06:00 hrs. Octubre 12 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-763

Ciudad Universitaria

Pies de foto al final del boletín

 

PREMIO “DR. JORGE ROSENKRANZ” A INVESTIGADOR DE LA UNAM

 

 

Gabriel Gutiérrez Ospina, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, obtuvo uno de los cuatro primeros lugares del Premio de Investigación Médica “Dr. Jorge Rosenkranz” 2003, otorgado por el Grupo Roche Syntex de México a los mejores trabajos realizados en las áreas Clínica y Básica.

 

En este certamen concursaron 119 investigaciones procedentes de instituciones educativas y de salud, tanto públicas como privadas de todo el país. El premiado es médico cirujano con maestría y doctorado en Ciencias Fisiológicas en la UNAM, con sede en Juriquilla, Querétaro.

 

Gutiérrez Ospina tuvo el propósito central de entender la forma como el cerebro genera y procesa información para adaptar al individuo a su entorno –condición conocida como plasticidad– y conocer cómo ocurren estos cambios, en particular en individuos ciegos, con el fin de ayudarlos a recuperar la visión, ya sea de forma parcial o total.

 

En su presentación, el galardonado destacó que en esta investigación –iniciada hace más de tres años– se descubrió que las terminales nerviosas tienen un desarrollo independiente, por lo que los cambios generados en esta parte del sistema autónomo durante el fenómeno de adaptabilidad y reorganización –o plasticidad– de una persona que ha perdido la vista, no se deben a la interacción o estimulación que recibe del exterior.

 

Esto se debe a que existe un periodo cuando el encéfalo evita parcialmente tener comunicación con el ambiente, para reorganizar por sí mismo las conexiones de forma interna. Este periodo se denomina ventana de tiempo o periodo crítico.

 

De esta manera, se comprobó que en realidad un individuo ciego no desarrolla más los sentidos de la audición y el tacto al carecer de visión; sino que el cerebro, al permanecer silenciado durante ese lapso, sin otra interacción, puede determinar cuáles son los cambios que necesita para adaptarse a su nueva condición.

 

Una de las principales aportaciones de este trabajo –intitulado Mecanismos celulares que subyacen a la plasticidad sensoriomodal en las ratas ciegas durante el desarrollo postnatal–, se refiere a  modificar el diseño actual de las terapias físicas y de rehabilitación neurológica en personas que han sufrido alteraciones como infartos cerebrales o pérdida de la vista, pues deberán enfocarse a controlar los cambios que se generan en los órganos periféricos y cerebrales.

 

A decir de Gutiérrez Ospina, los médicos deben darle tiempo a este órgano para adaptarse, por sí mismo, a los cambios que experimenta, para evitar distracciones que dificulten las conexiones necesarias para recuperar funciones del cuerpo.

 

Señaló que en los próximos años se estará en condiciones de comenzar las pruebas clínicas en humanos, en colaboración con el Hospital Militar y la Escuela Médico Militar, para trabajar en aspectos desarrollados en ratas.

 

Con relación al papel de la UNAM en este tipo de indagaciones, destacó que dentro de la formación de recursos humanos es significativo que haya investigación básica aplicada a la clínica en el mediano, corto o largo plazo. Desde el punto de vista formativo esto es importante, recalcó.

En lo académico, consideró que este proyecto abre una línea científica dentro de la Universidad. Con relación al país, se trata de crear conocimiento para que este sistema crezca con gente de visión amplia, no reducida exclusivamente a su campo de estudio.

 

Gabriel Gutiérrez es egresado de la maestría y doctorado en Ciencias Fisiológicas en la UNAM, con sede en Juriquilla, Querétaro, en donde ha sido Consejero. Cuenta además, con dos posdoctorados en Estados Unidos. Es miembro de tres sociedades científicas y ha recibido 10 becas durante su formación.

 

Durante la premiación, Enrique Ruelas, subsecretario de Innovación y Calidad de la Secretaría de Salud, reconoció el trabajo de los investigadores nacionales y aseveró que el panorama sanitario de nuestro país es notablemente distinto al de hace unas décadas.

 

Advirtió que en nuestros días se vive una transición epidemiológica y demográfica, con enfermedades asociadas a la modernidad, que deben combatirse con nuevas tecnologías. Sus complicaciones obligan a desplegar acciones basadas en pruebas científicas, como las obtenidas por los trabajos premiados. Todos ellos aportan elementos valiosos para establecer medidas preventivas y de control en los programas de salubridad pública, manifestó.

 

Con ello se enriquece el vínculo entre investigación y bienestar, donde el hilo conductor es un sistema de salud moderno, universal, integral y equitativo, concluyó.

 

En su oportunidad, la directora Médica de Roche, Julieta Vargas Loza, dijo durante esta ceremonia que el Premio de Investigación Médica es un estímulo para fomentar esta actividad en el país desde hace 19 años, e informó que en esta ocasión se recibieron 120 estudios en las diferentes áreas, donde participaron institutos, escuelas y universidades de toda la república.

 

Los investigadores que recibieron los cuatro primeros lugares, en representación de sus equipos, fueron: en el Área Clínica, Carlos Pérez Guzmán, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias; y Raquel Ochoa Reséndiz, del Hospital de Especialidades, Centro Médico Nacional, Siglo XXI.

En el Área Básica, los investigadores galardonados son: José G. Rendón Maldonado, del CINVESTAV, del IPN; y Gabriel Gutiérrez Ospina, del IIBm, de la UNAM.

 

 

 

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FOTO 1

El investigador universitario Gabriel Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, recibió uno de los cuatro primeros lugares del Premio de Investigación Médica “Dr. Jorge Rosenkranz” 2003, otorgado por el Grupo Roche Syntex de México.

 

FOTO 2

Por su trabajo de investigación que busca entender la forma como el cerebro genera y procesa información para adaptar al individuo a su entorno y conocer cómo ocurren estos cambios, en particular en individuos ciegos, Gabriel Gutiérrez, investigador de la UNAM, obtuvo el Premio de Investigación Médica “Dr. Jorge Rosenkranz” 2003.