06:00 hrs. Agosto 6 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-597

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

MÁS MEXICANOS CON TRASTORNOS ALIMENTARIOS

 

·        De 1997 al 2002, el número de ingresos por primera vez al  Instituto Nacional de Psiquiatría pasó del 1.9 al 67.9 por ciento, sumando 559 casos en ese lapso

·        Los jóvenes con Anorexia Nervosa crecen en un ambiente de familias sobreprotectoras, con poca libertad para la autorrealización

·        Quienes tienen este padecimiento son personas impulsivas y se comportan de forma impredecible; en la mayoría de los casos, su entorno familiar es conflictivo

·         Los factores socioculturales tienen un papel relevante en la etiología de ambos trastornos

·        La publicidad, una de sus principales causas

 

En los últimos años se incrementaron los ingresos por primera vez a la Clínica de Atención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP); de 1.9 por ciento de casos en 1997, aumentó hasta 67.9 por ciento en el 2002, sumando 559 registros en esos cinco años, aseguró Gilda Gómez Peresmitré.

 

La jefa de la División de Estudios Profesionales de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM informó que hasta el momento es difícil conocer la prevalencia e incidencia de los TCA en México, debido a la ausencia de estudios epidemiológicos. Sin embargo, los datos presentados por el INP dan muestra de la problemática actual.

 

 

Si bien los TCA obedecen a múltiples causas o determinantes, entre ellos el genético, los factores socioculturales constituyen una de las principales influencias para llevar a los jóvenes a padecer estos desórdenes, afirmó.

 

Los TCA son patologías en donde los patrones de consumo de alimentos se ven seriamente distorsionados. Bajo este rubro se incluyen dos categorías diagnósticas: la Anorexia Nervosa (AN) y la Bulimia Nervosa (BN). Estos dos trastornos se caracterizan porque la persona tiene miedo a subir de peso, deseo de estar delgado y en ambos casos se presenta un disturbio en la percepción de la forma y el peso del cuerpo, indicó la psicóloga.

 

Explicó que la AN se caracteriza por el rechazo voluntario a la ingesta de alimentos y por una importante pérdida de peso corporal. Es más frecuente entre las mujeres y se consolida durante la adolescencia (de 13 a 19 años). Sin embargo, también puede presentarse en los años de la preadolescencia (entre 11 y 12 años) y después de la adolescencia (de 20 a 30 años).

 

Las pacientes anoréxicas tienen una distorsión de la imagen corporal, están insatisfechas con su cuerpo y se sienten pasadas de peso. En el hombre, si bien no quiere estar gordo, tampoco desea estar flaco, quiere tener un cuerpo musculoso y para ello se ejercita de manera exagerada, explicó.

 

Como puede observarse, los adolescentes son los más vulnerables a la influencia de una cultura donde impera la delgadez, pues se encuentran en una edad caracterizada por la búsqueda de aceptación e identidad, aunada a una etapa de grandes cambios físicos y psicológicos.

 

De acuerdo con la especialista, el término nervosa que califica a la anorexia y a la bulimia, hace alusión a la naturaleza psicológica, mental o emocional del trastorno, y lo distingue de otro tipo de anorexia, definida por otros orígenes.

 

Entre ellos, se encuentra el rechazo a la ingesta de alimentos por razones fisiológicas –por malformaciones congénitas de la laringe o tráquea­– o comórbidas –por efectos secundarios de medicamentos, o de enfermedades que afectan el hambre o apetito, diabetes y cáncer, entre otras–.

La publicidad es uno de los factores socioculturales, apuntó, con mayor relevancia en la etiología de la AN, así como en su desarrollo e incremento, pues ha impregnado a la sociedad de mensajes que condicionan la delgadez con el éxito, la felicidad y la aceptación social.

 

Esa silueta “perfecta” se difunde en una gran diversidad de anuncios emitidos a través de los medios de comunicación, en donde aparecen mujeres sumamente delgadas ofreciendo alimentos, ropa, automóviles o viajes. De esta manera, se difunde indiscriminadamente una figura ideal que actúa como una severa presión psicosocial directamente en el sexo femenino.

 

El contexto familiar también desempeña un papel importante. Según investigadores, las jóvenes con este trastorno crecen en un ambiente de familias sobreprotectoras, con poca libertad para la autorrealización y para el desarrollo de patrones de autoestima, precisó la funcionaria universitaria.

 

Señaló que de acuerdo con la teoría psicoanalítica, la joven anoréxica tiene miedo de madurar, es decir, se considera sin la preparación adecuada para asumir los roles de adulto, confirmando su necesidad de supervisión y coerción para comer.

 

Con relación a la Bulimia Nervosa, informó que ésta se caracteriza porque la persona tiene un apetito desmesurado de alimentos, e instaura un ciclo de ingesta-vómito-ingesta, con el fin de no subir de peso.

 

Su auto evaluación está exageradamente influida por la silueta corporal. Al igual que la AN, la BN aparece preferentemente en mujeres –aproximadamente ocho mujeres por cada hombre–. Frecuentemente se presentan juntas anorexia y bulimia.

 

Los episodios de ingesta compulsiva de alimentos, dijo, suelen ocurrir por la tarde o por la noche, a escondidas, cuando se consumen grandes cantidades de comida, de preferencia dulces  o productos de pastelería, muchas veces para vomitarlos una vez finalizado el consumo.

 

Algunos autores señalan que los pacientes con bulimia son personas impulsivas, con elevada sensibilidad interpersonal, baja autoestima y tendencia a tomar decisiones rápidamente; se comportan de forma impredecible, poco meditada e incontrolada.

Al igual que la AN, apuntó, el origen de la BN es multifactorial. Diversos especialistas sugieren que es un trastorno asociado con cuadros depresivos; además, son frecuentes las alteraciones afectivas entre los familiares del paciente. Las mujeres bulímicas suelen ser muy sensibles al rechazo y al fracaso, son muy exigentes y frecuentemente tienen problemas para controlar sus impulsos.

 

En la mayoría de los casos, el entorno familiar del paciente bulímico es conflictivo y desorganizado, siendo difícil la comunicación entre sus miembros, impidiéndole el enfermo conseguir una conducta autónoma e independiente. Al igual que la AN, la presión social de las sociedades desarrolladas contribuye al progresivo aumento de este tipo de trastorno.

 

Ante tal panorama, en el posgrado de la FP se lleva a cabo una línea de investigación sobre los TCA, con el fin de desarrollar estrategias terapéuticas que permitan prevenir estas patologías desde la etapa de la preadolescencia, en la cual aparecen los factores de riesgo, concluyó.

 

 

 

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PIES DE FOTO

 

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En los últimos años se ha detectado un incremento importante en los ingresos clínicos de primera vez en el Instituto Nacional de Psiquiatría, para atender trastornos de la conducta alimentaria, aseguró Gilda Gómez Peresmitré, jefa de la División de Estudios Profesionales, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

FOTO 2

 

La publicidad es uno de los factores socioculturales con mayor peso en la etiología de la Anorexia Nervosa, así como en su desarrollo e incremento, pues ha impregnado a la sociedad con mensajes que condicionan la delgadez con el éxito, señaló la psicóloga universitaria Gilda Gómez Peresmitré.