Boletín UNAM-DGCS-579
Ciudad Universitaria
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final del boletín
DETECTAN HIDROCARBUROS EN OSTIONES QUE SE COMERCIALIZAN EN LA CIUDAD DE MÉXICO
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Rolando García y Pável Castillo, de la
Facultad de Química, señalaron que el consumo de estos productos en grandes
cantidades, puede ser factor para desarrollar cáncer
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Destacaron que las pesquerías más
importantes en el país se localizan en el Golfo de México, la zona de mayor
actividad petrolera
· De acuerdo con el INEGI, en 1999 México produjo 14 mil 752 toneladas de ostiones
Investigadores de la Facultad
de Química (FQ) de la UNAM encontraron diversas concentraciones de
hidrocarburos en los ostiones que se comercializan en diversos mercados de la
ciudad de México, los cuales, si se ingieren en grandes cantidades, pueden provocar
cáncer.
Rolando García Gómez y Pável
Castillo Urueta, de la Facultad de Química de la UNAM, quienes llevan a cabo el
estudio, señalaron que en México se consume una gran cantidad de ostión; sin
embargo, la mayor parte de lo que se extrae del mar se exporta hacia otras
latitudes.
Explicaron que en la
actualidad la actividad ostrícola representa una importante fuente de ingresos
para el sector pesquero nacional, por ser una de las diez principales tareas
pesqueras del país, solo atrás de la captura del pescado de mar y de agua
dulce, y del camarón.
Lamentablemente, reconocieron
los universitarios, las pesquerías más importantes en la República se localizan
en la zona de mayor actividad petrolera, esencialmente en el Golfo de México:
Veracruz, Tamaulipas, Campeche y
Tabasco,
Reconocieron que no se ha
podido evitar la contaminación de los productos de referencia por más esfuerzos
que se realizan y de que Petróleos Mexicanos extrema sus medidas de seguridad e
higiene y a pesar de ello constantemente se registran derrames, de los cuales
muy pocos salen a la luz.
Además, la industria y el
transporte marítimo constituyen otra fuente de contaminación, especialmente
esta última, que lava sus motores y descarga los desechos al mar.
Todo ello contamina el medio
donde los ostiones se desarrollan y éstos acumulan sustancias nocivas para el
ser humano. Tan sólo baste recordar que en 1979 se produjo un derrame
importante en un pozo petrolero de Tabasco y diversos estudios realizados por
investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, han
demostrado que aún permanecen compuestos residuales en el mar.
Esta situación debe atenderse
debido al tamaño del sector. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística
Geografía e Informática (INEGI), basadas en documentos de la Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales, en 1999 México produjo 14 mil 752
toneladas de ostiones.
El ostión se distribuye a lo
largo de las lagunas costeras del Golfo de México y el Mar Caribe, donde se
ubican las pesquerías de mayor importancia de la República. Al noreste comienza
en Tuxpan, sigue por Veracruz, y concluye al sur de Tamaulipas. Abarca las
lagunas de Pueblo Viejo, Tamiahua y Tapamachoco.
Al sureste de Tabasco se
encuentra otra zona pesquera que comprende las lagunas de Machona, El Carmen y
de Mecoacán, y en el estado de Campeche, la de Términos. La pesquería de
Veracruz es de suma importancia para el país, ya que aporta más del 90 por
ciento de la producción nacional de ostiones y camarones que se consumen.
Es decir, añadieron, este
producto representa una variable económica importante para la población
pesquera y, desde el punto de vista de salud pública, puede llegar a
constituirse como un factor de riesgo para los consumidores, en el caso de
estar contaminados con uno o varios agentes tóxicos.
Explicaron que debido a ello,
y a que en la actualidad no existe ningún tipo de reglamentación en México que
establezca los límites máximos permisibles de sustancias orgánicas con que
podrían contaminarse, es necesario sugerir a las autoridades responsables de
esta actividad, normas regulatorias en este sentido.
