06:00 hrs. Julio 04 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-524

Ciudad Universitaria

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EL 50% DE LOS NIÑOS EN SITUACIÓN DE CALLE UTILIZAN INHALABLES

 

·        Según la Encuesta Nacional de Adicciones, 1.8 % de la población los ha usado

·        Informó Silvia Cruz, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del IPN

·        En la Facultad de Medicina de la UNAM, la especialista agregó que entre 22 y 23 % de los niños en situación de calle  inhalan solventes a diario

 

Los inhalables representan un problema de salud pública en varios países del mundo. En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones, 1.8 % de la población los ha usado. Sin embargo, este informe se obtiene de hogares donde no se encuentran los principales consumidores: los niños en situación de calle, de los cuales, 27 % los utiliza regularmente, mientras que un 22 o 23 % lo hace a diario, situación que los ubica como grupo de alto riesgo.

 

Así lo reveló Silvia Cruz Martín del Campo, jefa del Laboratorio de Farmacodependencia del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) del  Instituto Politécnico Nacional, durante el Seminario permanente Medio ambiente y salud, efectuado en la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

 

 

En el auditorio Fernando Ocaranza de la FM, la especialista dictó la conferencia Bases biológicas del abuso de inhalables, en la que explicó que el consumo de inhalables, sustancias caracterizadas por su volatilidad a temperatura ambiente y producir un estado alterado de conciencia en sus consumidores, se hace más evidente entre los grupos marginales.

 

Este tipo de drogas, abundó la especialista, fácilmente generan dependencia y son susceptibles de producir cambios en la conducta humana. El primer reporte de abuso deliberado de sustancias volátiles data de 1930 en Estados Unidos, y aunque en años recientes se creía que su uso decrecía, se ha mantenido estable: “Por desgracia, lo que aumenta es el consumo de cocaína”; sin embargo, continuó, los inhalables tienen un papel importante como drogas de inicio.

 

Reportes de los Centros de Integración Juvenil revelan que en el año 2002 se atendieron a 70 menores de 12 años (0.5 % de los casos totales), de los cuales el 70 % dijeron haber iniciado sus adicciones con inhalables, ello a pesar de no pertenecer a grupos de alto riesgo.

 

La especialista explicó su consumo dado que son sustancias baratas, disponibles en casa con posesión legal y sin consecuencias riesgosas; sin embargo, al ser neurotóxicos pueden producir muerte súbita entre niños no adictos que inhalan altas concentraciones en tiempos cortos, pues suelen provocarles arritmia cardiaca.

 

Silvia Cruz expuso que hay tres grupos de inhalables: nitritos, óxido nitroso (gas de la risa) y los disolventes industriales, como el tolueno, xileno, benceno, gasolina, además de aerosoles, resistol o thinner, utilizados en su mayoría por serigrafistas, pintores o zapateros.

 

La especialista explicó que la exposición a sustancias como el tolueno, en concentraciones bajas, de 100 partes por millón, en un límite máximo permisible no causa daños permanentes a la salud. Sin embargo, la exposición prolongada con fines intencionales aumenta la concentración hasta en 20 mil partes por millón, lo que puede acarrear la muerte.

 

 

 

El abuso de inhalables, aseguró la investigadora, produce una euforia inicial seguida por depresión persistente, mareo, náusea, deterioro del juicio, cambios en percepción, problemas de habla, alucinaciones en dosis altas y, en caso extremo, muerte súbita. Sin embargo, reconoció que los efectos neuroquímicos de los inhalables son un misterio: “Parecen depresores del sistema nervioso central, se asemejan a la intoxicación con alcohol, pero no se sabe a ciencia cierta, cómo funcionan”.

 

Hasta ahora se sabe, prosiguió, que los disolventes más utilizados tienen un mecanismo de acción celular parecido al del alcohol, que bloquea los receptores del sistema nervioso implicados en numerosas funciones cerebrales, como el aprendizaje, la memoria o los mecanismos de muerte neuronal, pero lo hacen con mucho mayor potencia.

 

Cruz Martín del Campo reconoció la necesidad de profundizar en los efectos crónicos del uso de inhalables, como pérdida de memoria, paranoia, depresión, dolores de cabeza recurrentes, claras perturbaciones del sueño, daño neurológico y neuropatía; además de los efectos por exposición prenatal, que podrían producir un síndrome fetal por inhalación de disolventes, caracterizado por niños con bajo peso al nacer, recurrencia de abortos, problemas respiratorios permanentes y retraso mental; “todo parecería indicar que sí habría un síndrome”, apuntó.

 

Actualmente, el Cinvestav investiga si la tolerancia a las sustancias tóxicas es metabólica en hijos de adictos a este tipo de sustancias, además de analizar las causas de la muerte súbita y la arritmia cardiaca; en tanto, finalizó la investigadora, es necesario sensibilizar a la población respecto de los riesgos reales de consumir inhalables para combatir este problema.

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

Silvia Cruz Martín del Campo, jefa del Laboratorio de Farmacodependencia del Cinvestav, explicó que el consumo de inhalables, sustancias caracterizadas por su volatilidad a temperatura ambiente y producir un estado alterado de conciencia en sus consumidores, se hace más evidente entre los grupos marginales.

 

Foto 2

Los inhalables fácilmente generan dependencia y son susceptibles de producir cambios en la conducta humana, aseguró Silvia Cruz, jefa del Laboratorio de Farmacodependencia del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav, en el Seminario Medio ambiente y salud, organizado en la Facultad de Medicina de la UNAM.