Boletín UNAM-DGCS-626
Ciudad Universitaria
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LOS REALITY SHOWS
ENFRENTAN A LOS PARTICIPANTES A SITUACIONES MÁS DIFÍCILES DE LAS QUE CONFRONTAN
A DIARIO
·
Está comprobado que muchos de quienes asisten
a esos programas, quedan en una situación peor, señaló Francisco Peredo, de la
FCPyS
· Hoy se piensa que es necesario incluir en la programación cierto grado de presión psicológica que pueda desbalancear a los participantes, destacó
El hecho de que ocurran actos
violentos a raíz del contenido de algunos reality shows, es razón suficiente
para considerar que este tipo de programas provoca en ciertos sectores del
público situaciones más difíciles de las que confrontan cotidianamente, sostuvo
Francisco Peredo, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
(FCPyS) de la UNAM.
Está comprobado, señaló, que
muchos de quienes asisten a esos programas y se prestan para exhibir sus
problemáticas, quedan después en una situación peor porque el problema, lejos
de ser discutido seriamente, es analizado “en una especie de circo” en donde se
hizo escarnio de alguna situación.
Al participar en la mesa
redonda Escenarios de la violencia. Las representaciones de la violencia, el
comunicólogo dijo que los actos de ira expresados en los “programas de
realidad”, deben ubicarse dentro de una definición más amplia de lo que se
considera violencia.
Normalmente, estas conductas
se presentaban en los medios como golpes, asesinatos y crímenes; pero
actualmente se piensa que es necesario incluir en este rubro cierto grado de
presión psicológica que pueda desbalancear a los participantes en alguno de
estos programas, destacó.
Esto involucra tanto violencia
física como emocional y deriva en situaciones en donde algunos invitados pueden
sentirse humillados, ofendidos y exhibidos públicamente, comentó en la sala
Lucio Mendieta y Núñez de la FCPyS.
Colocar a un individuo en
condiciones de vulnerabilidad extrema, puede llevarlo a tener actitudes de venganza
y revancha que, por lo regular, desencadenan en diversas manifestaciones de
violencia, indicó.
Sin embargo, quienes
“trabajamos en esta área consideramos innecesario que haya una hecatombe social
como consecuencia del contenido de un programa de este tipo”, destacó.
El asunto es que se deja de
lado la dimensión ética, al poner a la gente en condiciones ideales para que
esa relativa inestabilidad con la que se conduce pueda exacerbarse y llevar a
la persona a una situación extremadamente violenta, mencionó.
En ese sentido, es necesario
llamar a una autorregulación ética a los productores de programas donde se
privilegia la exhibición de esas debilidades humanas para comerciar luego con
ellas, porque aunque la persona es invitada, “no tiene conciencia de los
alcances del tipo de embrollo en el cual se está involucrando, ni de lo que le
puede traer como consecuencia dirimir sus conflictos frente a un público que
pide golpes e insultos”, enfatizó.
En la actualidad, finalizó,
casi todas las discusiones a propósito de la legislación en materia de medios
de comunicación y contenidos, se centra en debatir el derecho a la libre
expresión, lo que desvía la atención hacia este tipo de programación.
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PIE DE FOTO
Los asistentes a los “programas de realidad” aumentan sus problemas al exponerlos a un público ávido de violencia, sentenció el profesor Francisco Peredo durante la conferencia “Escenarios de la violencia. Las representaciones de la violencia”, efectuada en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.