Los ostiones son organismos
que se denominan bivalvos, pues tienen dos conchas, pertenecen al orden de los
crustáceos y viven en ambientes semi salados; es decir, se desarrollan en
lagunas costeras y esteros de ríos, donde hay comunicación de agua salada del
mar con dulce de río o laguna.
Estos no requieren grandes
cantidades de sal, pero sí necesitan aproximadamente unos 25 grados salinos.
Tienen una temperatura óptima de desarrollo entre los 25 y 30 grados
centígrados. Su crecimiento tarda de uno hasta tres años, por lo cual es
posible encontrarlos de diversos tamaños.
Los universitarios trabajan en
el Programa de Ingeniería Química Ambiental y de Química Ambiental de la FQ,
con ejemplares de la laguna de Tamiahua, Veracruz, que se comercializan en los
mercados públicos del valle de México. En todos los casos, aseguraron, se han
detectado al menos uno o dos de los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH,
por sus siglas en inglés).
Entre los compuestos
encontrados destacan el fenantreno,
fluoranteno y benzoapireno, de los cuales este último es el más tóxico, debido
a que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, (EPA, igualmente en
inglés) lo ha relacionado con problemas graves de cáncer y mutagénesis. Los dos
restantes son considerados compuestos irritantes y posiblemente cancerígenos.
Rolando García y Pável
Castillo refirieron que hasta el momento se han enfocado a medir las concentraciones
de hidrocarburos aromáticos en los ostiones, aunque el proyecto contempla
analizar también los plaguicidas e hidrocarburos alifáticos.
Comentaron que los PAH se
forman a partir de la combustión incompleta de cualquier materia orgánica o
hidrocarburo, cuando alcanza altas temperaturas. Pueden encontrarse fusionados
con dos y hasta siete anillos de benceno, o con algún otro anillo aromático.
Ello los hace insolubles en agua y muy solubles en grasas, por lo que se
acumulan en el tejido adiposo de los mamíferos superiores, entre ellos el hombre.
En el caso de los ostiones,
que poseen mucha grasa en su organismo, acumulan hidrocarburos con gran
facilidad. Los anillos de benceno son poco degradables, lo cual provoca que el
petróleo permanezca largo tiempo en el sistema de los bivalvos.
De forma adicional, no tienen
un sistema enzimático capaz de degradar y eliminar a los hidrocarburos,
contrario a otros organismos como peces, camarones y el propio ser humano, que
sí poseen el llamado Citocromo P-450. Sin embargo, al momento de degradar esos
compuestos, se producen intermediarios más activos, lo que da mayor toxicidad a
los hidrocarburos, e induce errores en la replicación del ADN, originando la
mutagenicidad.
Los investigadores explicaron que hasta el momento existen dos normas oficiales mexicanas sobre productos del mar, las cuales no regulan las concentraciones de compuestos orgánicos como los hidrocarburos policíclicos aromáticos, ni plaguicidas o metales pesados, por lo que hay un vacío en estos preceptos.
Aclararon que para establecer
una regla en ese sentido, la Universidad Nacional tendría que sugerir un
control de esas sustancias. “Se busca información científica que respalde esta
posición, para proponer una revisión a la norma y que se incluyan estos
análisis. Además, que sea para hidrocarburos aromáticos y para otros compuestos
orgánicos, concluyeron.
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PIES DE FOTOS
FOTOS 1 Y 2
Pável Castillo,
de la Facultad de Química de la UNAM, aseguró que se requieren normas legales
que regulen la concentración de sustancias químicas en el mar, especialmente en
zonas de producción pesquera, donde se extraen los ostiones.
FOTO 3
Investigadores de
la Facultad de Química de la UNAM encontraron diversas concentraciones de
compuestos de hidrocarburos, como fenantreno, fluoranteno y benzoapireno, en
ostiones que se comercializan en la ciudad de México.