06:00 hrs. Noviembre 18 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-872

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final  del boletín

LOS DERECHOS HUMANOS SON NECESARIOS EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS

 

·        Es indispensable aceptar una sociedad y un mundo plural y diverso, pero no sólo con tolerancia, sino con plena aceptación: Estela Morales Campos, directora del CCyDEL

·        Estos derechos se han convertido en requerimiento de la estabilidad política y social de los Estados: Víctor Manuel Martínez Bullé Goyri, primer visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos

·        Participaron en el Coloquio “Defensa de derechos humanos y guerra sucia en América Latina. De la memoria a la justicia”

 

Reconocer que en nuestras sociedades la pluralidad da cabida a los grupos que son minorías por su debilidad social, económica o política, permite aceptarlos con tolerancia y pleno reconocimiento que permiten la convivencia en un mundo diverso. 

 

Así lo afirmó Estela Morales Campos, directora del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos (CCyDEL), al participar en la inauguración del Coloquio “Defensa de derechos humanos y guerra sucia en América Latina. De la memoria a la justicia”.

 

Ahí opinó que la convivencia en las naciones y en el mundo debe tener fundamentos democráticos, pero también bases en el derecho a la vida y el derecho mismo, opinó.

 

También señaló que los derechos humanos y sus violaciones son ahora un tema más visible, aunque las experiencias al respecto tienen su origen décadas atrás, cuando, por ejemplo, reclamos políticos y sociales, como los de 1968 y los de la década de 1970, recibieron como respuesta violencia, represión, persecución y los hechos que se denominaron “guerra sucia”.

 

Éstos provinieron de diferentes sistemas de gobierno, tanto de dictaduras militares como de otros con un aparente proceso democrático.

 

A su vez, Víctor Manuel Martínez Bullé Goyri, primer visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), afirmó que los derechos humanos son un paradigma de las sociedades contemporáneas, quienes son inimaginables si no resaltan el respeto y desarrollo de esas garantías, porque se han convertido en un requerimiento de la estabilidad política y social de los Estados.

 

Aseguró que los procesos de integración internacional que vivimos presuponen, exigen y requieren la vigencia de tales facultades. Incluso, fuera de todas las desviaciones y manipuleo que estas garantías sufrieron desde el propio poder en el pasado –como ocurrió en México–, es claro que para cualquier país son una necesidad ineludible con vistas al futuro.

 

Recordó que en nuestro país no se hablaba de ellos ni de sus violaciones hasta los años 90, cuando se crearon órganos específicos para protegerlos. Antes se hacía referencia al abuso de autoridad y a problemas de seguridad nacional, entre otros.

 

Por eso, el tema de la “guerra sucia” se relee con una visión actual, desde la perspectiva de un gobierno que entiende y asume sus responsabilidades en esta materia, lo cual le da posibilidades reales de resolución a sus problemas en ese ámbito.

 

Los derechos humanos, añadió Martínez Bullé Goyri, son un elemento propio de la organización social en que vivimos: el Estado social de Derecho, cuyo origen se haya en el rompimiento con la lógica de funcionamiento estatal para la supervivencia del poder.

 

Al respecto aclaró que ese concepto no significa la simple vigencia de las normas jurídicas, sino la prevalencia de valores –como soberanía popular, democracia, división de poderes, principios de igualdad y de legalidad, y derechos humanos– que están implícitos y operan en la sociedad.

 

Ello, por supuesto, requiere una actitud de sometimiento a las normas por parte de la autoridad y de los ciudadanos, porque ellas representan tales axiomas.

 

El experto refirió que hasta antes de las dos guerras mundiales estos derechos eran un problema interno de los países. Después se internacionalizaron al darse cuenta que no podía haber otro enfrentamiento bélico de tales dimensiones, y luego del fracaso de la Sociedad de las Naciones, creada después del primer conflicto; por ello se fundó un nuevo organismo: las Naciones Unidas.

 

Su objetivo fue generar el imaginario de una comunidad internacional. Se necesitaban metas comunes, capaces de aglutinar a todos las poblaciones y éstas fueron los derechos humanos y la paz. Así, tales preceptos se convirtieron en norma ética para naciones y gobiernos.

 

También, adquirieron un carácter de criterio “autenticador” del poder político. Es decir, un gobierno lo asume legítimamente cuando la fuente de su legitimidad es el ejercicio de los derechos políticos de una sociedad.

 

“Un poder que se ejerce de manera respetuosa y promotora de los derechos humanos (en torno de los cuales hay consenso y aceptación casi universal) se practica de modo legítimo”, explicó.

 

Por ello, hablar de represión extrajudicial o terrorismo de Estado implica la negación propia del derecho y de la vigencia de los derechos humanos, finalizó el funcionario.

 

 

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Hablar de guerra sucia implica la negación propia del derecho y de la vigencia de los derechos humanos, aseguró Víctor Manuel Martínez Bullé Goyri, primer visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

 

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La directora del Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, Estela Morales Campos, dijo que la convivencia en las naciones y en el mundo debe tener fundamentos democráticos, pero también bases en el derecho a la vida.