Boletín UNAM-DGCS-941
Ciudad Universitaria
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TRABAJO Y EDUCACIÓN HAN DEJADO DE SER MECANISMOS BÁSICOS DE INTEGRACIÓN SOCIAL: SALVADOR ALVARADO
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El sociólogo de la UNAM indicó que 27 de cada
100 jóvenes no estudia ni trabaja
· Llamó a las instituciones académicas y gubernamentales a realizar un esfuerzo para buscar alternativas que respondan a sus expectativas de integración social
El trabajo y la educación han
dejado de ser los mecanismos básicos para integrar socialmente a los jóvenes.
Un hecho preocupante es que, de acuerdo con datos del XII Censo General de
Población y Vivienda 2000, 27 de cada 100 personas de entre 20 y 24 años no
estudia ni trabaja de manera formal.
Lo anterior se traduce en un
riesgo, pues este sector con mayor frecuencia recurre a la delincuencia, la
violencia y las adicciones para sobrevivir; ahí se expresa la ruptura de los
procesos y normas tradicionales de incorporación comunitaria.
“Estamos ante una situación verdaderamente
explosiva y preocupante, para la cual las instituciones políticas no generan
alternativas que respondan a sus expectativas de integración social”, señaló el
sociólogo y profesor de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la
UNAM, Salvador Alvarado Garibaldi.
El coordinador de la séptima
edición de la revista Trabajo Social: “Juventud, participación política y
cultura ciudadana”, se refirió a la crisis de valores que enfrenta hoy este
grupo y de sus problemas en materia de empleo y educación, en una sociedad con
severos procesos de desintegración y desajuste axiológicos.
Es un hecho, dijo, que los
mecanismos básicos que permiten al sujeto integrarse a la sociedad,
tradicionalmente son la ocupación y la escolaridad. En ello coinciden las
posturas clásicas y las escuelas más antagónicas.
Los problemas en dichas áreas
no son privativos de la juventud, pero en ellos impacta con mayor fuerza al ser
la población mayoritaria.
De acuerdo con el rango de
edad que establece el Instituto Mexicano de la Juventud, y que se fundamenta en
la ley correspondiente –aprobada en
diciembre de 1998 (que señala que esta etapa de la vida está comprendida entre
los 12 y 29 años de edad)–, 34 de cada 100 habitantes se encuentran en esta
situación, según se constata en el último censo nacional.
El maestro Salvador Alvarado
aseguró que los jóvenes están preocupados por un futuro incierto; las acciones
políticas no representan para ellos una alternativa para disminuirles la
angustia, pues dichas opciones han sido incapaces de construirles horizontes de
futuro.
Cada vez participan menos en
esa actividad, agregó el sociólogo, al no encontrar respuesta a sus necesidades
y porque tanto las instituciones partidistas como las de gobierno están más abocadas
a la lucha y conservación del poder que a la resolución de los problemas.
“Tenemos una lucha encarnizada
entre los partidos políticos, e incluso al interior de las propias
organizaciones. Se ‘dan con todo’ para acceder a los cargos o a las candidaturas
y, entonces, hay un divorcio entre los intereses de quienes aspiran a llegar al
poder o a conservarlo y las necesidades de la población”, indicó.
El trabajo es el instrumento
que permite la integración del sujeto a su comunidad. Los hombres son interdependientes
en función de que realizan trabajos para el beneficio común. La educación, en tanto, es el instrumento
básico de socialización, con el cual se internalizan las normas y valores hasta
permitir que la colectividad viva en él y él en ese conjunto.
El especialista en políticas
juveniles reconoció que, precisamente en este momento, ese proceso se ha
colapsado en sociedades como la nuestra. El empleo y la escolarización han
dejado de ser, dijo, los mecanismos básicos de integración social.
Con esos perfiles no se puede
tener una juventud entusiasta, participativa, informada y organizada, aseguró,
pues está lejos de contar con un espacio en el sistema educativo en donde
formarse y desarrollar sus potencialidades creativas y vocacionales, o con una
ocupación laboral bien retribuida para satisfacer sus necesidades materiales y
humanas, así como elevar su nivel de bienestar y realización personal.
Alvarado Garibaldi reconoció
que los jóvenes se enfrentan a una exclusión cada vez mayor, son presa de una
enorme incertidumbre y de una alta
dosis de frustración al no tener oportunidades ni ver compensados sus esfuerzos
y expectativas.
Explicó que se observa un
incremento en la oferta de empleo en aquellas áreas que demandan escasa o nula
especialización, pero con un gran dinamismo, al incorporar importantes
contingentes de ese grupo de edad, siempre en condiciones ventajosas para la
empresa.
Hoy en día, aseguró el
profesor universitario, se vive una condición terrible al perder el trabajo su
dignificación; es decir, hay millones de muchachos en este país que no están
dispuestos a laborar ocho horas por 40 pesos.
Tampoco están dispuestos a invertir años de su vida para formarse en una
profesión que nunca van a ejercer.
Hoy más que nunca, aseveró el
sociólogo universitario, las instituciones académicas, gubernamentales y las
formaciones políticas deben hacer un esfuerzo para buscar puntos de encuentro y
convergencia y construir un nuevo pacto.
Mientras no lo asumamos, la
juventud demandará mayores oportunidades de integración social; si no somos
capaces de entender esto, podemos llegar a una situación explosiva, en donde
vamos a perder todos, concluyó.
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Foto 1
Salvador Alvarado,
sociólogo de la UNAM, habló sobre la crisis de valores que enfrenta hoy la
juventud y de sus problemas en materia de empleo y escolaridad.
Foto 2
Los jóvenes están
preocupados por un futuro incierto, señaló el profesor de la Escuela Nacional
de Trabajo Social de la UNAM, Salvador Alvarado Garibaldi.
Foto 3
El sociólogo universitario Salvador Alvarado reconoció que el trabajo y la educación han dejado de ser los mecanismos básicos para la integración social.