Boletín UNAM-DGCS-559
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
FUNDAMENTAL, LA PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN EN MODELOS DE TRABAJO SOCIAL EN SALUD
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La académica universitaria María Luis
Brain Calderón explicó que se requiere que la comunidad y la familia desarrollen acciones solidarias hacia los
pacientes
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El apoyo social es determinante para
mejorar la calidad de vida e, incluso, las personas se recuperan con mayor
facilidad, dijo
Ante fenómenos como las transiciones epidemiológica y
demográfica por los que atraviesa la sociedad mexicana, los trabajadores
sociales han tenido que renovar, actualizar y crear modelos de atención para
vigilar las nuevas necesidades en el área de salud.
Los modelos tradicionales, donde el gobierno
proporcionaba todos los elementos para ocuparse de los problemas, se han
sustituido por otros donde la población tiene una participación fundamental, aseguró
María Luis Brain Calderón, académica de la UNAM e integrante del Departamento
de Trabajo Social del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
La especialista refirió que ahora se requiere que la
comunidad y la familia desarrollen acciones solidarias hacia personas de su
propio ámbito, no necesariamente geográfico, sino entre grupos que comparten
características y necesidades, por ejemplo, de enfermos de cáncer o SIDA,
adultos mayores, etcétera.
Aseguró que el apoyo social es determinante para mejorar
la calidad de vida de las personas, quienes incluso se recuperan con mayor
facilidad. Al parecer la respuesta inmune es más eficiente cuando se cuenta con
ese tipo de respaldo. Según estudios preliminares en el INER, los pacientes con
cáncer pulmonar mejoran su capacidad física entre 25 y 35 por ciento, y su
estado emocional hasta en 50 por ciento.
Esos pacientes, cuyo mal se diagnostica cuando ya está
avanzado y pocas veces puede ser atendido quirúrgicamente, por lo general se
tratan con quimio o radioterapia, y son apoyados a través de grupos
psicoeducativos, con los que reciben apoyo emocional, información, además de la
orientación de dietistas, tanatólogos, oncólogos y neumólogos, quienes
participan en este proyecto elaborado por trabajadores sociales.
Estas intervenciones forman parte de un protocolo de
investigación, por lo que las personas atendidas se evalúan antes y después del
proceso que dura entre 12 y 15 sesiones, donde se incluye rehabilitación
física.
Pero no sólo se contribuye a que ellos mejoren su calidad
de vida, sino también sus familiares, quienes reciben apoyo durante el tiempo
del padecimiento e, incluso, en el proceso desafortunado de la muerte del ser
querido.
Explicó que la población mexicana, al tener una mayor
esperanza de vida, incrementa el número de adultos mayores y con ello, la
incidencia de enfermedades crónico degenerativas que, en condiciones de pobreza
dificulta el ingreso a los servicios de salud.
Ante este panorama, los trabajadores sociales se desempeñan
en diferentes ámbitos: individual, familiar, grupal y comunitario, en los
diversos niveles de atención médica. En cada caso se crean procesos
metodológicos mediante los cuales se conoce el problema y se hace un
diagnóstico situacional, y se desarrollan planes y programas de trabajo que
luego son evaluados para determinar el impacto de la intervención.
Debido a que es fundamental la colaboración de la
sociedad, “nuestras acciones se encaminan a fomentar habilidades en las
personas, que les permitan ser autogestivas y participantes en su recuperación,
lo cual implica procesos educativos y de organización en los que, incluso,
apoyan a otros pacientes”, enfatizó.
De modo individual, abundó Brain Calderón, se trabaja con
un enfoque sistémico familiar. Cuando el paciente ingresa a una institución
médica se identifican las necesidades y problemas que podrían obstaculizar o
los recursos que favorecerían su mejoría. Es decir, se generan procesos de
comunicación entre el enfermo, su familia y el equipo médico.
A escala grupal se impulsa la educación para la salud,
para evitar que se presenten complicaciones: “Tratamos de implementar acciones
sistematizadas por medio de las cuales las personas aprendan nuevas formas de
enfrentar los padecimientos”, recalcó.
Sin embargo, reconoció la especialista, este tipo de
modelos de trabajo se iniciaron recientemente, hace apenas un lustro en el
tercer nivel de atención médica. La participación comunitaria es todavía más
nueva.
Con ellos se pretende contribuir a revitalizar la
colaboración de la sociedad, la comunidad, la familia, los enfermos y los
equipos de salud en un trabajo integral que dé resultados positivos y que ayude
a disminuir costos. “Si un paciente reingresa menos al hospital los gastos se
reducen; lo mismo ocurre si puede ser atendido en su domicilio, con la
participación de la familia, de la comunidad, y los beneficios para él son los
mismos”, expresó.
Por sus bondades, este modelo
de atención será probado de forma específica, con otros pacientes del INER con
VIH-SIDA, insuficiencia respiratoria crónica, fibrosis pulmonar y enfermedades
crónicas entre adultos mayores, expuso María Luisa Brain.
Finalmente, la catedrática mencionó que la mayoría de los
trabajadores sociales laboran en el sector salud, donde juegan un papel básico
al tener una visión integral de los problemas y necesidades sociales de los
enfermos, así como de las alternativas metodológicas que pueden ser utilizadas
para atender tales requerimientos, para una mejor administración de los
recursos existentes.
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PIES FOTO
Foto 1
María Luisa Brain, académica de la
UNAM e integrante del Departamento de Trabajo Social del Instituto Nacional de
Enfermedades Respiratorias, urgió a los trabajadores sociales para renovar,
actualizar y crear modelos de atención para vigilar las nuevas necesidades en
el área de salud.
Foto 2
Se requiere que la familia y la comunidad desarrollen acciones solidarias hacia las personas con alguna vulnerabilidad social, señaló la académica universitaria María Luisa Brain Calderón.