Boletín UNAM-DGCS-593
Ciudad Universitaria
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SUFREN DEPRESIÓN
Y MANÍA POR TRASTORNO BIPOLAR, MÁS DE UN MILLÓN DE MEXICANOS
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Cerca del dos por ciento de la población del
país entre los 18 y 65 años de edad sufre los altibajos emocionales
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En el episodio depresivo la persona no tiene
interés por vivir, se siente angustiada, pierde la autoestima y el deseo
sexual; presenta irritabilidad, fatiga e incapacidad de concentración
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En la etapa maníaca se siente alegre de
forma desbordada, duerme poco, habla y piensa rápidamente, hace compras en
forma irreflexiva y no controla sus impulsos
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Se presenta con mayor frecuencia entre los
hombres y se inicia regularmente en la juventud, después de los 18 o 20 años
Alrededor del dos por ciento
de la población mexicana entre 18 y 65 años sufre trastorno bipolar, el cual se
caracteriza por altibajos emocionales sin relación con las circunstancias o
sucesos cotidianos. Las personas que lo padecen pasan de un estado depresivo a
otro de manía, lo cual altera notablemente su calidad de vida, señaló Alejandro
Díaz Martínez, jefe del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud
Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Para comprender la magnitud de este trastorno
es necesario considerar que la población mexicana comprendida entre 15 y 64
años de edad, según el Censo Nacional de Población del año 2000 publicado por
el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, suma
aproximadamente 58 millones de personas, es decir estarían afectadas por este
padecimiento 1.6 millones de mexicanos.
La práctica diagnóstica actual utiliza
los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
(DSM-IV), que identifica bajas tasas de prevalencia de los trastornos bipolares
en los años escolares, un ligero incremento durante la adolescencia y una alta
incidencia en la edad adulta.
El psiquiatra afirmó que este
trastorno –denominado hace más de 30 años enfermedad maníaco-depresiva–
consiste en la alternancia cíclica de estos dos episodios por días, semanas o
meses.
La primera etapa se
caracteriza por el desinterés para desarrollar cualquier tipo de actividades,
hay trastornos del sueño, pérdida de la autoestima y del deseo sexual;
irritabilidad, mal humor, pesimismo y desesperanza, fatiga e incapacidad de
concentración y, en general, falta de
deseo por vivir.
Además, dijo, la persona no
cuenta con suficiente energía, se siente insegura, se le dificulta tomar
decisiones, tiene miedo y está constantemente angustiada. En esta fase tiene poco
apetito, aunque en muchas mujeres son frecuentes los deseos intensos por comer,
y suben de peso.
El episodio maníaco por su
parte, agregó, se caracteriza por un estado de aceleramiento, tanto en el
pensamiento del paciente como en su actividad en general, particularmente en su
conducta motriz.
La persona se siente alegre de
forma desbordada, duerme poco, habla y piensa rápidamente, realiza muchas
tareas sin pensar en las consecuencias, no descansa, ejecuta actividades
peligrosas y hace compras en forma irreflexiva, lo cual puede llevarlo a perder
su patrimonio.
En esta etapa, el sujeto
presenta un juicio pobre y a veces nulo, que le impide solucionar problemas
comunes; su actitud ante situaciones o eventos cotidianos se caracteriza por su
falta de firmeza; su conducta es desorganizada, y no logra controlar sus
impulsos, destacó el especialista en psiquiatría.
Apuntó que tanto en la fase
depresiva como en la maníaca, son frecuentes los pensamientos suicidas y, de no
tratarse a tiempo, incluso con medicamento, pueden concluir con la muerte. Ello
explica las altas tasas de mortalidad producto de esta perturbación emocional.
De acuerdo con Díaz Martínez,
el tiempo que transcurre entre un episodio depresivo y otro maníaco es de
semanas e incluso de meses, sin embargo existen pacientes denominados
“cicladores rápidos”, quienes pueden pasar de un estado a otro en un mismo día.
