06:00 hrs. Julio 28 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-579

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

 

 

DETECTAN HIDROCARBUROS EN OSTIONES QUE SE COMERCIALIZAN EN LA CIUDAD DE MÉXICO

 

·        Rolando García y Pável Castillo, de la Facultad de Química, señalaron que el consumo de estos productos en grandes cantidades, puede ser factor para desarrollar cáncer

·        Destacaron que las pesquerías más importantes en el país se localizan en el Golfo de México, la zona de mayor actividad petrolera

·        De acuerdo con el INEGI, en 1999 México produjo 14 mil 752 toneladas de ostiones

 

Investigadores de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM encontraron diversas concentraciones de hidrocarburos en los ostiones que se comercializan en diversos mercados de la ciudad de México, los cuales, si se ingieren en grandes cantidades, pueden provocar cáncer.

 

Rolando García Gómez y Pável Castillo Urueta, de la Facultad de Química de la UNAM, quienes llevan a cabo el estudio, señalaron que en México se consume una gran cantidad de ostión; sin embargo, la mayor parte de lo que se extrae del mar se exporta hacia otras latitudes.

 

Explicaron que en la actualidad la actividad ostrícola representa una importante fuente de ingresos para el sector pesquero nacional, por ser una de las diez principales tareas pesqueras del país, solo atrás de la captura del pescado de mar y de agua dulce, y del camarón.

 

Lamentablemente, reconocieron los universitarios, las pesquerías más importantes en la República se localizan en la zona de mayor actividad petrolera, esencialmente en el Golfo de México: Veracruz,  Tamaulipas, Campeche y Tabasco,

 

Reconocieron que no se ha podido evitar la contaminación de los productos de referencia por más esfuerzos que se realizan y de que Petróleos Mexicanos extrema sus medidas de seguridad e higiene y a pesar de ello constantemente se registran derrames, de los cuales muy pocos salen a la luz.

 

Además, la industria y el transporte marítimo constituyen otra fuente de contaminación, especialmente esta última, que lava sus motores y descarga los desechos al mar.

 

Todo ello contamina el medio donde los ostiones se desarrollan y éstos acumulan sustancias nocivas para el ser humano. Tan sólo baste recordar que en 1979 se produjo un derrame importante en un pozo petrolero de Tabasco y diversos estudios realizados por investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, han demostrado que aún permanecen compuestos residuales en el mar.

 

Esta situación debe atenderse debido al tamaño del sector. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), basadas en documentos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en 1999 México produjo 14 mil 752 toneladas de ostiones.

 

El ostión se distribuye a lo largo de las lagunas costeras del Golfo de México y el Mar Caribe, donde se ubican las pesquerías de mayor importancia de la República. Al noreste comienza en Tuxpan, sigue por Veracruz, y concluye al sur de Tamaulipas. Abarca las lagunas de Pueblo Viejo, Tamiahua y Tapamachoco.

 

Al sureste de Tabasco se encuentra otra zona pesquera que comprende las lagunas de Machona, El Carmen y de Mecoacán, y en el estado de Campeche, la de Términos. La pesquería de Veracruz es de suma importancia para el país, ya que aporta más del 90 por ciento de la producción nacional de ostiones y camarones que se consumen.

Es decir, añadieron, este producto representa una variable económica importante para la población pesquera y, desde el punto de vista de salud pública, puede llegar a constituirse como un factor de riesgo para los consumidores, en el caso de estar contaminados con uno o varios agentes tóxicos.

 

Explicaron que debido a ello, y a que en la actualidad no existe ningún tipo de reglamentación en México que establezca los límites máximos permisibles de sustancias orgánicas con que podrían contaminarse, es necesario sugerir a las autoridades responsables de esta actividad, normas regulatorias en este sentido.

 

Los ostiones son organismos que se denominan bivalvos, pues tienen dos conchas, pertenecen al orden de los crustáceos y viven en ambientes semi salados; es decir, se desarrollan en lagunas costeras y esteros de ríos, donde hay comunicación de agua salada del mar con dulce de río o laguna.

 

Estos no requieren grandes cantidades de sal, pero sí necesitan aproximadamente unos 25 grados salinos. Tienen una temperatura óptima de desarrollo entre los 25 y 30 grados centígrados. Su crecimiento tarda de uno hasta tres años, por lo cual es posible encontrarlos de diversos tamaños.

 

Los universitarios trabajan en el Programa de Ingeniería Química Ambiental y de Química Ambiental de la FQ, con ejemplares de la laguna de Tamiahua, Veracruz, que se comercializan en los mercados públicos del valle de México. En todos los casos, aseguraron, se han detectado al menos uno o dos de los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH, por sus siglas en inglés).

 

Entre los compuestos encontrados destacan el  fenantreno, fluoranteno y benzoapireno, de los cuales este último es el más tóxico, debido a que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, (EPA, igualmente en inglés) lo ha relacionado con problemas graves de cáncer y mutagénesis. Los dos restantes son considerados compuestos irritantes y posiblemente cancerígenos.

 

 

 

Rolando García y Pável Castillo refirieron que hasta el momento se han enfocado a medir las concentraciones de hidrocarburos aromáticos en los ostiones, aunque el proyecto contempla analizar también los plaguicidas e hidrocarburos alifáticos.

 

Comentaron que los PAH se forman a partir de la combustión incompleta de cualquier materia orgánica o hidrocarburo, cuando alcanza altas temperaturas. Pueden encontrarse fusionados con dos y hasta siete anillos de benceno, o con algún otro anillo aromático. Ello los hace insolubles en agua y muy solubles en grasas, por lo que se acumulan en el tejido adiposo de los mamíferos superiores,  entre ellos el hombre.

 

En el caso de los ostiones, que poseen mucha grasa en su organismo, acumulan hidrocarburos con gran facilidad. Los anillos de benceno son poco degradables, lo cual provoca que el petróleo permanezca largo tiempo en el sistema de los bivalvos.

 

De forma adicional, no tienen un sistema enzimático capaz de degradar y eliminar a los hidrocarburos, contrario a otros organismos como peces, camarones y el propio ser humano, que sí poseen el llamado Citocromo P-450. Sin embargo, al momento de degradar esos compuestos, se producen intermediarios más activos, lo que da mayor toxicidad a los hidrocarburos, e induce errores en la replicación del ADN, originando la mutagenicidad.

 

Los investigadores explicaron que hasta el momento existen dos normas oficiales mexicanas sobre productos del mar, las cuales no regulan las concentraciones de compuestos orgánicos como los hidrocarburos policíclicos aromáticos, ni plaguicidas o metales pesados, por lo que hay un vacío en estos preceptos.

 

Aclararon que para establecer una regla en ese sentido, la Universidad Nacional tendría que sugerir un control de esas sustancias. “Se busca información científica que respalde esta posición, para proponer una revisión a la norma y que se incluyan estos análisis. Además, que sea para hidrocarburos aromáticos y para otros compuestos orgánicos, concluyeron.

 

---o0o---


PIES DE FOTOS

 

FOTOS 1 Y 2

 

Pável Castillo, de la Facultad de Química de la UNAM, aseguró que se requieren normas legales que regulen la concentración de sustancias químicas en el mar, especialmente en zonas de producción pesquera, donde se extraen los ostiones.

 

FOTO 3

 

Investigadores de la Facultad de Química de la UNAM encontraron diversas concentraciones de compuestos de hidrocarburos, como fenantreno, fluoranteno y benzoapireno, en ostiones que se comercializan en la ciudad de México.