Boletín UNAM-DGCS-637
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
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Para las especies cultivadas, esa cifra
alcanza el 65.4 por ciento
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Destacó Edelmira Linares, responsable del
Área de Difusión y Educación del Jardín Botánico de la UNAM
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Intervino en el X Simposium de Plantas
Medicinales, organizado por la Academia Nacional de Ciencias Farmacéuticas
Los intermediarios se quedan,
en promedio, con el 92.4 por ciento de las ganancias provenientes de la venta
de plantas medicinales; en el caso de las especies cultivadas esa cifra el del
65.4 por ciento, destacó Edelmira Linares, responsable del Área de Difusión y
Educación del Jardín Botánico de la UNAM.
Entre más larga sea esta
cadena, más aumenta el precio al consumidor, siendo los productores los menos
beneficiados económicamente. De ahí, comentó, “que debamos trabajar en este
tema”. “El gran cuello de botella es la comercialización”, añadió.
Entre los retos por afrontar
en el cultivo de las plantas medicinales están promover mayores beneficios para
los recolectores-productores; identificar las necesidades del mercado
globalizado y nacional, así como las especies que requieran protección
especial, además de derramar beneficios económicos en toda la cadena
productiva, por medio de la bioprospección.
Durante el X Simposium de
Plantas Medicinales, organizado por la Academia Nacional de Ciencias
Farmacéuticas, Edelmira Linares añadió que las necesidades apremiantes son:
capacitación técnica, propagación de especies escasas o amenazadas,
diversificación de las especies cultivadas, integración regional de las zonas
de producción; además, favorecer la comercialización a través de cooperativas o
grupos organizados, producir cultivos orgánicos y buscar nuevos nichos de
comercialización.
Entre los problemas que
enfrenta el recolector de plantas medicinales –además del bajo precio en el
mercado– sobresale la insuficiencia cada vez más acentuada de plantas;
situación que se reduce al cultivar plantas medicinales con asesoría técnica
especializada en el control de plagas, por ejemplo, y la regulación de las
recolectas.
Sobre el último punto, Robert
Bye, director del Jardín Botánico de la UNAM, agregó que quienes trabajan con
plantas medicinales están sujetos a reglamentos, normas y convenios que
generalmente no se obedecen. “Si nosotros vamos a promover el buen
aprovechamiento de estos recursos naturales, obviamente tenemos que cumplir con
ellos”, recalcó.
Deben respetarse la Convención
sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre,
el Convenio sobre Diversidad Biológica, la Ley Forestal, la Norma Oficial
Mexicana 059-ECOL-2001, aseguró el funcionario al hablar sobre los Avances en
el estudio del aprovechamiento de las plantas medicinales y los retos por
resolver.
Asimismo, destacó que en
México debemos tratar de cultivar estas plantas, garantizando que la nación
“será su dueña”, e impulsar la inversión al respecto.
Informó que para ello funciona
el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas, dependiente de
la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación
(SAGARPA). Este organismo ayuda a proteger el germoplasma del país.
Organismo que hasta el momento
ha atendido más de 500 solicitudes, la mayoría relacionadas con plantas
agrícolas, básicamente granos, aunque también se han presentado sobre
hortalizas, frutales y ornamentales.
En su oportunidad, Andrés Navarrete,
investigador de la Facultad de Química de esta casa de estudios, aseguró que la
ciencia que estudia el uso de las plantas en el tratamiento de
enfermedades –fitoterapia– “no es
una terapia alternativa”. Los médicos deben elegir para cada paciente el
tratamiento menos riesgoso, dañino y costoso. Para curar a las personas también
se cuenta con fármacos sintéticos, cirugía, ejercicio, recomendaciones
alimenticias y fisioterapia, entre otras.
Respecto de las
características de las plantas medicinales farmacológicas, insistió en que hay
una gran relación entre el efecto terapéutico y el tóxico, pero para llegar al
segundo “necesitamos incrementar de forma importante la cantidad administrada”.
En el caso de la cafeína, por ejemplo, “para consumir 10 gramos –que sería una
dosis letal en el humano– necesitaríamos tomar 122 tasas de aproximadamente 150
mililitros”.
Hasta 1904, agregó, el número
de especies utilizadas en la farmacopea mexicana era superior a las 600; sin
embargo, hubo una caída estrepitosa con la aparición de la aspirina a principios
el siglo pasado; para el 2001 son alrededor de 200, señaló en el Auditorio del
Jardín Botánico de la UNAM al abordar el tema del Papel de la farmacología para
incorporar a las plantas medicinales mexicanas en la fitoterapia.
Otra particularidad de este tipo de
plantas es que, por lo general, el inicio de su acción no es inmediato; “la
mayoría de las utilizadas en forma tradicional requieren de dos a cuatro
semanas para que se aprecie su efecto terapéutico; regularmente no las hay con
efecto agudo”, finalizó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Edelmira Linares,
responsable del Área de Difusión y Educación del Jardín Botánico de la UNAM,
reveló que en promedio, los intermediarios se quedan con el 92.4 por ciento de
las ganancias provenientes de la venta de plantas medicinales.
FOTO 2
Durante el X
Simposium de Plantas Medicinales, Robert Bye, director del Jardín Botánico de
la UNAM, destacó que México debe fomentar el cultivo de plantas medicinales,
garantizar la propiedad nacional e impulsar la inversión en este rubro.
FOTO 3
Los
intermediarios se quedan, en promedio, con el 92.4 por ciento de las ganancias
provenientes de la venta de plantas medicinales, destacó Edelmira Linares,
responsable del Área de Difusión y Educación del Jardín Botánico de la UNAM.