06:00 hrs. Agosto 4 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-593

Ciudad Universitaria

 

 

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SUFREN DEPRESIÓN Y MANÍA POR TRASTORNO BIPOLAR, MÁS DE UN MILLÓN DE MEXICANOS

 

·        Cerca del dos por ciento de la población del país entre los 18 y 65 años de edad sufre los altibajos emocionales

·        En el episodio depresivo la persona no tiene interés por vivir, se siente angustiada, pierde la autoestima y el deseo sexual; presenta irritabilidad, fatiga e incapacidad de concentración

·        En la etapa maníaca se siente alegre de forma desbordada, duerme poco, habla y piensa rápidamente, hace compras en forma irreflexiva y no controla sus impulsos

·        Se presenta con mayor frecuencia entre los hombres y se inicia regularmente en la juventud, después de los 18 o 20 años

 

Alrededor del dos por ciento de la población mexicana entre 18 y 65 años sufre trastorno bipolar, el cual se caracteriza por altibajos emocionales sin relación con las circunstancias o sucesos cotidianos. Las personas que lo padecen pasan de un estado depresivo a otro de manía, lo cual altera notablemente su calidad de vida, señaló Alejandro Díaz Martínez, jefe del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM. 

 

Para comprender la magnitud de este trastorno es necesario considerar que la población mexicana comprendida entre 15 y 64 años de edad, según el Censo Nacional de Población del año 2000 publicado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, suma aproximadamente 58 millones de personas, es decir estarían afectadas por este padecimiento 1.6 millones de mexicanos.

 

La práctica diagnóstica actual utiliza los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV), que identifica bajas tasas de prevalencia de los trastornos bipolares en los años escolares, un ligero incremento durante la adolescencia y una alta incidencia en la edad adulta.

 

El psiquiatra afirmó que este trastorno –denominado hace más de 30 años enfermedad maníaco-depresiva– consiste en la alternancia cíclica de estos dos episodios por días, semanas o meses.

 

La primera etapa se caracteriza por el desinterés para desarrollar cualquier tipo de actividades, hay trastornos del sueño, pérdida de la autoestima y del deseo sexual; irritabilidad, mal humor, pesimismo y desesperanza, fatiga e incapacidad de concentración y, en general,  falta de deseo por vivir.

 

Además, dijo, la persona no cuenta con suficiente energía, se siente insegura, se le dificulta tomar decisiones, tiene miedo y está constantemente angustiada. En esta fase tiene poco apetito, aunque en muchas mujeres son frecuentes los deseos intensos por comer, y suben de peso.

 

El episodio maníaco por su parte, agregó, se caracteriza por un estado de aceleramiento, tanto en el pensamiento del paciente como en su actividad en general, particularmente en su conducta motriz.

 

La persona se siente alegre de forma desbordada, duerme poco, habla y piensa rápidamente, realiza muchas tareas sin pensar en las consecuencias, no descansa, ejecuta actividades peligrosas y hace compras en forma irreflexiva, lo cual puede llevarlo a perder su patrimonio.

 

En esta etapa, el sujeto presenta un juicio pobre y a veces nulo, que le impide solucionar problemas comunes; su actitud ante situaciones o eventos cotidianos se caracteriza por su falta de firmeza; su conducta es desorganizada, y no logra controlar sus impulsos, destacó el especialista en psiquiatría.

 

 

 

Apuntó que tanto en la fase depresiva como en la maníaca, son frecuentes los pensamientos suicidas y, de no tratarse a tiempo, incluso con medicamento, pueden concluir con la muerte. Ello explica las altas tasas de mortalidad producto de esta perturbación emocional.

 

De acuerdo con Díaz Martínez, el tiempo que transcurre entre un episodio depresivo y otro maníaco es de semanas e incluso de meses, sin embargo existen pacientes denominados “cicladores rápidos”, quienes pueden pasar de un estado a otro en un mismo día.

 

Los trastornos bipolares forman parte del grupo de trastornos afectivos o emocionales, los cuales también incluyen a la depresión unipolar o mayor, a la distimia y a la ciclotimia. Entre el 12 y 15 por ciento de la población de nuestro país entre 18 y 65 años, los padece, informó.

 

Se trata de un desorden que, a diferencia de la depresión, se presenta con mayor frecuencia entre los hombres y se inicia regularmente en la juventud –después de los 18 ó 20 años–; sin embargo, en los últimos años se han reportado casos en donde aparece en etapas más tempranas: en la pubertad y adolescencia.

 

Manifestó que se trata de un trastorno devastador porque el afectado pierde la estabilidad en el trabajo y escuela, en la familia, en su grupo de amistades y en todas sus actividades cotidianas. Se involucra en muchos problemas debido al proceso de desestabilización que atraviesa.

 

De acuerdo con investigaciones realizadas hasta el momento, apuntó, se han identificado los factores etiológicos o causantes de los trastornos bipolares, que incluyen aspectos genéticos. En algunos casos se atribuyen a una vía poligenética, donde participan varios genes; y también a una vía relacionada con el cromosoma X.

 

Aseguró que es muy frecuente la concatenación de factores precipitantes, que pueden provocar episodios de depresión o manía en una persona con predisposición genética. Éstos pueden ser el exceso de trabajo, el estrés, algún problema severo, la perdida de un ser querido, el cansancio, el uso de drogas. Sin embargo, en muchos casos los síntomas pueden aparecer sin motivo aparente y en ausencia de los estímulos señalados.

A decir del médico psiquiatra, en los últimos 50 años se han descubierto tratamientos farmacológicos eficaces para tratar y controlar este trastorno, que administrados correctamente a los pacientes evitan los episodios depresivos o de manía.

 

Entre estos medicamentos se encuentra el carbonato de litio y algunos inicialmente utilizados como antiepilépticos, como lamotrigina, carbamazepina, ácido balproico y los divalproatos. Además, la evolución de los síntomas se modifica favorablemente con el uso de antidepresivos, los cuales ayudan a equilibrar las sustancias químicas que comunican a las células cerebrales o neurotransmisores que intervienen en este trastorno.

 

En los episodios depresivos, precisó, en el cerebro de la persona con este trastorno existe una deficiencia de noradrenalina, serotonina, dopamina. Mientras que en los de manía hay un exceso de estas sustancias.

 

En la actualidad, el uso de fármacos es el pilar fundamental del tratamiento. Sin embargo, la administración de medicamentos siempre debe ir acompañada de psicoterapia, que consiste, entre otros aspectos, en el empleo de estrategias para permitir al paciente estructurar su pensamiento e identificar las actividades gratificantes para llevarlas a cabo; asimismo para detectar los hechos que le molestan y tratar de evitarlos.

 

Cabe señalar que el Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, cuenta con un equipo de especialistas en psiquiatría y psicología que atienden –entre otros problemas y enfermedades– a universitarios con algún tipo de trastorno emocional.

 

Los alumnos acuden a este departamento buscando solucionar sus problemas de bajo rendimiento escolar, falta de concentración, baja memoria, conflictos escolares, entre otros; la mayor parte de estos problemas están relacionadas con la depresión.

 

 

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Cerca del dos por ciento de la población mexicana entre 18 y 65 años de edad sufre trastorno bipolar, caracterizado por altibajos emocionales, señaló Alejandro Díaz Martínez, jefe del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental, de la Facultad de Medicina  de la UNAM.

 

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Entre el 12 y 15 por ciento de la población de nuestro país entre 18 y 65 años, padece algún trastorno depresivo, informó Alejandro Díaz Martínez, jefe del Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.