Boletín UNAM-DGCS-634
Ciudad Universitaria
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NECESARIAS MEDIDAS
PREVENTIVAS CONTRA LAS CONCENTRACIONES DE PARTÍCULAS BIOLÓGICAS
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México no cuenta con una red para
monitorear ese tipo de partículas: Leticia Martínez Romero, del Centro de
Ciencias de la Atmósfera
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Comentó que
inhalarlas puede provocar padecimientos como asma, conjuntivitis o dermatitis
Es necesario tomar medidas para evitar la contaminación ambiental y los daños a las personas ocasionadas por las altas concentraciones de partículas biológicas provenientes de tiraderos, canales de agua y heces fecales a cielo abierto, entre otras, aunque es difícil corregir estos problemas porque en nuestro país ni siquiera existe una red de monitoreo.
Así lo explicó la maestra Leticia Martínez Romero, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, durante la conferencia ¿Cuántas partículas biológicas inhalamos cada día?, dictada en el Museo de las Ciencias Universum, donde la maestra advirtió sobre el riesgo de inhalar estas partículas suspendidas en la atmósfera.
El problema reside en la
toxicidad de las partículas provenientes de dos fuentes: orgánicas e
inorgánicas.
Las partículas inorgánicas
incluyen, entre otros, los metales pesados liberados por la industria, los
asbestos y los minerales. En tanto, las orgánicas o biológicas incluyen las
algas, hongos, bacterias, polen, virus, ácaros, insectos, protozoarios o bien,
componentes celulares de los organismos, como metabolitos o endotoxinas, que
forman parte de la membrana externa de ciertas bacterias, explicó.
De acuerdo con su tamaño, las
partículas biológicas se depositan en diferentes regiones del aparato
respiratorio. Las muy grandes, de hasta 100 micrómetros, como el polen, se
depositan en el tracto respiratorio superior y se asocian con enfermedades como
la rinitis.
Las pequeñas –de 0.2 hasta 15
micrómetros– se colocan en la región traqueo bronquial; y las de menor tamaño
–de 0.1 a 2.5 micrómetros– pueden penetrar hasta la región alveolar, en donde
se realiza el intercambio gaseoso, produciendo “endurecimiento” del pulmón,
deficiencia en la oxigenación e, incluso, cáncer, indicó.
El tiempo de eliminación de
cada partícula depende de su tamaño; las más grandes se arrojan en minutos,
durante la inhalación y exhalación, pero cuando son más pequeñas pueden tardar
desde un día hasta meses, años e, inclusive, nunca se expulsarán.
Martínez Romero aseguró que
inhalar estas partículas puede provocar diversos padecimientos, desde asma
–caracterizada por procesos
inflamatorios de los bronquios, produciendo asfixia–, hasta conjuntivitis
–conocido por los “ojos rojos”– o inflamación de la piel –dermatitis–.
Por ejemplo, dijo, el asma es
considerada un padecimiento multifactorial, donde las vías respiratorias se
inflaman a tal grado que no permiten el paso del aire. Para contrarrestar este
efecto se utiliza un broncodilatador. Sin embargo, eliminar los alérgenos no
impide las crisis asmáticas; a esa medida deben sumarse otras como reducir la
exposición al humo de tabaco y el estrés, para aminorar su número.
Recordó que la atmósfera es
una capa de gases y partículas que cubre el planeta, pero éstas últimas no son
todas resultado de la contaminación, pues siempre han estado en ella. Sus
fuentes naturales son los vegetales, el suelo, el agua, los volcanes, los
incendios naturales y hasta las personas y animales. “Cuando tenemos
descamación epidérmica, liberamos bacterias y otro tipo de partículas de origen
biogénico”, recalcó.
La investigadora universitaria
sostuvo que las partículas se mantienen suspendidas en nuestra atmósfera debido
a diferentes fenómenos, como los de convección, basados en la turbulencia de
los vientos. Gracias a éstos, se suspenden, caen y vuelven a flotar.
Sin embargo, la actividad
humana ha incrementado su aglomeración. Las fuentes de origen antropogénico son
la industria, el tránsito vehicular y la acumulación de basura, lo cual aumenta
sus concentraciones y afecta la calidad del ambiente donde estamos inmersos.
