06:00 hrs. Julio 28 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-580

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

LA VIOLACIÓN Y EL ABUSO SEXUAL, RELACIONADOS CON LA EDUCACIÓN DE GÉNERO

 

·        Las mujeres jóvenes de 16 a 23 años de edad sufren con mayor frecuencia esta violencia, mientras la edad promedio de los menores violentados es de 5.3 años 

·        Este delito está relacionado con la utilización del poder, y el vehículo para su imposición es la sexualidad

·        Hasta un 70 por ciento de las víctimas atendidas por el PAIVSAS fueron agredidas durante la niñez

 

Las principales víctimas de violencia sexual son mujeres jóvenes, de entre los 16 y 23 años, mientras que la edad promedio de los menores violentados es de 5.3 años, informó Ruth González, responsable del Programa de Atención Integral a Víctimas y Sobrevivientes de Agresión Sexual (PAIVSAS), de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

 

De acuerdo con datos de este Programa, de 1994 al 2002 se atendieron 906 casos de violencia. De estos, 446 (49.2 por ciento) corresponden a adultos sobrevivientes de abuso sexual; 197 (21.7 por ciento) a menores víctimas de abuso sexual; 204 (22.5 por ciento) a violación, y 59 (6.5 por ciento) a violencia doméstica. Esto revela que la mayoría de las víctimas –643 casos atendidos, un 70.9 por ciento–, fueron agredidas durante la niñez.

 

La especialista explicó que la violencia sexual está relacionada con la utilización del poder y el vehículo para su coacción es la sexualidad: “Es un problema que tiene que ver con la construcción social de la violencia y con la educación de género”.

 

Indicó que este delito implica la violación del espacio físico, emocional y cognitivo de un ser humano, a través de la imposición, del uso de la fuerza y de la degradación de la persona, independientemente de si hay o no penetración.

 

La denominación de este tipo de ataques cambia según la edad de la víctima: si los afectados son menores de 14 años se le llama abuso sexual; si rebasan esa edad, se considera violación.

 

De acuerdo con la especialista en psicoterapia médica, se trata de un problema de género, pues la mayoría de los violadores son hombres y la mayor parte de las agredidas, mujeres. Baste considerar que del total de las víctimas de abuso sexual registradas en el Programa aludido, del 70 al 80 por ciento son niñas, y el resto, niños; en tanto, el 98 por ciento de las perjudicadas por violación son mujeres, y el 2 por ciento hombres.

 

Lo anterior indica que la violencia sexual se relaciona, además de otros aspectos culturales, con la educación de género. A los hombres se les enseña a responder con violencia prácticamente ante cualquier situación, apuntó.

 

Además, niños y jóvenes reciben una formación que alienta “la depredación sexual” de las mujeres, mediante chistes ofensivos, comentarios denigrantes y conductas que consideran a la mujer como una “cosa” (o cosificación).

 

Los responsables de las violaciones son, revela la psicoterapeuta, gente conocida por la víctima: en primer lugar, el novio; en segundo, los amigos; en tercero, los compañeros. En tanto, los victimarios de los menores de edad son en primer lugar, el hermano mayor; en segundo, el padre biológico; en tercero, los primos y tíos; y en cuarto lugar, los padrastros.

 

Indicó que la situación a juzgar en este tipo de actos no es la penetración, sino la imposición, la suspensión de la libertad del otro individuo. En una violación no hay consenso y equidad en la interacción sexual que se da entre ambas personas.

 

También existe otro tipo de víctimas: los llamados “sobrevivientes de abuso sexual en la infancia”, que son adultos que enfrentan una serie de trastornos emocionales derivados de aquella violencia que ejercieron contra ellos. Generalmente el ataque fue perpetrado por alguien en quien confiaban cuando eran niños y ocurrió en su casa o en la de un pariente.

 

Este tipo de violencia sexual, dijo, se le denomina violación por confianza, en la cual hay una relación previa entre la víctima y el victimario; también existe otra modalidad llamada asalto sexual, cometido por la pareja o ex pareja.

 

Los daños emocionales que provoca la violencia sexual en los menores, señaló la psiquiatra, tienen que ver con el miedo; el niño teme a muchas situaciones y eventos: a la oscuridad, la calle, lo desconocido y determinadas personas, especialmente al género que lo agredió.

 

También se presentan trastornos alimenticios que provocan obesidad, signo frecuente de incesto; bajo rendimiento escolar, retraimiento, descuido de calificaciones y conflictos con los compañeros, apuntó.

 

Manifestó que las víctimas de abuso sexualizan los juegos con otros niños, con objetos inanimados; además, tienen conductas inapropiadas para su edad y desarrollo psicológico; no es congruente con la información que deberían tener estos infantes.

 

Otra de las secuelas es el sentimiento de auto devaluación en el infante, al haber sido utilizado en diversas ocasiones como objeto sexual sin tomar en cuenta su edad, necesidades y nivel de desarrollo. De ahí se desprenden muchos otros problemas: los intentos de suicidio, la depresión, la ansiedad, entre muchos otros.

 

Resaltó que los adultos abusados en la infancia se vuelven polares y exhiben conductas extremas, no saben mediar las situaciones. Por ejemplo, es gente alcohólica o abstemia, hiperreactiva al sexo o asexual, muy activa o muy pasiva en el trabajo.

 

Son personas que tienen problemas en sus relaciones interpersonales, en su desempeño sexual, en su relación con el género del agresor y van a tener una vida en desbalance, abundó Ruth González.

 

Añadió que según investigaciones, el uso de sustancias ilegales en estos pacientes está ligado a violencia sexual. Los niños de la calle y las prostitutas sufrieron ataques de esta naturaleza en la infancia, sobretodo por personas en las que confiaban.

 

Es por ello que PAIVSAS atiende desde hace nueve años a víctimas y supervivientes de la violencia sexual. Los especialistas que participan en este programa aplican diversas técnicas para trabajar con el cuerpo y los sentimientos de los afectados: llevan a cabo sesiones grupales con mujeres; y utilizan la terapia de juego para los niños, tomando en cuenta sus diferentes niveles de desarrollo.

 

De acuerdo con la especialista, entre más rápido se someta la víctima a tratamiento, es mejor; si la intervención es oportuna, los efectos son menores, ya que si la víctima se atiende tardíamente ya hay consecuencias que se han consolidado, y el proceso de recuperación lleva más tiempo.

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

Las principales víctimas de la violencia sexual son mujeres jóvenes entre los 16 y 23 años. Mientras que la edad promedio de quienes son sujetos a abuso sexual es de 5.3 años, informó Ruth González responsable del Programa de Atención Integral a Víctimas y Sobrevivientes de Agresión Sexual, de la Facultad de Psicología de la UNAM.

 

FOTO 2

 

Ruth González, responsable del Programa de Atención Integral a Víctimas y Sobrevivientes de Agresión Sexual, de la Facultad de Psicología de la UNAM, señaló que la violencia sexual está relacionada con la utilización del poder, y el vehículo para su coacción es la sexualidad.