06:00 hrs. Octubre 26 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-809

Ciudad Universitaria

 

 

 

 

 

NECESARIO FORTALECER LA INSTITUCIONALIDAD INTERNACIONAL PARA EVITAR LA ANARQUÍA

 

·        Convienen más “reglas del juego” políticas y jurídicas que la anarquía, se concluyó en el Seminario “El debate sub–regional sobre seguridad hemisférica”

·        El evento fue organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM y el Programa “Creando Comunidad en las Américas”, del Wilson International Center for Scholars

·        Es preámbulo a la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica que la OEA realizará en México el 27 y 28 de octubre

 

Es necesario fortalecer la institucionalidad en el ámbito internacional, porque conviene más establecer y mantener “reglas del juego” políticas y jurídicas que la anarquía, que afectaría a todos los países del mundo.

 

La legalidad se refuerza con recursos y voluntad política hacia las instancias creadas por la Organización de Estados Americanos (OEA), para atender las diferentes cuestiones sociales de la región. Es decir, el reto es que la seguridad, como fenómeno multicausal y multidimensional, no se militarice.

 

 

Tales fueron las conclusiones del Seminario “El debate sub–regional sobre seguridad hemisférica” –organizado por el Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la UNAM, y el programa “Creando Comunidad en las Américas”, del Woodrow Wilson International Center for Scholars, de Washington, Estados Unidos (EU)–, como una contribución a la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica que la OEA realizará en México los días 27 y 28 de octubre.

 

En el seminario, presidido por el director del CISAN, José Luis Valdés Ugalde, y el representante del Wilson Center, Andrew Seele, se determinó que los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil son corresponsables de alentar las reformas democráticas, proceso de por sí complicado al que se suma el deterioro de los organismos internacionales.

 

Una de las debilidades de los Estados latinoamericanos, se concluyó, es que hay capacidades limitadas para imponer el Estado de derecho, siendo un elemento del que se aprovechan las organizaciones criminales y que puede ser utilizado por las agrupaciones terroristas internacionales.

 

Como no se debe fortalecer la capacidad para la imposición y el uso de la fuerza en un órgano político como la OEA, se señaló, un requisito es sostener un debate franco sobre los límites y condiciones del uso de esta medida, sobre todo militar –aunque también implica a la policiaca y de seguridad–, y los instrumentos existentes, analizando hasta dónde pueden establecerse acciones concertadas multinacionales o respaldarse las de naciones en forma individual.

 

Hubo consenso respecto a que el punto de partida adecuado para generar respuestas a los problemas de seguridad y democracia, es en el nivel de las sub–regiones. Sin embargo, se percibe que los Estados de esta zona pretenden imponer su propia doctrina en esta materia, sobre una visión hemisférica y cooperativa.

 

Otro elemento sobresaliente en el seminario es que, frente a la Conferencia Especial sobre Seguridad Hemisférica de la OEA, los países plantean sus márgenes de autonomía respecto de las políticas y necesidad de seguridad de EU, en especial después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Se señalaron los conflictos existentes en el hemisferio, como el colombiano, en donde se debate si la solución es la cooperación militar o la búsqueda de salidas negociadas, porque además, este tipo de problemas afecta a países vecinos como Venezuela, Ecuador o Brasil, e involucra el tráfico de armas y drogas.

 

De igual forma, se precisa, algunos avances logrados a nivel subregional para mejorar los niveles de seguridad, cooperación y establecimiento de medidas de confianza mutua, son importantes para su discusión en el hemisferio.

 

Entre ellos destacan los acuerdos que detallen las transferencias de armas; la transparencia en el gasto militar, con la utilización de mecanismos similares al modelo de Argentina–Chile desarrollado por la CEPAL; el perfeccionamiento del liderazgo civil en las cuestiones militares y de defensa, además de propiciar medidas para el mejoramiento de la gestión de acuerdos y el seguimiento de acciones sub–regionales.

 

Asimismo, proponen un plan concreto para el tratamiento de las cuestiones fronterizas, por medio de criterios de resolución pacífica de las controversias y de los problemas de los espacios transfronterizos que poseen una dinámica particular y requieren de políticas específicas, así como organizar foros sobre seguridad que culminen en propuestas concertadas y vinculantes para emprender un diálogo intergubernamental firme y operativo.

 

 

 

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