Boletín UNAM-DGCS-936
Ciudad Universitaria
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Roberto Iglesias Prieto, del ICMyL, explicó
que los arrecifes, que ocupan menos del uno por ciento de la superficie total
de los océanos, son habitados por tres cuartas partes de las especies de peces
del planeta
· Aumentan los reportes de registro de este problema debido al calentamiento global, sostuvo
Con el inminente aumento de la temperatura oceánica será
más frecuente el blanqueamiento del coral, dañado en forma dramática durante
los últimos 25 años. Todo indica que los arrecifes pasarán más tiempo en
condiciones de estrés térmico, lo que les acarreará condiciones fatales, afirmó
Roberto Iglesias Prieto.
El investigador de la Unidad
Académica de Puerto Morelos, Quintana Roo, perteneciente al Instituto de
Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, expuso que la única forma de
proteger esos ecosistemas es cambiar nuestros hábitos en el consumo de
hidrocarburos.
El científico recordó que esas
formaciones calcáreas, que ocupan menos del uno por ciento de la superficie
total de los océanos, son habitadas por las tres cuartas partes de las especies
de peces del planeta.
Nuestro país, expuso, es
afortunado al tener esas estructuras arrecifales en las costas del Pacífico y
del Atlántico; la mayoría ubicadas en el estado de Quintana Roo, donde se ubica
el segundo más grande del mundo, conocido como Mesoamericano, que va desde
Contoy –en el norte de la Península de Yucatán– hasta Honduras.
Hasta ahora no se cuenta con
herramientas para manejar estos ecosistemas en el contexto del cambio climático
global. No hay estrategias para proteger las colonias coralinas a escala
planetaria.
Por ello, la Universidad
Nacional participa en proyectos de investigación internacionales, como el que
se realizará de manera conjunta en Puerto Morelos, Tanzania, Australia y
Filipinas. En él se estudiará la conectividad entre arrecifes, remediación y
sensores remotos, entre otros aspectos.
El científico recordó que los
corales forman estructuras de cinco o seis metros de altura, con varias
toneladas de peso, y proveen importantes servicios a la población, como la
protección de la zona costera, ya que las olas –en especial durante los
huracanes– rompen antes en esas formaciones arbóreas.
Tradicionalmente se pensaba
que las principales amenazas provenían de acciones directas del ser humano, por
la construcción de grandes hoteles en la costa del Caribe, que involucra el
depósito de desechos al mar, el comercio de peces para acuarios y otros
fenómenos.
Sin embargo esta percepción
cambió con la aparición del blanqueamiento coralino. Iglesias refirió que las
aguas oceánicas claras, como las caribeñas, son “desiertos en el mar”, pues no
contienen nutrientes; los arrecifes "son similares a los oasis".
Estos organismos, en
apariencia plantas, son en realidad animales carnívoros. Son colonias formadas
por miles de pólipos, cada uno dotado de tentáculos para comer. Su esqueleto de
carbonato de calcio da forma a esa estructura.
En sus tejidos se ven
pigmentos, producidos por un alga microscópica conocida como zooxantela, que
hace fotosíntesis y vive dentro del animal. Esta simbiosis es la clave para
entender el ecosistema.
La talófita no sólo da color a estos seres vivos. Mediante el uso de
la luminosidad del sol, el agua y el bióxido de carbono produce alimento.
"El 90 por ciento de su producción diaria es para el animal", dijo.
De esa forma se mantiene el crecimiento de los corales y los arrecifes que lo
forman.
Empero, dicha simbiosis se ha
puesto en tensión. Cuando mueren esas plantas marinas se les acaban los
nutrientes. Ello se manifiesta por su decoloración, colapso de esa delicada
relación en regiones completas.
La causa de la catástrofe es
que la temperatura del agua se encuentra por arriba del promedio en un plazo
largo, reveló. Tal incremento puede ser pequeño, de hasta 1.5 grados
centígrados.
La primera vez que se detectó
un evento masivo de blanqueamiento fue en 1982 en las islas Galápagos y la
costa de Panamá, donde incluso se extinguieron. Esto se relacionó con la
presencia de temperaturas oceánicas anómalamente elevadas ese año, durante la
ocurrencia de El Niño. De hecho, se estima que durante 1997 y 1998, cuando
también se presentó ese fenómeno, el 16 por ciento de los corales del mundo
murieron.
Sin embargo, cada vez hay más
reportes a este respecto, relacionados con eventos parecidos debido al
calentamiento global, producido por la acumulación de gases de efecto
invernadero, como bióxido de carbono y metano en la atmósfera. Por ello se
esperan más incrementos en esta magnitud marina.
Ante ese panorama señaló que
existen cuatro posibles escenarios: que los corales se acostumbren:
"históricamente, no es la primera vez que el planeta se calienta". Otro,
conocido como incremento en las tasas de recambio, significa que algunos
morirán, pero otros no, y los más grandes serán suplantados por pequeños, con
consecuencias en los servicios que los arrecifes brindan.
O bien, podría presentarse un
cambio "de estrategia", o sea, que algunos antozoos que ahora forman
las rocas de carbonatos desaparezcan de ciertas zonas y lleguen otros "no
mejores".
Un último escenario, llamado
cambio de fase, sustituiría a los corales por algas "y eso sí es
catastrófico. Se perdería la estructura arrecifal y sus servicios, además de la
diversidad de organismos".
En el laboratorio se estudian
los mecanismos causantes de la pérdida de color, informó el especialista. Lo
primero por entender fue si la responsable de sentir el estrés térmico era la
parte animal o vegetal.
"Se inquirió cuánta
fotosíntesis pueden hacer las algas cuando se calientan, y se encontró que a 35
grados centígrados deja de producirse; viven, pero ya no realizan dicho proceso
", explicó.
Los científicos han
determinado que el exceso lumíneo es reactivo y puede destruir este proceso de
transformación biológica. Con el calentamiento, además, decae la tasa de
calcificación de los organismos.
No todos los organismos son
igualmente sensibles y eso tiene implicaciones para predecir qué es lo que
pasará con el cambio climático global. Los corales más receptivos a la
temperatura son los responsables de construir el arrecife.
Cuando los pólipos están
normalmente pigmentados, la luz y la radiación ultravioleta quedan atrapadas
por las algas; pero cuando están blancos, los rayos UV viajan más adentro del
tejido del animal y "esto puede matarlos", advirtió.
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PIES FOTO
Foto 1
Con el inminente
aumento de la temperatura oceánica será más frecuente el blanqueamiento del
coral, dañado en forma dramática durante los últimos 25 años, afirmó Roberto
Iglesias Prieto, del ICMyL de la UNAM.
Foto 2
Roberto Iglesias, de la Unidad Académica de Puerto Morelos, Quintana Roo, perteneciente al ICMyL de la UNAM, expuso que la única forma de proteger los corales es cambiar los hábitos en el consumo de hidrocarburos.