Una vez liberada en la
atmósfera, la partícula puede ser transportada por el viento en tres niveles
diferentes, de acuerdo con la distancia recorrida: en microescala, distancia de
metros por hora; mesoescala, de kilómetros por días, y gran escala o
circulación global. “Por eso, en la ciudad de México podemos tener partículas
generadas en Texcoco o Pachuca”, señaló.
Para calcular la cantidad de
partículas inhaladas, expuso, se deben considerar las suspendidas. Con ese fin
se han generado instrumentos “muestreadores” para medir “unidades formadoras de
colonias”; es decir, bacterias que por sí solas se multiplican al estar en un
medio nutritivo.
En un ambiente “normal” o “no
muy contaminado” el número de bacterias va desde 100 y hasta mil unidades
formadoras de colonia por metro cúbico de aire. Pero en ambientes con mucha
polución, como plantas de desechos sólidos o de tratamiento de aguas, hay
concentraciones que alcanzan hasta millones por metro cúbico de aire.
Otros organismos de interés
son las esporas de los hongos de los grupos Basidiomycetos, Asconycetos y Deuteromycetos.
Los dos primeros se encuentran en los bosques y los últimos tienen origen
urbano.
Leticia Martínez refirió que
las concentraciones de hongos son 100 veces mayores con respecto a las de
bacterias, con alrededor de 200 mil unidades formadoras de colonia por metro
cúbico; en tanto, los granos de polen son menos porque estamos en un ambiente
urbano, de entre 200 y 250 provenientes de árboles, arbustos, pastos y
vegetación, en la misma medida de aire. Las algas son aún más escasas: de 10 a
100.
Las amebas de vida libre
también tienen “cuentas bajas”, pero representan un gran riesgo, como la Naegleria
que produce encefalitis o inflamación cerebral. Hasta ahora se han logrado
aislar 45 especies de ellas en aire y suelo.
Con relación a otras partículas
biológicas, específicamente los virus, señaló que es muy difícil su estudio
porque no se cuenta con las condiciones artificiales para aislarlos, “pero
sabemos de su existencia por la transmisión de enfermedades como gripa e
influenza”.
Además, las endotoxinas son de
interés porque no es necesario que la bacteria de la cual provienen esté viva
para causar daño; producen cuadros inflamatorios graves, y si llegan al sistema
sanguíneo, en concentraciones muy altas pueden ocasionar la muerte; se trata
del llamado choque séptico.
La integrante del CCA resaltó
que también respiramos partículas biológicas procedentes de partes o desechos
de insectos y ácaros; como por ejemplo, las heces de las cucarachas son un
problema de salud, pues provoca
alergias.
En los desechos orgánicos de
mascotas como gatos y perros puede crecer un hongo causante de la
toxoplasmosis, que en la mayoría de los casos persiste como quistes en los
tejidos.
Se ha demostrado que la
albúmina, proteína presente en la orina, sobre todo de ratas y perros, produce
reacción alérgica en los humanos. “Tenemos anticuerpos contra ella, pero
constantemente estamos expuestos por la gran cantidad de canes callejeros”,
refirió.
De ese modo, señaló la
científica, se tiene una idea general sobre las concentraciones de partículas
biológicas en el ambiente, pero el número inhalado y depositado en nuestro
cuerpo es variable; depende de si la persona es hombre, mujer, niño o adulto,
si está activa o en reposo, si vive en el campo o la ciudad, si permanece en exteriores
o interiores.
La tasa ventilatoria o
cantidad de aire por minuto que entra en los pulmones de un adulto, de entre 70
u 80 kilogramos, es de 4.17 litros por minuto. Un día tiene mil 440 minutos, es
decir, respiramos seis metros cúbicos de aire por día.
Así, resultaría que la
concentración de partículas, por ejemplo, de esporas de hongos (100 mil por
metro cúbico), es de 600 mil al día. Para enfrentar tal situación el cuerpo
cuenta con mecanismos de defensa, como vellos, mocos, macrófagos y otros
mecanismos que permiten recoger las partículas que entran en el tracto
respiratorio y, en su caso, degradarlas.
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Foto 1
México no cuenta
con una red para monitorear partículas biológicas, aseveró Leticia Martínez
Romero, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, al dictar la
conferencia ¿Cuántas partículas biológicas inhalamos al día?
Foto 2
Las partículas
biológicas provienen de tiraderos, canales de agua y heces fecales e inhalarlas
puede provocar padecimientos como asma, conjuntivitis o dermatitis, sostuvo
Leticia Martínez Romero, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM