06:00 hrs. Diciembre 12 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-942

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

MEJORA EL ESTADO DE LAS BIBLIOTECAS EN EL DISTRITO FEDERAL

 

·        Los avances de las tecnologías de la información han permitido su desarrollo

·        Sin embargo, no existe una cuantificación sistemática sobre cuántos centros de información o de documentación existen en el país, aseveró Rosa María Fernández de Zamora, coordinadora de la Biblioteca Nacional

 

Las bibliotecas de la Ciudad de México han mejorado al incluir dentro de sus servicios los modernos sistemas de consulta de textos en línea, gracias a los avances tecnológicos y de la informática, aseguró Rosa María Fernández de Zamora.

 

Por supuesto, recalcó la coordinadora de la Biblioteca Nacional de México (BNM), “no se ha avanzado tanto como quisiéramos, porque los recursos no son suficientes; pero en la actualidad sí se tiene conciencia de que es prioritario poner la información al alcance de la sociedad mexicana”.

 

Uno de los problemas más serios que se enfrentan, indicó, es que no censa periódicamente el número de recintos bibliográficos, centros de información o de documentación que existen en el país y en la Ciudad de México en particular, pese a los trabajos de investigadores especializados, sobre todo ahora que su contenido puede procesarse y hacerse accesible con mayor rapidez.

 

No se puede hacer planeación sin datos concretos, actualizados y verídicos de este aspecto cultural. Por ello, en 1996 propuso un instrumento que informara sobre la situación de esos espacios en el DF. La iniciativa, apoyada por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) y el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas (CUIB), dio como resultado el Mapa Bibliotecario de los Servicios de Información en la Ciudad de México.

 

En ese trabajo –publicado en 1998–, se estableció que existían mil 331 acervos con 16 millones 974 mil 811 de libros en la capital del país, de los cuales –de acuerdo con la clasificación tomada de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)– 437 eran centros de documentación escolares, 259 de carácter público, 241 universitario y 394 especializado.

 

Con esos datos de primera mano concluyó que, para ese entonces, existían suficientes bibliotecas escolares, dedicadas a estudiantes de educación básica hasta bachillerato. Muchas escuelas privadas, dijo, se preocuparon por establecer y mantener este servicio; la mayor carencia se observó en las escuelas públicas de educación básica.

 

También, comentó, se detectó un gran número de resguardos   bibliográficos especializados, rubro que comprende las colecciones provenientes de bancos, gobierno –tanto federal como capitalino–, embajadas y organismos de la iniciativa privada. Lo anterior contrastaba con las estadísticas oficiales que publica el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) o la Secretaría de Educación Pública (SEP).

 

Fernández de Zamora subrayó, además, que la Red de Bibliotecas Públicas sigue creciendo. Actualmente, precisó, se calculan en todo el país unos seis mil 400 centros para la lectura aproximadamente, aunque la mayoría cuente con colecciones pequeñas.

 

Sobre la situación de estos recintos, apuntó que han mejorado notoriamente sus servicios; la UNAM –con 140 instalaciones para esa actividad en todo el país– como otras instituciones de educación superior –tanto públicas como privadas–, actualiza su oferta de manera permanente.

 

 

Otros datos interesantes que se desprendieron del Mapa Bibliotecario son: que la delegación con más servicios para los usuarios de estos servicios culturales era la  Cuauhtémoc; en Coyoacán se concentraba el mayor número de universitarias, y las que menos tenían eran Milpa Alta, Tláhuac y Magdalena Contreras.

 

Fernández de Zamora indicó que se busca poner ese documento en línea para actualizarlo de manera sencilla: “si le hubiésemos dejado a cada biblioteca esa responsabilidad, tendríamos una fuente de información mucho más válida en estos momentos”.

 

Por otra parte, insistió en que cada país mantiene una sola biblioteca nacional, por lo que consideró que sería un error materializar el planteamiento de formar dos.  “La nuestra –explicó– existe desde 1833, cuando surgió el primer decreto de creación; aunque no fue sino hasta 1867 cuando Benito Juárez la establece definitivamente”.

 

La Biblioteca Nacional de México cuenta con un acervo de más de un millón 250 mil libros, documentos impresos, materiales magnéticos, audiovisuales, ópticos, electrónicos y en microformato.

 

Ellos pueden consultarse en la sala del Fondo Reservado, donde se conservan los documentos más antiguos: archivos, manuscritos, incunables e impresos mexicanos de los siglos XVI al XIX, además de una colección iconográfica.

 

Otros espacios son la Colección General, con obras monográficas contemporáneas; la Sala de Consulta, con diccionarios, enciclopedias, anuarios, directorios, manuales, catálogos e índices, asequibles a estantería abierta, y las salas especiales, con material único o singular: música impresa y grabada, discos compactos, videograbaciones, en sistema Braille, mapas y juegos didácticos.

 

Cuenta, además, con el depósito legal para reunir todo lo que se produce en México en materia de información; su gran responsabilidad es resguardar las producciones, organizarlas y difundirlas, así como promover las funciones de investigación.

 

 

 

De hecho, insistió, “ya no se habla de otra biblioteca nacional, sino de una biblioteca coordinadora nacional de las bibliotecas públicas, lo cual es diferente”, aunque especifica que tampoco está de acuerdo con ello. Los acervos públicos, abundó, “deben ser descentralizados, pues las necesidades en esta ciudad no son las mismas que las de Yucatán o Nayarit, por ejemplo. Cada estado es soberano y responde a necesidades locales”.

 

Todas las acciones encaminadas a mejorar las instalaciones bibliográficas y a facilitar el acceso a sus materiales de lectura, concluyó, serán bienvenidas; pero no estoy de acuerdo con una gran biblioteca: “Hubieran hecho cuatro públicas en la ciudad”, pues una de las principales características de un recinto de este tipo es prestar materiales a domicilio y para eso “tiene que estar cercana a la comunidad a la que brinda servicio”.

 

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

En los últimos años, el estado de las bibliotecas del Distrito Federal ha mejorado, beneficiándose con los avances de las tecnologías de la información, aseguró Rosa María Fernández de Zamora, coordinadora de la Biblioteca Nacional.

 

Foto 2

Rosa María Fernández de Zamora, coordinadora de la Biblioteca Nacional, aseguró que uno de los problemas más serios es que no existe una cuantificación sistemática sobre cuántos centros de información o de documentación existen en el país.