Boletín UNAM-DGCS-809
Ciudad Universitaria
NECESARIO FORTALECER LA INSTITUCIONALIDAD INTERNACIONAL PARA EVITAR LA ANARQUÍA
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Convienen más “reglas del juego” políticas y
jurídicas que la anarquía, se concluyó en el Seminario “El debate sub–regional
sobre seguridad hemisférica”
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El evento fue organizado por el Centro de
Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM y el Programa
“Creando Comunidad en las Américas”, del Wilson International Center for
Scholars
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Es preámbulo a la Conferencia Especial sobre
Seguridad Hemisférica que la OEA realizará en México el 27 y 28 de octubre
Es necesario fortalecer la
institucionalidad en el ámbito internacional, porque conviene más establecer y
mantener “reglas del juego” políticas y jurídicas que la anarquía, que
afectaría a todos los países del mundo.
La legalidad se refuerza con
recursos y voluntad política hacia las instancias creadas por la Organización
de Estados Americanos (OEA), para atender las diferentes cuestiones sociales de
la región. Es decir, el reto es que la seguridad, como fenómeno multicausal y
multidimensional, no se militarice.
Tales fueron las conclusiones
del Seminario “El debate sub–regional sobre seguridad hemisférica” –organizado
por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM, y
el programa “Creando Comunidad en las Américas”, del Woodrow Wilson
International Center for Scholars, de Washington, Estados Unidos (EU)–, como
una contribución a la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica que la
OEA realizará en México los días 27 y 28 de octubre.
En el seminario, presidido por
el director del CISAN, José Luis Valdés Ugalde, y el representante del Wilson
Center, Andrew Seele, se determinó que los gobiernos y las organizaciones de la
sociedad civil son corresponsables de alentar las reformas democráticas,
proceso de por sí complicado al que se suma el deterioro de los organismos
internacionales.
Una de las debilidades de los
Estados latinoamericanos, se concluyó, es que hay capacidades limitadas para
imponer el Estado de derecho, siendo un elemento del que se aprovechan las
organizaciones criminales y que puede ser utilizado por las agrupaciones
terroristas internacionales.
Como no se debe fortalecer la
capacidad para la imposición y el uso de la fuerza en un órgano político como
la OEA, se señaló, un requisito es sostener un debate franco sobre los límites
y condiciones del uso de esta medida, sobre todo militar –aunque también
implica a la policiaca y de seguridad–, y los instrumentos existentes,
analizando hasta dónde pueden establecerse acciones concertadas multinacionales
o respaldarse las de naciones en forma individual.
Hubo consenso respecto a que
el punto de partida adecuado para generar respuestas a los problemas de
seguridad y democracia, es en el nivel de las sub–regiones. Sin embargo, se
percibe que los Estados de esta zona pretenden imponer su propia doctrina en
esta materia, sobre una visión hemisférica y cooperativa.
Otro elemento sobresaliente en
el seminario es que, frente a la Conferencia Especial sobre Seguridad
Hemisférica de la OEA, los países plantean sus márgenes de autonomía respecto
de las políticas y necesidad de seguridad de EU, en especial después de los
atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Se señalaron los conflictos
existentes en el hemisferio, como el colombiano, en donde se debate si la
solución es la cooperación militar o la búsqueda de salidas negociadas, porque
además, este tipo de problemas afecta a países vecinos como Venezuela, Ecuador o
Brasil, e involucra el tráfico de armas y drogas.
De igual forma, se precisa,
algunos avances logrados a nivel subregional para mejorar los niveles de
seguridad, cooperación y establecimiento de medidas de confianza mutua, son
importantes para su discusión en el hemisferio.
Entre ellos destacan los
acuerdos que detallen las transferencias de armas; la transparencia en el gasto
militar, con la utilización de mecanismos similares al modelo de
Argentina–Chile desarrollado por la CEPAL; el perfeccionamiento del liderazgo
civil en las cuestiones militares y de defensa, además de propiciar medidas
para el mejoramiento de la gestión de acuerdos y el seguimiento de acciones
sub–regionales.
Asimismo, proponen un plan
concreto para el tratamiento de las cuestiones fronterizas, por medio de
criterios de resolución pacífica de las controversias y de los problemas de los
espacios transfronterizos que poseen una dinámica particular y requieren de
políticas específicas, así como organizar foros sobre seguridad que culminen en
propuestas concertadas y vinculantes para emprender un diálogo
intergubernamental firme y operativo.
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