06:00 hrs. Julio 18 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-559

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

FUNDAMENTAL, LA PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN EN MODELOS DE TRABAJO SOCIAL EN SALUD

 

·        La académica universitaria María Luis Brain Calderón explicó que se requiere que la comunidad y la familia  desarrollen acciones solidarias hacia los pacientes

·        El apoyo social es determinante para mejorar la calidad de vida e, incluso, las personas se recuperan con mayor facilidad, dijo

 

Ante fenómenos como las transiciones epidemiológica y demográfica por los que atraviesa la sociedad mexicana, los trabajadores sociales han tenido que renovar, actualizar y crear modelos de atención para vigilar las nuevas necesidades en el área de salud.

 

Los modelos tradicionales, donde el gobierno proporcionaba todos los elementos para ocuparse de los problemas, se han sustituido por otros donde la población tiene una participación fundamental, aseguró María Luis Brain Calderón, académica de la UNAM e integrante del Departamento de Trabajo Social del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).

 

La especialista refirió que ahora se requiere que la comunidad y la familia desarrollen acciones solidarias hacia personas de su propio ámbito, no necesariamente geográfico, sino entre grupos que comparten características y necesidades, por ejemplo, de enfermos de cáncer o SIDA, adultos mayores, etcétera.

 

Aseguró que el apoyo social es determinante para mejorar la calidad de vida de las personas, quienes incluso se recuperan con mayor facilidad. Al parecer la respuesta inmune es más eficiente cuando se cuenta con ese tipo de respaldo. Según estudios preliminares en el INER, los pacientes con cáncer pulmonar mejoran su capacidad física entre 25 y 35 por ciento, y su estado emocional hasta en 50 por ciento.

 

Esos pacientes, cuyo mal se diagnostica cuando ya está avanzado y pocas veces puede ser atendido quirúrgicamente, por lo general se tratan con quimio o radioterapia, y son apoyados a través de grupos psicoeducativos, con los que reciben apoyo emocional, información, además de la orientación de dietistas, tanatólogos, oncólogos y neumólogos, quienes participan en este proyecto elaborado por trabajadores sociales.

 

Estas intervenciones forman parte de un protocolo de investigación, por lo que las personas atendidas se evalúan antes y después del proceso que dura entre 12 y 15 sesiones, donde se incluye rehabilitación física.

 

Pero no sólo se contribuye a que ellos mejoren su calidad de vida, sino también sus familiares, quienes reciben apoyo durante el tiempo del padecimiento e, incluso, en el proceso desafortunado de la muerte del ser querido.

 

Explicó que la población mexicana, al tener una mayor esperanza de vida, incrementa el número de adultos mayores y con ello, la incidencia de enfermedades crónico degenerativas que, en condiciones de pobreza dificulta el ingreso a los servicios de salud.

 

Ante este panorama, los trabajadores sociales se desempeñan en diferentes ámbitos: individual, familiar, grupal y comunitario, en los diversos niveles de atención médica. En cada caso se crean procesos metodológicos mediante los cuales se conoce el problema y se hace un diagnóstico situacional, y se desarrollan planes y programas de trabajo que luego son evaluados para determinar el impacto de la intervención.

 

Debido a que es fundamental la colaboración de la sociedad, “nuestras acciones se encaminan a fomentar habilidades en las personas, que les permitan ser autogestivas y participantes en su recuperación, lo cual implica procesos educativos y de organización en los que, incluso, apoyan a otros pacientes”, enfatizó.

 

De modo individual, abundó Brain Calderón, se trabaja con un enfoque sistémico familiar. Cuando el paciente ingresa a una institución médica se identifican las necesidades y problemas que podrían obstaculizar o los recursos que favorecerían su mejoría. Es decir, se generan procesos de comunicación entre el enfermo, su familia y el equipo médico.

 

A escala grupal se impulsa la educación para la salud, para evitar que se presenten complicaciones: “Tratamos de implementar acciones sistematizadas por medio de las cuales las personas aprendan nuevas formas de enfrentar los padecimientos”, recalcó.

 

Sin embargo, reconoció la especialista, este tipo de modelos de trabajo se iniciaron recientemente, hace apenas un lustro en el tercer nivel de atención médica. La participación comunitaria es todavía más nueva.

 

Con ellos se pretende contribuir a revitalizar la colaboración de la sociedad, la comunidad, la familia, los enfermos y los equipos de salud en un trabajo integral que dé resultados positivos y que ayude a disminuir costos. “Si un paciente reingresa menos al hospital los gastos se reducen; lo mismo ocurre si puede ser atendido en su domicilio, con la participación de la familia, de la comunidad, y los beneficios para él son los mismos”, expresó.

 

Por sus bondades, este modelo de atención será probado de forma específica, con otros pacientes del INER con VIH-SIDA, insuficiencia respiratoria crónica, fibrosis pulmonar y enfermedades crónicas entre adultos mayores, expuso María Luisa Brain.

 

Finalmente, la catedrática mencionó que la mayoría de los trabajadores sociales laboran en el sector salud, donde juegan un papel básico al tener una visión integral de los problemas y necesidades sociales de los enfermos, así como de las alternativas metodológicas que pueden ser utilizadas para atender tales requerimientos, para una mejor administración de los recursos existentes.

 

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PIES FOTO

 

Foto 1

María Luisa Brain, académica de la UNAM e integrante del Departamento de Trabajo Social del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, urgió a los trabajadores sociales para renovar, actualizar y crear modelos de atención para vigilar las nuevas necesidades en el área de salud.

 

Foto 2

Se requiere que la familia y la comunidad desarrollen acciones solidarias hacia las personas con alguna vulnerabilidad social, señaló la académica universitaria María Luisa Brain Calderón.