Boletín UNAM-DGCS-869
Ciudad Universitaria
Pies
de fotos al final del boletín
LA GLOBALIZACIÓN DEL SIGLO XXI DEBE INCLUIR A TODOS LOS SECTORES DE LA SOCIEDAD
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México tiene una actitud pasiva ante la
inserción internacional que repercute en el nivel de vida de la población
·
Se requiere detectar qué tipo de políticas
necesitan seguir los países para lograr un desarrollo progresista, y favorecer
tanto a las empresas trasnacionales como al grueso de la población
·
No es sólo el proyecto de oligarquías
dominantes; resulta también un proceso gestado en la propia sociedad y expresado en la cultura
México ha gozado de
condiciones favorables durante su inserción a las redes, procesos y cadenas
mundiales; ejemplo de ello es el Tratado de Libre Comercio (TLC), el cual le
creó un espacio privilegiado; sin embargo, nuestro país tiene una actitud
predominantemente pasiva ante la inserción internacional, señaló Miguel Ángel
Rivera, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.
El académico manifestó que
esto tiene consecuencias no sólo en la calidad de los procesos efectuados por
las empresas nacionales y extranjeras o entre elementos externos e internos en
general, sino que repercute sobre el nivel de vida de la población, la cual
padece salarios estancados y empleos deficientes.
Para que México eleve la
calidad de su inserción internacional, se requieren ciertos elementos; por
ejemplo, una coordinación social sistémica en todos los planos y el único
agente con capacidad para realizarla es el Estado, señaló durante la Mesa I
“Globalización y Alternativas Incluyentes”, efectuada en el Auditorio “Mario de
la Cueva”, de la Torre II de Humanidades.
Sin embargo, destacó los
cambios en sus atributos para cumplir con este papel. Estos se refieren a la
pérdida de autoridad del Estado, para impedir la imposición de su voluntad al
resto de la sociedad, signo característico en la etapa de sustitución de
importaciones.
En aquella etapa, el Estado
imponía formas de conducta, modelos de política; pero esto ya no es posible
porque los cambios han provocado una distribución desigual y han surgido otras
entidades de poder tanto mundiales como nacionales, informó.
Por ello, Miguel Ángel Rivera
propuso la búsqueda de formas específicas para resolver, entre otros problemas,
el de autoridad. Para lograrlo, un elemento central son los acuerdos
voluntarios de los agentes participantes en el proceso de coordinación.
Además, abundó, no se pueden
construir formas incluyentes si la sociedad no pacta por medio de las
organizaciones civiles, partidos políticos y centros de enseñanza, entre otros.
Por su parte, Alejandro Dabat
Latrubesse, investigador del Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias (CRIM), apuntó que para analizar el fenómeno de la
globalización, no basta con una discusión ideológica, sino el estudio de los
elementos que convienen abrir o cerrar en los diferentes planos de la
realidad.
Además, se requiere de un
análisis para detectar las políticas necesarias por los países para lograr un
desarrollo progresista que no sólo favorezca a las empresas trasnacionales sino
a toda la gente, a los trabajadores, añadió.
Durante su intervención,
Héctor Hernández Bringas, director del CRIM, señaló que parece haber
coincidencias en la crítica al proceso de globalización neoliberal, pues este
concepto no puede reducirse a un modelo inducido.
En un sentido más amplio,
afirmó, la globalización no es sólo el proyecto de grupos y oligarquías
dominantes; resulta también de un proceso gestado en la propia sociedad y que
se expresa en la cultura, en la información y las comunicaciones, en la
migración o en algunos movimientos sociales.
En la Mesa II “Globalidad,
Conflicto y Manifestaciones Regionales”, José Luis Valdés Ugalde, director del
Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), señaló que la globalización
está marcada por una serie de derroteros definidos en forma contundente por un
sector del poder en Estados Unidos, el cual apunta a la conformación de
estrategias específicas para posicionar a este país como líder de la
reorganización del orden mundial.
Anotó que estamos ante un
nuevo paradigma a partir de la guerra con Irak, basado en una paradoja: por un
lado se reduce al conflicto bélico a la condición de acción política y por el
otro, se sacraliza el nuevo poder que puede ejercer legítimamente funciones
éticas a través de la guerra.
En su oportunidad, Leonardo
Curzio Gutiérrez, del CEIICH, señaló que existe una contradicción de Estados
Unidos; pues esta nación se había definido como el principal promotor de la
globalización y un país cuyo sistema de valores era el más admirado.
Sin embargo, a partir de los
acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, esta imagen cambió; el motor de
la globalización se ha dañado en su funcionamiento, lo cual genera una
situación distinta para sus aliados y sus socios comerciales.
Las dos Mesas se realizaron en
el marco del seminario Globalización y Hegemonía Mundial: Implicaciones y
Alternativas, organizado por el CISAN, el CRIM y el Instituto de
Investigaciones Económicas.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
La inserción de
México en redes internacionales, como el TLC, ha sido favorable; sin embargo,
tiene una actitud pasiva que repercute en el nivel de vida de la población,
señaló Miguel Angel Rivera, del IIEc.
FOTO 2
El investigador
del CRIM, Alejandro Dabat, durante su participación en el seminario
Globalización y Hegemonía Mundial: Implicaciones y Alternativas.
FOTO 3
El director del
CRIM, Héctor Hernández, comentó que la globalización no es sólo el proyecto de
grupos y oligarquías dominantes, sino de un proceso gestado en la sociedad.
FOTO 4
José Luis Valdés
Ugalde, director del CISAN, participó en la mesa Globalidad, Conflicto y
Manifestaciones Regionales, efectuada en el marco del seminario Globalización y
Hegemonía Mundial: Implicaciones y Alternativas.
FOTO 5
El investigador
del CEIICH, Leonardo Curzio, comentó que luego de los acontecimientos del 11 de
septiembre la imagen de Estados Unidos como principal promotor de la
globalización cambió.