Boletín UNAM-DGCS-651
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
NECESARIA MAYOR RESPONSABILIDAD
DEL ESTADO CON LA EDUCACIÓN SUPERIOR, EN AMÉRICA LATINA
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Francisco López Segrera,
ex director del Instituto Internacional para la Educación Superior de América
Latina (IIESALC) de la UNESCO, dijo que esta es clave para reducir la pobreza
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Dictó la conferencia La
educación superior y el nuevo desarrollo
mundial, organizada por el Centro de Estudios sobre la Universidad
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El director del CESU, Axel
Didriksson, destacó que el Estado tiene que reflejar su discurso en metas
concretas de pertinencia y equidad, además de proveer el financiamiento
necesario para cumplirlas
En América Latina es
necesario incrementar la responsabilidad del Estado con una educación superior
permanente, como factor clave para reducir la pobreza; además, se requiere el
apoyo para las universidades de innovación e investigación, las cuales proveen
nuevas habilidades y conocimientos, así como construir capacidades éticas y
cognoscitivas para la sociedad de la información, aseguró Francisco López
Segrera.
El ex director del
Instituto Internacional para la Educación Superior de América Latina (IIESALC)
de la UNESCO y actual profesor de la Universidad de Salamanca, España, mencionó
que al mismo tiempo, es necesaria una política de las propias instituciones
educativas para diversificar sus fuentes de financiamiento.
Asimismo, se requieren
programas de educación permanente para toda la población, que sean los soportes
entre países e instituciones; así como de sistemas de evaluación y acreditación
para evitar la proliferación de pseudouniversidades; la construcción y
actualización de los planes de estudio, para que no tengan más de 8 u 10 años
de antigüedad; y hacer énfasis en las nuevas tecnologías.
En este sentido, se
pronunció también el director del Centro de Estudios sobre la Universidad, Axel
Didriksson, quien destacó la obligación del Estado de trasladar su discurso a
metas concretas de pertinencia y equidad, así como de financiamiento para la
tarea de la enseñanza en general.
Indicó que el camino para
incrementar los ingresos de las universidades
no es mediante el incremento de las cuotas.
En tanto, en su conferencia La
educación superior y el nuevo desarrollo mundial, organizada por el Centro de
Estudios sobre la Universidad, López Segrera mencionó que la pobreza en América
Latina afecta a los sistemas de educación superior.
Ahí habitan 481 millones
de personas; la mitad de ellas –240 millones, según la Comisión Económica para
América Latina– viven en la pobreza, en la exclusión social y la desigualdad.
“Se debe promover la
educación para toda la vida, permanente; ¿pero sin equidad social será posible?
Sabemos que no”. El 50 por ciento de la población en la región que vive en
pobreza, no podrá acceder a ella y, mucho menos, a las nuevas tecnologías.
El también miembro del
Comité Científico Latinoamericano del Foro UNESCO en Educación Superior,
recordó que las tendencias mundiales de ese nivel educativo desde principios de
los años 90, fueron la explosión cuantitativa, el crecimiento de la
privatización, la restricción del gasto público y la “diáspora” o fuga de
talentos. Además, como impacto de la globalización, aumentó el número de
pseudouniversidades.
Los países de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) invierten ocho veces más per
capita en educación que los nuestros. A este problema se suma, en el nivel
superior, el enorme salto de la matrícula, que actualmente alcanza los nueve
millones.
Según informes del Banco
Interamericano de Desarrollo, abundó, en el 2000 la matrícula era de siete
millones de una población potencial de 42 millones. Actualmente, las
instituciones de educación superior son unas cinco mil, pero sólo 800 son
“verdaderas universidades” –300 públicas y 500 privadas–, aunque la
investigación sigue refiriéndose a las primeras.
El porcentaje de inversión
en ese nivel es de sólo 20 por ciento del presupuesto total de educación y sólo
el 0.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); en investigación y
desarrollo –que en Europa alcanzará en el 2005 un 5 por ciento– sólo se
invierte el 0.5 por ciento del PIB.
Además, añadió López Segrera,
enfrentamos la emergencia de universidades corporativas que no cumplen con la
misión central de una universidad: ser un foro de debate de todas las ideas.
Ante tal panorama, la
educación superior enfrenta desafíos como la actualización permanente de las
competencias de los profesores y contenidos educativos, en especial porque a
principios del siglo XX el conocimiento se duplicaba cada 100 años y hoy lo
hace cada 73 días, gracias a la velocidad de la informática.
En tal sentido, la
relación profesor-alumno debe ser novedosa, donde el primero puede considerarse
un alumno más, el más aventajado para ser facilitador en la construcción
interactiva del conocimiento.
Otros retos son la
introducción de redes electrónicas para el aprendizaje; traducir y adecuar los
principales aportes de las ciencias; modificar la gestión de las instituciones
en un sentido menos jerárquico y formal; además de políticas públicas adecuadas
y el mutuo enriquecimiento entre instituciones.
Los que no accedan a la
sociedad del conocimiento, a las nuevas tecnologías, serán totalmente excluidos
del circuito de producción-distribución-consumo y ese hecho ya afecta a
nuestros países dramáticamente.
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FOTO 1
Axel Didriksson,
director del Centro de Estudios sobre la Universidad, y Francisco López
Segrera, profesor de la Universidad de Salamanca, España, durante la
conferencia La educación superior y el nuevo desarrollo mundial.
FOTO 2
Francisco López
Segrera, ex director del Instituto Internacional para la Educación Superior de
América Latina (IIESALC) de la UNESCO, aseguró que la educación superior
permanente es un factor clave para reducir la pobreza en América Latina.