06:00 hrs. Julio 31 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-586

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

 

LUXACIÓN DE CADERA, EL PADECIMIENTO MÁS COMÚN ENTRE LAS RECIEN NACIDAS

 

 

En una proporción de nueve a uno, las mujeres recién nacidas presentan mayor incidencia de displasia del desarrollo de la cadera que los hombres, y de no ser atendidas en los primeros meses de vida, puede ocasionarles degeneraciones articulares, dolor en la columna vertebral y limitación para la movilidad y el crecimiento, afirmó Miguel Ángel Hernández Hernández, del Departamento de Medicina Familiar de la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

Este padecimiento –caracterizado por la presencia de luxaciones en esa articulación–, a diferencia de lo que se pensaba con anterioridad, se produce en el periodo perinatal, por lo que no debe considerarse luxación congénita de cadera, manifestó el especialista.

 

Según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en nuestro país no se cuenta con estadísticas precisas sobre este padecimiento; sin embargo, constituye la primera causa de hospitalización en ortopedia pediátrica en todo el país.

 

La referencia en México es de 2 a 6 infantes por cada mil niños nacidos vivos, según estimaciones del INSP, quienes presentan la cadera y los muslos flexionados. Esta posición provoca que a los bebés les falle la circulación sanguínea en esa zona, lo cual da origen a una hiperlaxitud de ligamentos y, posteriormente, a la luxación, dijo.

 

Aunque, abundó, recientemente se observó que las hormonas maternas liberadas durante el trabajo de parto –cuya finalidad es distender la pelvis para expulsar el producto–, relajan de manera transitoria la cadera en el recién nacido, sobre todo en las niñas.

La displasia, indicó, se puede identificar desde que el bebé nace, pues luego de hacerle las maniobras de ventilación, se procede a efectuar una revisión desde la cabeza hasta los pies y esto incluye la cadera.

 

Además, lo común es que esta luxación se dé, en la gran mayoría, entre niños normales, es decir, en quienes no tienen ninguna alteración, y es minoría los pacientes que presentan este trastorno congénito, precisó el académico universitario.

 

Consideró importante que los médicos aprendan a detectar este padecimiento y pidan consulta a ortopedia donde, para confirmar el diagnóstico, harán radiografías, tomografías o resonancia magnética. También, explicó que dependiendo del grado de luxación y de la etapa donde se encuentre el problema, se determina el tipo de tratamiento. 

 

Si se trata de los primeros meses de vida, ejemplificó, se puede recomendar la utilización del doble pañal, el arnés de Pavlik o la férula de Fredjka, con el propósito de mantener las piernas abiertas y ambas rodillas en flexión, por un periodo que puede oscilar entre dos y tres meses, abundó.

 

Si después de este tiempo no se consigue mejoría, se procede a realizar una cirugía de cadera; de ahí que lo ideal sea detectar la displasia en el nacimiento o durante los primeros dos meses, subrayó el especialista en medicina familiar.

 

Comentó que muchas veces este problema se descubre cuando el niño ya camina, porque lo hace con los pies encontrados o se nota que una pierna es más larga que otra.

 

Finalmente, señaló que cuando la displasia se identifica a tiempo, es tratada y se da seguimiento al caso,  se puede hablar de más del 95 por ciento de pacientes que recuperan su movilidad normal.

 

 

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PIES DE FOTO

 

 

FOTO 1

 

En una proporción de nueve a uno, las mujeres recién nacidas presenta una incidencia mayor de Displasia del desarrollo de la cadera que los hombres, afirmó Miguel Ángel Hernández Hernández, del Departamento de Medicina Familiar de la Facultad de Medicina de la UNAM.

 

FOTO 2

 

En general, la luxación de cadera se presenta entre niños recién nacidos normales, sin ninguna alteración congénita, indicó Miguel Ángel Hernández, académico de la Facultad de Medicina de la UNAM.