06:00 hrs. Diciembre 14 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-946

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

SE PIERDEN LAS TRADICIONES NAVIDEÑAS EN MÉXICO, ADVIERTEN ESTUDIANTES Y PROFESORES DE LA UNAM

 

·        El peligro más fuerte en contra de nuestras costumbres es la globalización, afirmaron los especialistas Francisco Huber y Guadalupe Salcedo

·        Rechazo a la mercadotecnia que envuelve la temporada de Navidad

 

Se pierden México las tradiciones y costumbres navideñas a partir del siglo XX por la influencia de otras culturas como la estadounidense, que han convertido estos festejos en un gran comercio, coincidieron profesores y estudiantes de la Universidad Nacional.

 

En una serie de entrevistas, alumnos de las diferentes carreras que imparte la UNAM, entre ellas Pedagogía, Administración, Geografía, Letras Hispánicas, Derecho, Ingeniería, Relaciones Internacionales y Economía, rechazaron el consumismo y la publicidad de esta época, que ha propiciado la penetración en nuestro territorio de símbolos como Santa Claus.

 

Por su parte, el profesor de la Facultad de Derecho, Francisco Huber, y la directora del Periódico universitario Humanidades, Guadalupe Salcedo de Zambrano, expresaron que el peligro más grave para la preservación de estas fiestas es la globalización, pues en ello se juega la identidad nacional.

 

Salcedo de Zambrano explicó que las leyendas, tradiciones y costumbres de las festividades navideñas mexicanas se remontan al siglo XVI, con la evangelización de los indígenas por las órdenes religiosas de los agustinos, franciscanos y dominicos.

 

Sin embargo, es hasta después de la presunta aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531, cuando se facilita la cristianización de los aborígenes, quienes introyectaron el mensaje occidental con la figura de la Guadalupana. Así surge la Navidad mestiza, que conserva rasgos autóctonos, pero con la doctrina de los hispanos.

 

El mensaje central de la celebración está contenido en las posadas, que utiliza los nueve días de las vísperas del nacimiento de Jesucristo, presentado por los misioneros en forma de teatro, donde los frailes hacían participar a las personas con trajes coloridos para que asemejaran a María, José y el niño Jesús en sus penosas jornadas de Nazaret a Belén, cuando el Imperio Romano ordenó un censo. En el camino, la Virgen dio a luz en un establo la noche del 24 de diciembre.                      

 

La especialista indicó que en México las fiestas de Navidad comienzan realmente cuatro domingos antes del 24 de diciembre, llamados de Adviento y con la conmemoración de las apariciones en el Tepeyac, para culminar  hasta el 2 de febrero, día de La Candelaria, fecha en que el pueblo recuerda que María presentó al niño Jesús  ante el Templo de Jerusalén a los 40 días de nacido –como lo manda la Ley Mosaica– y se purificó con candelas.

 

En este contexto, las posadas adquieren su nombre de pedir refugio o un techo donde guarecerse, y los fieles deben ir de casa en casa pidiendo a los moradores que reciban a los peregrinos –en la última se abren  las puertas y empieza el convite, por lo general consistente en tamales, atole y colación de dulces confitados–. Pero no todo es alegría, antes de la llegada de los Santos Reyes el 6 de enero, se celebra el día de los “santos inocentes”, cuando el rey Herodes mandó asesinar a todos los menores de dos años en su afán de perseguir al niño Jesús. La Iglesia lo conmemora el 28 de diciembre.

 

Otra tradición es la representación del nacimiento en Belén, con figuras, donde aparece la Sagrada Familia en un pesebre, acompañada por un buey y un borriquillo, además de pastores, los magos de oriente y una estrella sobre esta escena.

Su origen  –señaló  el  experto en Derecho canónico, Francisco Huber–se remonta a San Francisco de Asís, quien tres años antes de su muerte en 1223, dispuso que los frailes celebraran con gran solemnidad la Navidad a media noche. Esta fraternidad extendió su recuerdo por todo el mundo cristiano.

 

Por su parte, la especialista Guadalupe Salcedo recordó que los pastores fueron los primeros en adorar al niño Jesús y es por eso que surgieron las pastorelas. Paralelamente, aparecieron los villancicos, que eran canciones de la gente de las villas que recordaban estos acontecimientos durante los días santos.

 

También la piñata fue otro medio eficaz de cristianización. La más auténtica –narró la directora del periódico Humanidades– es una vistosa olla de barro, forrada con papel de china y con siete picos que simbolizan los siete pecados capitales.

 

La figura se coloca en una cuerda para que baile como lo hace el pecado, que siempre es atractivo. El palo es símbolo de la virtud para acabar con el mal y las personas se vendan los ojos para no caer en la tentación y poder ceñirse solo a la fe. Al romperla se recibe la dulzura de los verdaderos dones.

 

En muchas colonias y pueblos de la República se escogen a los padrinos que arrullarán al niño Dios en la Noche Buena del 24 de diciembre. Ellos lo arrullarán y depositarán en el pesebre  hasta el 2 de febrero, día en que se “levanta” el nacimiento

 

Una costumbre más es el Árbol de Navidad. Salcedo de Zambrano expuso que llegó a México con el emperador Maximiliano de Habsburgo, hacia el año 1864, y tiene un origen netamente europeo.

 

Al respecto, una leyenda inglesa narra que al nacer Jesucristo, los árboles le ofrecieron sus mejores flores y frutos, pero el Pino, que no tenía nada que obsequiar al niño, lloró. El frío de la montaña congeló sus lágrimas sobre sus pequeñas piñas y con ellas, cada noche dio luz y alegría al Hijo de Dios.