Los trastornos bipolares
forman parte del grupo de trastornos afectivos o emocionales, los cuales
también incluyen a la depresión unipolar o mayor, a la distimia y a la
ciclotimia. Entre el 12 y 15 por ciento de la población de nuestro país entre
18 y 65 años, los padece, informó.
Se trata de un desorden que, a
diferencia de la depresión, se presenta con mayor frecuencia entre los hombres
y se inicia regularmente en la juventud –después de los 18 ó 20 años–; sin
embargo, en los últimos años se han reportado casos en donde aparece en etapas
más tempranas: en la pubertad y adolescencia.
Manifestó que se trata de un
trastorno devastador porque el afectado pierde la estabilidad en el trabajo y
escuela, en la familia, en su grupo de amistades y en todas sus actividades
cotidianas. Se involucra en muchos problemas debido al proceso de
desestabilización que atraviesa.
De acuerdo con investigaciones
realizadas hasta el momento, apuntó, se han identificado los factores
etiológicos o causantes de los trastornos bipolares, que incluyen aspectos
genéticos. En algunos casos se atribuyen a una vía poligenética, donde
participan varios genes; y también a una vía relacionada con el cromosoma X.
Aseguró que es muy frecuente
la concatenación de factores precipitantes, que pueden provocar episodios de
depresión o manía en una persona con predisposición genética. Éstos pueden ser
el exceso de trabajo, el estrés, algún problema severo, la perdida de un ser
querido, el cansancio, el uso de drogas. Sin embargo, en muchos casos los
síntomas pueden aparecer sin motivo aparente y en ausencia de los estímulos
señalados.
A decir del médico psiquiatra,
en los últimos 50 años se han descubierto tratamientos farmacológicos eficaces
para tratar y controlar este trastorno, que administrados correctamente a los
pacientes evitan los episodios depresivos o de manía.
Entre estos medicamentos se
encuentra el carbonato de litio y algunos inicialmente utilizados como
antiepilépticos, como lamotrigina, carbamazepina, ácido balproico y los
divalproatos. Además, la evolución de los síntomas se modifica favorablemente
con el uso de antidepresivos, los cuales ayudan a equilibrar las sustancias
químicas que comunican a las células cerebrales o neurotransmisores que
intervienen en este trastorno.
En los episodios depresivos,
precisó, en el cerebro de la persona con este trastorno existe una deficiencia
de noradrenalina, serotonina, dopamina. Mientras que en los de manía hay un
exceso de estas sustancias.
En la actualidad, el uso de
fármacos es el pilar fundamental del tratamiento. Sin embargo, la administración
de medicamentos siempre debe ir acompañada de psicoterapia, que consiste, entre
otros aspectos, en el empleo de estrategias para permitir al paciente
estructurar su pensamiento e identificar las actividades gratificantes para
llevarlas a cabo; asimismo para detectar los hechos que le molestan y tratar de
evitarlos.
Cabe señalar que el
Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de
Medicina de la UNAM, cuenta con un equipo de especialistas en psiquiatría y psicología
que atienden –entre otros problemas y enfermedades– a universitarios con algún
tipo de trastorno emocional.
Los alumnos acuden a este
departamento buscando solucionar sus problemas de bajo rendimiento escolar,
falta de concentración, baja memoria, conflictos escolares, entre otros; la
mayor parte de estos problemas están relacionadas con la depresión.
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Cerca del dos por
ciento de la población mexicana entre 18 y 65 años de edad sufre trastorno
bipolar, caracterizado por altibajos emocionales, señaló Alejandro Díaz
Martínez, jefe del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud
Mental, de la Facultad de Medicina de
la UNAM.
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Entre el 12 y 15
por ciento de la población de nuestro país entre 18 y 65 años, padece algún
trastorno depresivo, informó Alejandro Díaz Martínez, jefe del Departamento de
Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la
UNAM.