencias Universum, dijo que se intenta que la comida de las tripulaciones sea lo más parecida, e incluso mejor y más sabrosa, que en la Tierra

 

La alimentación en el espacio aún presenta grandes problemas, no sólo en virtud de los productos y el modo de conservarlos, sino porque la falta de gravedad es una constante que origina molestias estomacales entre la tripulación. El movimiento de las naves puede provocar una sensación de vacío y náuseas en los astronautas que podría ser permanente, aseguró la bióloga María Icaza, del Museo de las Ciencias Universum.

 

Al dictar la conferencia La alimentación en el espacio, en el Foro de Química del recinto, expuso que al viajar en el cosmos, los transportes tienden a caer atraídos por la gravedad terrestre, pero los motores no permiten que así ocurra. “Se siente como en la montaña rusa y por eso tardan varios días en acostumbrarse”, señaló.

 

Icaza recordó que al destinar transbordadores para misiones de exploración, y con la construcción de estaciones espaciales –como el proyecto actual donde participan diversas naciones–, la alimentación cambió.

 

En las nuevas instalaciones, además de tener espacios para los experimentos, se cuenta con una sección especial como refectorio. Se busca que la comida para los astronautas sea lo más parecida, e incluso mejor y más sabrosa, que en la Tierra.

 

Los alimentos actuales quedaron lejos de aquellas extrañas papillas o de los paquetes de alimentos comprimidos en tubos de diversos colores, que los astronautas de algunas misiones, como la Apollo, estuvieron obligados a ingerir.

 

María Icaza recalcó que la nutrición no es sólo lo que se ingiere, sino su aprovechamiento. “El intestino está hecho para funcionar en la Tierra, no para vivir sin gravedad. Si en un viaje terrestre se ‘descomponen’ las horas para ir al baño y comer, en el espacio es más desagradable. Incluso, las condiciones físicas del astronauta, por ejemplo, la densidad de sus huesos, se afecta”.

 

Además, la microgravedad hace que los objetos no permanezcan sobre la mesa. Entonces, las viandas se amarran a charolas. Todos los líquidos se toman en popote porque en una taza abierta comenzarían a flotar.

 

El menú puede ser, incluso, más extenso que el consumido en casa. Para el envío de víveres se toma en consideración el número de integrantes de la tripulación, su edad y peso, así como las actividades a realizar, incluidas las físicas.

 

Se incluye carne, pollo, jamón, sopas diversas, guisados con toda clase de salsas, papas horneadas, helado y espárragos, entre otras vituallas. Todo se calienta de forma individual y se utilizan cubiertos. En la Estación Espacial Internacional (EEI) se sirven diferentes tipos de comida, “pero nunca bajo la idea de que la gente, en una pastilla, cumpla con todos sus requerimientos de minerales, vitaminas y proteínas”, explicó.

 

La alimentación es mucho más que los nutrimentos necesarios. Debe gustar, satisfacer, agradar y compartirse con los compañeros, añadió la especialista.

 

De acuerdo con el tiempo de permanencia en el espacio se requieren diversos tipos de alimentos. En la EEI algunos de ellos han sido deshidratados por leofilización –congelamiento al vacío–, para evitar la formación de hongos,  y antes de ser consumidos se rehidratan de modo eficiente con líquidos calientes o fríos.

 

También se cuenta con comida termoestabilizada, es decir, esterilizada por calor, bien tapada y que puede durar varios meses; otra es parcialmente deshidratada, como las frutas secas que comemos en Navidad, y alguna en forma natural, como pasas, nueces y almendras.

 

Asimismo, viajan con alimentos irradiados, proceso en donde las radiaciones matan hasta el último microbio. La carne, por ejemplo, se asa previamente y puede conservarse durante varias semanas sin necesidad de congelamiento; otros son refrigerados, como queso y crema. Además llevan frutas frescas, como manzanas y plátanos, para comer en los primeros días.

 

Gracias a la extensa variedad, los astronautas tienen un platillo diferente para cada día, el cual sólo se repite cada dos o tres semanas. Se guardan en charolas similares a las utilizadas en los aviones.

 

Es tal la importancia de la correcta alimentación de los astronautas, que este factor asegura la continua presencia humana en el espacio, finalizó.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

La alimentación en el espacio aún presenta grandes problemas relacionados con la conservación y consumo de las provisiones, dijo María Icaza, del Museo de las Ciencias Universum.

 

Foto 2

La bióloga María Icaza, del Museo de las Ciencias Universum, señaló que el menú de los astronautas es más variado, incluso, que el consumido en los hogares terrestres.