 

 

 

OPINAN LOS JÓVENES

 

Sobre las formas de celebrar la Navidad, los estudiantes universitarios coincidieron que actualmente estas fechas se han convertido en “reventones de fin de año”, y pidieron rescatar nuestra identidad cultural.

 

En entrevistas por separado, los jóvenes –cuya mayoría festeja en el ámbito familiar el 24 de diciembre– mostraron un amplio conocimiento sobre el sentido navideño, el significado de las posadas, la piñata e incluso el árbol.

 

Carmen Martínez, quien cursa el quinto semestre de la carrera de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), expresó que esta fecha dejó de ser una época de reflexión, paz y amor, para convertirse  en un festín de los comerciantes.

 

Rocío Solís, también de esa carrera, señaló que estamos invadidos por costumbres que no son las nuestras, cuya influencia proviene principalmente de Estados Unidos, lo que ha propiciado, por ejemplo, que los niños reciban regalos de Santa Claus y no de los Reyes Magos.

 

Naida Ortega Durán, del tercer semestre de la carrera de Administración de la Facultad de Contaduría, refirió que no festeja la Navidad y acostumbra únicamente poner el árbol.

 

Omar Antonio Ramírez Peón, quien estudia geografía en la FFyL, coincidió en que los festejos tienen un perfil comercial; mientras que David Mandujano, quien cursa el primer semestre de letras hispánicas expresó que “el rito” se ha perdido y estamos invadidos  por  Santa Claus, “un invento comercial de la marca Coca–Cola”.

 

Martín Hernández también cursa letras hispánicas y no cree en estos festejos, pero advirtió que la tradición se ha ido perdiendo  y se ha convertido en una época de mercadotecnia y consumismo, en lo que coincidió con su compañero Raúl Mendoza.

 

Gabriela Rivera Barajas, de la Facultad de Derecho, señaló que la Noche Buena  representa un momento de reunión familiar, donde se disfrutan tradiciones como las posadas, la piñata y el ponche, entre muchas otras. Sin embargo, concordó en que actualmente es una época de “grandes reventones”.

 

Rafael Velázquez, del quinto semestre de Ingeniería, lamentó que algunos jóvenes pierdan la oportunidad de convivir la noche del 24 en el seno familiar y se reúnan, cada vez más, en discotecas. “Esto es realmente triste”, aseveró.

 

Elsa María Méndez Márquez, de la carrera de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, resaltó que en México estas fiestas han caído en la diversión superflua; mientras que Wendy Sarmiento Ayala, su compañera de estudios, rechazó la penetración de símbolos como Santa Claus en territorio nacional.

 

Dulce Becerril e Itzel Maldonado, también de Relaciones Internacionales, consideraron que la temporada navideña tiene un “espíritu comercial”, sobre todo con una enorme influencia norteamericana.

 

Berenice Cañas, Erika Hernández, Geraldine Ojeda, y Audrey Rodríguez, de la Facultad de Economía, rechazaron  también el consumismo y la penetración de costumbres estadounidenses en los festejos mexicanos.

 

LA ERA CRISTIANA

 

En este marco, la directora de Humanidades, Guadalupe Salcedo de Zambrano, indicó que dos son los Evangelios donde se escribe sobre el nacimiento del niño Jesús: el de San Mateo, que va dirigido al pueblo judío, donde se demuestra que con la llegada del Mesías  se cumplen las escrituras del Antiguo Testamento, y el de San Lucas, que recoge todos los pormenores del suceso para comunicarlo a todos los pueblos del mundo.

 

San Pablo llevó el mensaje de Cristo a Grecia y a Roma, puesto que los primeros ataques contra el nuevo culto –que pregonaba una nueva sociedad basada en el amor y la fraternidad– provinieron del judaísmo. Posteriormente, los romanos inician su persecución, bajo la acusación de sedición, y es hasta el siglo IV cuando, impulsado por su madre Elena, el emperador Constantino se convierte al cristianismo y la declara religión oficial del Sacro Imperio Romano Germánico.

 

Salcedo de Zambrano aseguró que Cristo no nació en diciembre, pero los Papas comenzaron a celebrar la Natividad en el solsticio de invierno, que coincidía con la fiesta romana del Sol Invicto el 25 de diciembre, que representa el triunfo del sol nuevo y la salvación.

 

Desde el año 138, el Papa Telésforo comenzó a situar el calendario  nuevo a partir del nacimiento de Cristo, pero es Gregorio Octavo, doctor de la Iglesia, quien encomendó a un monje llamado Dionisio “el exiguo” (apodado así por su corta estatura) que estableciera el calendario oficial de la Cristiandad. Sin embargo, el encargado se equivocó al fijar la fecha de la fundación de Roma, con lo que situó el nacimiento de Cristo años después de nuestra era.

 

 

---o0o---

 

 

 

PIES DE FOTO

 

Foto 1

Las tradiciones navideñas mexicanas se remontan al siglo XVI con la evangelización de los indígenas por las órdenes religiosas de los agustinos, franciscanos y dominicos, recordó Guadalupe Salcedo, directora del periódico universitario Humanidades.

 

Foto 2

El peligro más grave para la preservación de las festividades navideñas en México es la globalización, pues en ello se juega la identidad nacional, advirtió el jurista Francisco Huber, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional.

 

Del catálogo:

 

Foto 3

Los estudiantes universitarios entrevistado coincidieron en que actualmente las festividades navideñas se han convertido en “reventones de fin de año” y pidieron rescatar nuestra identidad.

 

Foto 4

Estudiantes de licenciatura de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, expresaron su desacuerdo con el espíritu comercial de los festejos navideños en nuestro país.