06:00 hrs. Noviembre 2 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-832

Ciudad Universitaria

 

Pies de foto al final del boletín

ENTREGA EL RECTOR DE LA UNAM LOS PREMIOS PUN Y DUNJA A 27 DESTACADOS ACADÉMICOS

 

·        Ramón Peralta y Fabi, director de la Facultad de Ciencias, subrayó que en cuatro años la Universidad restableció la atmósfera de reflexión y análisis, que le son necesarias

·        Se guardó un minuto de silencio en honor de la recientemente fallecida directora del Programa Universitario de Estudios de Género, Graciela Hierro

·        La UNAM, vínculo indeleble entre los universitarios y la sociedad: Amaya Larrucea Garritz, quien habló a nombre de los académicos reconocidos con la DUNJA

·        José Guadalupe Moreno de Alba, en representación de los reconocidos con el PUN, dijo que el país requiere de la UNAM porque es una gran institución

 

El rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, entregó la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos (DUNJA) y el Premio Universidad Nacional (PUN) 2003 a 27 destacados profesores e investigadores, por su desarrollo sobresaliente en los campos de la docencia, la investigación y la difusión de la cultura.

 

Orador central del evento, el director de la Facultad de Ciencias (FC), Ramón Peralta y Fabi, afirmó que en cuatro años la Universidad Nacional restableció la atmósfera de reflexión y análisis que le son necesarias y características.

 

Asimismo, subrayó, la institución ha recuperado las condiciones de tranquilidad y paz para retomar su ritmo y calidad de trabajo, que la distinguen de manera especial.

 

Este cuatrienio, argumentó, ha sido un periodo difícil porque se necesitaba recuperar la dignidad, reconstruir el tejido social de la comunidad universitaria, reencontrar el respeto perdido y los valores académicos, a la vez que desterrar la intolerancia y la violencia en cualquiera de sus formas.

 

Hoy, sostuvo, “estamos más cerca de las condiciones que nos permitan reconsiderar a la Universidad, sus formas y estrategias, manteniendo su esencia, que se insinuara desde el medioevo cuando aparecieron las primeras universidades”.

 

La institución, planteó, ha sido y sigue siendo la fuente más importante de inspiración intelectual y cultural de la sociedad. Además, es una muestra de los más finos valores y mosaico de sus mejores posibilidades.

 

En el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, donde al inicio de la ceremonia de premiación se guardó un minuto de silencio en honor de la recién fallecida directora del Programa Universitario de Estudios de Género, Graciela Hierro, el titular de la FC precisó que se trata de una casa de estudios que no ceja en su empeño por retribuir con creces los recursos y confianza que recibe para su encomienda, ejemplo de las instituciones nacionales, trasciende los periodos políticos o las visiones que buscan empequeñecerla.

 

Sin aislarse, aseguró, la Universidad responde en forma constructiva a su responsabilidad social. No se ha caído en la simplicidad de criterios “eficientistas” pasajeros, ni en las justificaciones propias de un sistema comercial, con lo que salvaguarda el carácter de centro cultural, honra su naturaleza pública y la autonomía.

 

Peralta y Fabi manifestó el beneplácito que para la institución es la inscripción en letras de oro del nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México en la Cámara de Diputados, al reconocer la transcendencia de su labor creativa y educativa. Ahora, dijo, la UNAM reconoce a quienes hacen su trabajo en forma particularmente destacada.

 

La Universidad, subrayó, más que un concepto abstracto, rígido y puro, es el conjunto de seres humanos que la constituyen y construyen todos los días. Son las personas quienes le dan su verdadera dimensión.

 

A los premiados, el titular de la FC les expresó que cubren los fines de esta casa de estudios. Hacen el trabajo sigiloso, tenaz, agudo y discreto de la investigación, la creación, en un laboratorio, en el campo, en el taller o la oficina.

 

La divulgación, la docencia y la investigación, aseveró, son ejes centrales del quehacer de la institución. “Hoy los distingue por sostener estos ejes, por hacerlo con talento, por poner en ello su mejor esfuerzo”.

 

A nombre de los universitarios reconocidos con la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2003, Amaya Larrucea Garritz,  de la Facultad de Arquitectura (FA) y quien obtuvo el galardón en Arquitectura y Diseño, destacó que la UNAM actúa como un vínculo indeleble entre los universitarios y la sociedad.

 

Su labor permanente radica en esforzarse en ser interlocutora y voz de la nación para reforzar su presencia activa en las propuestas y soluciones de los principales problemas del país, remarcó.

 

Sólo la voz en alto, emitida a través de la Universidad, advirtió, será suficientemente fuerte para ser escuchada por la sociedad, si nace del lazo entre ambos. Únicamente como expresión real de la comunidad, la institución puede entender y responder a los retos que su tiempo le impone.

 

“Cuidemos, entonces, siempre escuchar y ser, como nuestros viejos edificios del Centro, parte esencial del corazón de su ciudad”.

 

Ante los desafíos, abundó, los universitarios deben estar mejor preparados para enfrentarlos. El papel de los jóvenes académicos, estableció, los compromete a prepararse para afrontar las aceleradas transformaciones y a ser conscientes de que las acciones deben orientarse a impulsar los cambios en el sentido más favorable.

En representación de los universitarios reconocidos con el Premio Universidad Nacional 2003, el académico del Instituto de Investigaciones Filológicas, José Guadalupe Moreno de Alba, quien obtuvo la distinción en Investigación en Humanidades, expresó el orgullo de pertenecer a la UNAM por el vigor que tiene y que le permite salir siempre airosa y cada vez más fuerte de cuanta batalla libra.

 

Hasta la fecha, reflexionó, “no he logrado entender por qué, periódicamente, nuestra Universidad tiene que ser sometida a furibundos e irracionales ataques. Me atrevería empero, a pensar en alguna razón que ayude a explicar por qué siempre los sobrevive y por qué resurge cada vez con mayor esplendor”.

 

Sin embargo, puntualizó, la UNAM se repone de todas las inexplicables circunstancias porque es una excelente institución, es decir, su calidad acaba por imponerse. En cada ocasión se gana la batalla por la simple razón de que México no puede prescindir de la Universidad.

 

El país requiere de ella no porque sea una universidad grande, sino porque es una gran institución, agregó.

 

Sin renunciar a su condición de universidad popular, recalcó Moreno de Alba, esta casa de estudios es de calidad. Nuestros mejores estudiantes son tan buenos como los mejores de otras universidades y, además, no son unos cuantos, son muchos y en todas las carreras.

 

Los mejores profesores y expertos de las diferentes disciplinas se encuentran en cada escuela, facultad, centro o instituto de la UNAM. En México los docentes con mayor calidad, los más brillantes investigadores y prestigiosos científicos, trabajan en esta casa de estudios.

 

 

 

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FOTO 01

 

Durante la ceremonia de entrega del Premio Universidad Nacional y la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2003, se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de la destacada universitaria Graciela Hierro.

 

 

FOTO 02

 

Ganadores de la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2003, durante la ceremonia en que se les entregó el galardón junto con los ganadores del Premio Universidad Nacional.

 

 

FOTO 03

 

Un total de 15 académicos recibieron el Premio Universidad Nacional 2003 por su destacado desempeño en la docencia, la investigación, así como la extensión y difusión de la cultura.

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