Boletín UNAM-DGCS-540
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
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Víctor Magaña Rueda, del CCA, advirtió sobre la
vulnerabilidad de las construcciones levantadas cerca de los canales de los
ríos
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En Universum explicó que son muchos los factores que
intervienen en la cantidad de agua que cae sobre el territorio, pero el más
importante es la temperatura de la superficie del mar que lo rodea
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Dijo que en la
Ciudad de México, la urbanización ha incrementado la temperatura, pues hace
cien años era cuatro grados centígrados menor a la actual, y ahora llueve más
Permitir
asentamientos humanos en lugares de riesgo, como canales de ríos, o donde hay
problemas de infraestructura, como las carreteras, nos hace más vulnerables a
las precipitaciones pluviales extremas; no es que ahora llueva más, aseguró
Víctor Magaña Rueda, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA)
de la UNAM.
Al
dictar la conferencia Lluvia en México: cuánta, cuándo y dónde, en el Museo de las
Ciencias Universum, afirmó que por ello se deben separar culpas y no buscar
excusas para los desastres.
Lo cierto,
dijo, es que cada año, en la mayor parte del país llueve de cuatro a diez veces
más de 70 milímetros en un solo día, y de 20 a 80 veces en lugares como
Tabasco, Veracruz o Puebla. Es decir, se conocen los lugares donde se esperan
precipitaciones intensas, por lo que debería prepararse la infraestructura
necesaria para no convertir los fenómenos naturales en desastres.
Respecto de la
Ciudad de México, mencionó, abril es muy seco y septiembre muy lluvioso, pero
suelen presentarse más chubascos en el poniente y sur que en el oriente, lo
cual se debe a otro elemento: la presencia de montañas y el viento que sopla
hacia ellas y refuerza la formación de nubes.
En la capital,
la urbanización incrementó la temperatura, que hace cien años era cuatro grados
centígrados menor a la actual. Es decir, ese proceso propició que vivamos en
una metrópoli más calurosa, aseguró.
Pero también,
explicó, el régimen pluvial se ha modificado. Hace un siglo se registraban 700
milímetros anuales, hoy son 900 o mil en algunas zonas de la ciudad. Sin
embargo, eso no significa que se disponga de más recurso hídrico, porque casi
todo se va al drenaje.
Muchos son los factores que intervienen en las precipitaciones sobre el
país pero quizá, el más importante es la temperatura de la superficie del mar.
“La esencia de las lluvias en México radica, en gran medida, en la distribución
de la temperatura alrededor del territorio, por lo que se debe analizar con
detalle por qué existe esa estructura térmica”, indicó.
En el verano, cuando se presenta más lluvia, la superficie marina que
rodea a nuestro territorio alcanza los 28 grados centígrados o más; ahí tienden
a formarse muchas nubes; en donde es menor se crean “desiertos oceánicos”, en
los cuales no cae agua.
La población
requiere información climática, pero falta mucho para que realmente disponga de
ella en términos claros y útiles. Además, se requiere más trabajo de investigación
científica, argumentó Magaña Rueda.
Abundó que el aire sobre regiones cálidas tiende a ser más húmedo y
ligero y, por lo tanto, a levantarse y formar muchas nubes; por el contrario,
en regiones frías suele ser más denso y tiene movimientos descendentes.
La atmósfera tiene una dinámica interna. El aire es un fluido con
contrastes de calentamiento, con movimiento propio y otras características que
podrían denominarse “inestabilidades internas”, reflejadas en fenómenos como
huracanes y ciclones de latitudes medias, ambos responsables en gran medida, de
ocasionar las lluvias.
Recordó que cuando se detalla la evolución pluvial en México y
Norteamérica en general, se tiene un período relativamente seco, de enero a
abril. En mayo comienzan a registrarse las primeras indicaciones de aguas; las
más intensas se presentan en el verano y en ocasiones se extienden hasta
octubre.
En abril o mayo las presas presentan su nivel más bajo, “pero eso no
debería ser sorpresa, porque no ha caído agua durante los cinco o seis meses
anteriores, por tratarse del periodo seco”. En cambio, en el verano hasta en
las zonas desérticas llegan a presentarse precipitaciones.
El doctor Magaña Rueda dijo que cuando el viento viaja desde el Ecuador
hasta nuestra región captura mucha humedad, que se levanta para luego
precipitarse en una zona mexicana llamada de Convergencia Intertropical, donde
hay nubes y se forman los huracanes.
Nuestro territorio tiene elementos peculiares respecto de la lluvia.
Comienza a finales de mayo o principios de junio y termina alrededor de
octubre. Pero su evolución no es “lineal”, aclaró el científico universitario.
En junio llueve mucho, pero en julio y agosto disminuye el caudal, para
volver a incrementarse en septiembre. A ese mínimo relativo se le llama
“canícula”.
Pero, ¿por qué hay años con más precipitaciones que otros? “Eso es
parte de lo que queremos entender: la variabilidad del clima”, expuso el
investigador. Por ejemplo, el que un año sea seco o húmedo depende mucho del
fenómeno meteorológico El Niño; es decir, el calentamiento del agua oceánica en
el área ecuatorial. El fenómeno generalmente se traduce para una parte de
México, en déficit de precipitación e, incluso, sequías, mencionó.
Si ocurre lo contrario y el océano está más frío de lo normal aparece La
Niña. “Donde antes había déficit ahora hay superávit y donde antes llovía ahora
hay escasez”.
El dato de referencia más reciente es que hubo sequía cuando se
presentó El Niño de 1997 a 1998. Los
costos para México por daños a la agricultura, incendios forestales y cambios
en la pesca, fueron aproximadamente de dos mil millones de dólares; para
Argentina ascendió a dos mil 500 millones de dólares, y para Ecuador, tres mil
500, “cifras que asustan”, dijo.
Pero no todas las variaciones del clima se pueden explicar en términos
tan simples, porque sólo una tercera o cuarta parte de ellas se pueden
describir con este esquema, finalizó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Los asentamientos humanos en lugares
de riesgo, como canales de ríos, hacen a la población más vulnerable por las
precipitaciones pluviales, dijo Víctor Magaña Rueda, investigador del Centro de
Ciencias de la Atmósfera.
FOTO 2
En Universum,
Víctor Magaña, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera, dijo que
dentro del territorio nacional se conocen los lugares donde se esperan lluvias
intensas, por lo que debería prepararse la infraestructura necesaria para
evitar desastres.