06:00 hrs. Agosto 1 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-587

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

 

DESARROLLAN INVESTIGADORES DE LA UNAM MÉTODO PARA RECUPERAR PROTEÍNAS DE LA SANGRE OBTENIDA EN RASTROS

 

·        El objetivo es enriquecer productos cárnicos como jamón, chorizo, salchichas y carne molida

·        Pablo Pérez-Gavilán, del Instituto de Investigaciones Biomédicas, es el responsable de este proyecto

·        La patente respectiva está en trámite

 

Desarrollan un proceso que permite recuperar las proteínas de la sangre obtenidas en los rastros para enriquecer productos cárnicos como jamón, chorizo, salchichas y carne molida, entre otros.

 

Pablo Pérez-Gavilán, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, y un grupo de colaboradores, buscan evitar el desperdicio que se genera  al enviar al drenaje 40 mil toneladas de proteínas.

 

Explicaron que el 3 por ciento del peso del animal vivo corresponde a dicho fluido corporal y tiene el 20 por ciento de proteínas, aunque aclararon que no todo el líquido se recupera, pues una buena parte se queda en el tejido de la carne, dijeron que es importante aprovecharlas para el consumo humano.

 

Según cifras del Servicio de Información y Estadística Agroalimentaria y Pesquera dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), publicadas  hasta el 16 de junio de 2003, la producción total de carne en pie –en los ramos bovino, porcino, ovino, caprino y de ave– de nuestro país fue de más de seis millones 700 mil toneladas; obteniéndose 193 millones de litros de sangre, cantidad que contiene alrededor de 40 mil toneladas de proteínas.

 

Sin embargo, resaltó el investigador universitario, en la mayoría de los casos dicha sangre se tira al drenaje, situación que genera problemas de salud y contaminación ambiental cuando se descompone, pues requiere una alta demanda bioquímica de oxígeno (DBO).

 

Otro uso habitual para este líquido corporal es en la elaboración de harina de sangre para la alimentación del ganado. Para fabricarla, explicó, se coagula la sangre y se seca al sol, aunque este procedimiento sea “muy peligroso”; sin embargo, la utilización de métodos tecnológicos encarecería el proceso y la colocaría en desventaja frente al sorgo y soya, base de la alimentación de estos animales.

 

Ante este panorama, el proyecto de Biomédicas, agregó Pérez-Gavilán, es recuperar las cuatro proteínas que contiene la sangre: hemoglobina, albúminas, globulinas y fibrinógeno, en particular las tres primeras, que satisfacen mejor las necesidades de nutrición humana.

 

El procedimiento, agregó el investigador, lo efectúan en dos partes: por un lado obtienen la hemoglobina y por el otro, gracias al método de precipitación, el plasma o suero donde se encuentran albúminas, globulinas y fibrinógeno.

 

Las ventajas de esta tecnología, aseguró, es que las proteínas recuperadas son altamente nutritivas, no tienen grasa ni colesterol, y el producto que se obtienen es “extraordinariamente puro” en términos bacteriológicos, esto es, tiene muy baja contaminación e, incluso, “se puede hasta comer directo”.

 

 

También, deben tomarse en cuenta las propiedades funcionales de esas proteínas para la elaboración de alimentos, además de los cárnicos. Por ejemplo, las albúminas absorben grasa y sirven para hacer mayonesas; asimismo, retienen aire y, cuando se calientan, propician la coagulación, que puede aprovecharse en la elaboración de pan.

 

Incluso, destacó Pérez-Gavilán, desde hace poco más de año y medio funciona ya una planta de recuperación de proteínas basada en el proceso desarrollado en el IIBm, la cual se encuentra en el Rastro Frigorífico Santana, en Pénjamo, Guanajuato.

 

Su capacidad de procesamiento es de 60 mil litros al mes y, en términos generales, produce en ese periodo unas 12 ó 15 toneladas de proteínas de plasma y el doble provenientes de hemoglobina.

 

La planta fue financiada por Multiservicios 2001, en convenio con la UNAM y otras instituciones científicas, obteniendo los incentivos fiscales que otorga la Secretaría de Hacienda para los desarrollos tecnológicos.

 

Actualmente, los investigadores esperan se les otorgue la patente de este procedimiento, que ya lleva cinco años de estudio. Lo ideal, concluyó Pablo Pérez Gavilán, sería implementar este método en las plantas manejadas por el gobierno y el sector privado, “porque es una manera más razonable de utilizar productos del rastro”.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

Pablo Pérez-Gavilán, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, y un grupo de colaboradores, desarrollaron un proceso que permite recuperar las proteínas de la sangre obtenida de los rastros.

 

 

FOTO 2

 

Con la idea de enriquecer los productos cárnicos, como jamón, chorizo, salchichas y carne molida, entre otros, desde hace poco más de año y medio funciona ya una planta de recuperación de proteínas, cuya idea original es de Pablo Pérez-Gavilán, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.